¿Qué hacer mientras esperamos la inmunización contra el covid?

Las UCI reducen la mortalidad de pacientes graves mientras esperan la llegada de fármacos específicos

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XAVIER PUJOL GEBELLÍ
3 min
Una sanitaria, con todo el equipo de protección, trabajando en el Hospital de Santo Pau el mes de diciembre pasado.

BarcelonaAntivirales, antiinflamatorios y anticoagulantes. Y oxígeno administrado de maneras diversas. Y, claro, personal médico y de enfermería, además del de limpieza y otros profesionales. La fórmula viene a ser la misma hoy que en marzo de 2020, cuando arrancaba la primera ola de la pandemia. Sin embargo, ha habido cambios sustanciales que han hecho caer drásticamente la mortalidad en las UCI y que hacen que los especialistas miren el futuro con un optimismo moderado mientras no hace efecto la vacuna. La principal es el mayor conocimiento de la enfermedad y sus complicaciones. La segunda es la mejora de los circuitos asistenciales. Y la tercera, pero no menos importante, es la disponibilidad del equipamiento médico necesario.

Al principio de la pandemia, según explican los expertos de los servicios de urgencia, por no tener "no se tenía ni EPI", recuerda Rafael Máñez, jefe del servicio de medicina intensiva del Hospital de Bellvitge. "Ahora tenemos ventiladores, espacios y un conocimiento mucho mejor de cómo tratar las complicaciones derivadas de la enfermedad", detalla. Lo que siguen faltando son fármacos específicos para combatirla.

"El enfermo nos llega mucho mejor clasificado desde la atención primaria, y los circuitos hospitalarios se han redefinido", explica Benito Almirante, jefe del servicio de enfermedades infecciosas del Hospital de la Vall d'Hebron de Barcelona. Para el experto, la incorporación de los ambulatorios, en cualquiera de sus niveles, ha permitido una mejora sustancial del enfermo de covid. "El enfermo ya nos llega diagnosticado, lo que permite dirigirlo al área hospitalaria que le puede ofrecer el mejor servicio".

Volvamos al principio. ¿Qué tratamientos tenemos a disposición en caso de necesidad? "Antivirales, antiinflamatorios y anticoagulantes", recita Pedro Castro, responsable del área de cuidados intensivos del Clínic: "Básicamente, dexametasona y heparina, ambos de uso habitual en los hospitales desde hace décadas, y algún antiviral de resultado incierto". El gran caballo de batalla sigue siendo la falta de antivirales "bastante eficaces". La dexametasona es el antiinflamatorio de elección y se administra cuando el virus ha provocado la respuesta excesiva del sistema inmunitario, que se traduce en la inflamación de los pulmones; la heparina, también una vieja conocida, se da para evitar la formación de trombos, sobre todo en las piernas, y que viajen hasta los pulmones y provoquen una embolia.

Sin embargo, casi no hay antivirales nuevos en el mercado mundial. "Administramos remdesivir, pero sabemos que solo es efectivo en una fase precoz de la enfermedad", lamenta Máñez. El beneficio que aporta este medicamento es reducir pocos días la estancia en las UCI siempre que el estado del paciente no se haya deteriorado excesivamente. El resto, dice Almirante, continúa en fase de ensayo clínico, desde anticuerpos monoclonales específicos, como el que se administró a Donald Trump, hasta otras fórmulas como la del plasma convaleciente que investiga Grifols. "Ahora mismo hay más de 200 estudios en marcha sobre antivirales", explica.

Con todas estas herramientas más el oxígeno, que se aplica con mayor o menor intensidad dependiendo de las necesidades, las UCI han conseguido reducir la desesperante mortalidad del principio de todo, por encima del 80% de los que entraban, a una media de entre el 15% y el 20% actual. En la mayoría de los casos, pacientes por encima de los 70 años y con patologías previas. Para ellos, la muerte no llega tanto por virus como por las complicaciones asociadas, especialmente las sobreinfecciones bacterianas y, en menor medida, los embolismos causados por trombos. Para el resto de pacientes que ingresan en un hospital, el protocolo que se sigue actualmente, a pesar de ser pesado, ha permitido reducir la mortalidad, el tiempo de estancia y la aparición de complicaciones, celebran los especialistas.

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