Educación

Más de 75.000 alumnos en riesgo de pobreza no reciben ninguna beca para seguir estudiando después de la ESO

La Fundació Bofill insta al Govern a invertir 455 millones para ayudar al 30% de los estudiantes económicamente vulnerables

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Un grupo de escolares jugando en el patio de su centro.

BarcelonaEn 2022 más de 75.000 alumnos catalanes en riesgo de pobreza no recibieron ninguna beca de apoyo para continuar estudiando después de la ESO. De hecho, según los cálculos de la Fundación Bofill, en Cataluña sólo el 16,9% de los jóvenes que siguen estudiando (pero no acuden a la universidad) obtienen una beca. Un porcentaje que va por detrás de la media española (23,4%) y de la proporción de niños y jóvenes en riesgo de pobreza que existe en nuestro país (31,7%). Esta desigualdad en cuanto al reparto de ayudas económicas es especialmente preocupante en esta etapa, ya que seis de cada diez alumnos que dejan los estudios lo hacen en los últimos cursos de secundaria y justo después de terminar la ESO.

Detrás de esta problemática hay varios factores, como el desconocimiento de estas becas, la complejidad burocrática y el hecho de que muchas gestiones deben realizarse por internet y las familias vulnerables tienen más difícil el acceso a un ordenador, o que los umbrales de las becas fijadas por el ministerio de Educación penalizan a las familias vulnerables catalanas. "El problema es que los niveles de pobreza son relativos a cada territorio, pero los umbrales son los mismos para toda España. No es lo mismo ser pobre en Cataluña que serlo en Andalucía, porque el coste de la vida no es el mismo. Por tanto, no es justo que se apliquen los mismos umbrales de renta en todas partes", lamenta el jefe de proyectos de la Fundación Bofill, Miquel Àngel Alegre.

Por otra parte, uno de los motivos de esta falta de ayudas es que Cataluña actualmente no tiene una política propia de becas de apoyo al estudio para la etapa postobligatoria (los alumnos que realizan bachillerato o grados de formación profesional) y, por tanto, depende de los umbrales que marca el gobierno central. Teniendo en cuenta estas carencias del sistema y el hecho de que los alumnos con pocos recursos económicos tienen cuatro veces más posibilidades de dejar los estudios de forma prematura, la Fundación Bofill insta al departamento de Educación a aprovechar que "próximamente" el Estado debería transferir las competencias de las becas de postobligatoria para repensar el sistema de becas educativo catalán.

Una beca automática y adaptada

Desde la Bofill critican que el gasto catalán en ayudas al estudio es de los más bajos de Europa. Según los cálculos de la Fundación con datos del curso 2020-2021, en Cataluña el esfuerzo de inversión en becas en la educación obligatoria y secundaria postobligatoria supuso el 3,4% del total del gasto público en educación. En cambio, en países como Bulgaria, Dinamarca, Países Bajos o Suecia este porcentaje de gasto sube por encima del 10%.

Para empezar a dar la vuelta a esta situación, los responsables del estudio proponen que Educación invierta 455 millones de euros en becas de apoyo al estudio para que en 2030 se pueda llegar al 30% de los alumnos de entre 3º de ESO y 2º de bachillerato o formación profesional que se calcula que están en situación de pobreza. Esta inversión incluiría un nuevo sistema de becas de continuidad basado en tres grandes ejes: una asignación económica modulable según la situación económica del alumno y su familia, un plan individualizado de orientación y una renovación automática de las ayudas para evitar que la burocracia sea una barrera para obtener una beca. Desde la Fundación han hecho llegar esta propuesta al departamento, aunque Alegre reconoce que "es un modelo pensado para propiciar un debate sobre el sistema de becas y que debe servir para que el departamento se ponga las pilas".

Propuesta beca + secundaria

La Fundación Bofill ha presentado un nuevo modelo de beca para reducir el abandono escolar desde un punto de vista social y económico basado en tres ejes:

Barrera económica

La beca tendría una asignación económica modulable en función del nivel de necesidades del alumno y la familia e incorporaría "mecanismos de incentivación para la mejora de los resultados educativos".

Falta de acompañamiento

Proponen que se cree un plan individualizado de orientación, bajo la responsabilidad de los centros educativos, en el que se plantee la participación de las familias en un acuerdo de acompañamiento a la escolaridad de sus hijos.

El problema de la burocracia

Cuentan que uno de los problemas es que por desconocimiento o por exceso de burocracia muchas familias no llegan a acceder a una beca. Plantean que la administración educativa analice directamente la situación de los alumnos con los datos académicos y medios económicos que constan en los registros administrativos.

También apuestan por que la renovación de las becas sea automática hasta el segundo curso de la educación postobligatoria.

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