Ocho de cada diez menores de 30 años viven con sus padres

El covid-19 hunde la emancipación juvenil en España hasta cifras del año 1999

Clara López Alcaide
4 min
La pandemia ha agravado el acceso a la vivienda y el mercado laboral de los jóvenes.

BarcelonaIrse de casa continúa siendo imposible para la mayoría de jóvenes. La precariedad laboral (paro elevado, contratos temporales y sueldos bajos) y las dificultades para acceder a una vivienda son los principales motivos que impiden a la población de entre 16 y 29 dejar el hogar familiar. Es la denuncia que ha lanzado este martes el Consejo de la Juventud de España (CJE), que ha presentado en el Congreso los datos del último informe del Observatorio de Emancipación Juvenil, correspondiente al último semestre del 2020. Según el documento, tan solo un 16% de los jóvenes españoles viven emancipados, la cifra más baja desde 1999 y que en el último año ha caído hasta tres puntos (desde el 18,5% a la cifra actual). El resto de jóvenes, el 84%, todavía vive con los padres.

Los datos recogidos constatan los efectos negativos de la pandemia en la edad de emancipación, pero el CJE asegura que la caída se registra desde la tormenta económica de la crisis financiera. "La emancipación residencial de la población entre los 16 y los 26 años fue en aumento hasta 2007 y desde entonces ha ido cayendo hasta el dato de este último informe, la más baja de los últimos 23 años", ha explicado el sociólogo Joffre López y autor principal del estudio. Los investigadores encuentran dos causas principales: la falta de estabilidad laboral entre la población más joven y el precio de la vivienda.

Catalunya, donde más jóvenes se emancipan

La comunidad autónoma donde los jóvenes tardan más en irse de casa es Cantabria: solo lo hace el 12% de su población de entre 16 y 29 años, seguida de Castilla La Mancha (12%) y Andalucía (15%). Por el contrario, destaca el caso de Catalunya, que registra la tasa de emancipación más alta de todo el Estado (18,6%), una cifra que los autores del estudio atribuyen a la capacidad del territorio para nutrirse de población joven del extranjero y de otros lugares de España. Las Islas Baleares se sitúan en segunda posición con un 17,6 % del total de su población que viven de manera independiente respecto de los padres, seguida de Extremadura (17,5 %), y todas ellas por encima de la media estatal.

A pesar de ser líderes en emancipación, tanto Catalunya como las Baleares destacan por los elevados precios del mercado de la vivienda que obligan a destinar buena parte del sueldo a cubrir los gastos del alquiler. Un joven asalariado catalán tendría que dedicar de media casi el 112% del sueldo -es decir más de lo que ingresa- al alquiler de la vivienda si viviera solo y el 66% para la cuota de la hipoteca. Una realidad que no se aleja mucho de la de las Islas Baleares, donde los jóvenes tienen que destinar el 111,2% de su capacidad adquisitiva a pagar el alquiler cada mes y el 93,8% por la hipoteca, en el supuesto de adquirir una propiedad. Además, las dos comunidades lideran el coste de acceso a una vivienda de alquiler para un trabajador de entre 16 y 34 años.

Poca regularidad en los ingresos

Los estragos del covid-19 se plasman sobre todo en la ocupación de los jóvenes: más del 30% están en el paro, una cifra que, en el caso de las personas de entre 16 y 24 años, se ensarta hasta el 40%. Además de las dificultades para acceder a un trabajo, también preocupan la duración y las condiciones de los contratos. Según el informe, más de la mitad de los jóvenes españoles ocupados disponen de un contrato temporal (52,1%). Así pues, remarcan los autores, la regularidad de los ingresos tampoco está asegurada: "Para que una persona se pueda emancipar tiene que tener una posición laboral estable; como ahora es difícil, es normal que se vaya posponiendo", ha apuntado López.

Los datos también se relacionan estrechamente con riesgo de sufrir pobreza. Según el estudio, del 2019, el 31,7% de los jóvenes estaban en riesgo de pobreza y de exclusión social. "En la España del siglo XXI, uno de cada tres jóvenes es pobre", ha denunciado la vicepresidenta del CJE, Margarita Guerrero, y ha exigido que "se visibilice" la precariedad "como un asunto social y no una cosa aislada" que afecta una minoría del colectivo. "La gente más joven solo ha vivido crisis y toda esta incertidumbre ha afectado a nuestras vidas, también a nuestra salud mental", ha concluido Guerrero.

Regulación del precio del alquiler

A la hora de acceder a la vivienda, el alquiler es la opción predominante. Ante la baja capacidad de ahorro, la compra de una vivienda deja de ser una opción para la mayoría de jóvenes, que tienen problemas para conseguir la entrada de una hipoteca, lo cual les lleva a optar por el alquiler. Concretamente, más de la mitad de los jóvenes que ya no viven con sus padres optan por esta fórmula (57,5%), pese al sobreesfuerzo económico que supone: de media, una persona que vive sola destina más del 91% de su sueldo al alquiler. En caso de que la persona alquilara una habitación compartida, tendría que destinarle un 28%.

La entidad ha denunciado la "crisis habitacional" que sufren los jóvenes y ha pedido a las administraciones que impulsen "una política de vivienda fuerte", que a la vez facilite la emancipación de los colectivos más jóvenes. "Tenemos problemas graves para llevar a cabo un proyecto de vida independiente respecto a nuestros progenitores", ha indicado el vicepresidente del CJE, Adrià Junyent, y entre varias medidas ha propuesto reformar la ley laboral, aumentar el salario mínimo y una regulación de los precios del alquiler "bien diseñada para las zonas tensionadas". Junyent ha propuesto destinar una parte de los fondos de recuperación a estas medidas y ha pedido más diálogo de la administración con los más jóvenes.

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