Salud

"Del 0 al 100, ¿cuánta ansiedad sientes ahora mismo?"

Investigadores del Clínico crean una apli que permite predecir si la persona puede tener un trastorno ansioso en el futuro

G.G.G.
4 min
Un psicólogo con una paciente a su consulta

BarcelonaVivir con un malestar continuo, con una sensación desagradable que, por ejemplo, no te deja dormir o andar tranquilamente por la ciudad, a menudo sin que haya ningún motivo aparente. Una de cada tres personas experimenta episodios puntuales de ansiedad en su día a día y se estima que al menos el 20% de la población mundial sufrirá un trastorno causado por la ansiedad a lo largo de su vida. La ansiedad es una reacción normal y saludable del cuerpo humano que se activa cuando se tiene que hacer frente a una amenaza o un peligro. Sirve para preparar el cuerpo para una situación que genera desazón y hay muchos ejemplos cotidianos, como los nervios antes de una entrevista de trabajo, pero también los pensamientos negativos provocados por tener que pasar ante un lugar o ver alguien que te trae malos recuerdos. La capacidad de tolerar la ansiedad es muy diferente para cada persona y, mientras algunas casi no son conscientes de que la viven, otros no solo sufren sudoración, aceleración del corazón o sensación de ahogo –los síntomas clásicos–, sino que, además, se sumen en una espiral de pensamientos terribles.

“Cuando esta reacción natural se activa en situaciones habitualmente no amenazantes o peligrosas o de manera persistente, hasta tal punto que interfiere de manera importante en la vida diaria, hablamos de un trastorno de ansiedad”, dice el psiquiatra y jefe del grupo Imagen de los Trastornos relacionados con el Estado de Ánimo y la Ansiedad (IMARD) del Institut d’Investigacions Biomèdiques August Pi Sunyer (IDIBAPS) Joaquim Raduà. Para determinar si una persona lo tiene, el psiquiatra tiene que pedirle su grado de ansiedad a lo largo de las últimas semanas a través de un cuestionario. Pero este método tiene varias limitaciones, porque se pide al paciente que haga una valoración mediana de su ansiedad, que habitualmente no es lineal ni en el mismo grado cada día, y porque se basa en una información retrospectiva que está muy sesgada por las emociones del momento, por los recuerdos de lo que ha pasado recientemente y que es poco representativo de cómo ha sido realmente el episodio ansioso.

"Se les pregunta cuántos días se han sentido preocupados las últimas dos semanas o las preguntas son difíciles de interpretar y los pacientes acaban respondiendo cualquier cosa que no tiene que ver con las preguntas. Además, es fácil que no se acuerden bien, que los peores episodios predominen y los extrapolen", explica Raduà. El psiquiatra defiende que el método tradicional para medir la ansiedad basado en cuestionarios está quedando obsoleto y es incompleto, puesto que no permite evaluar si las preocupaciones de cada momento eran leves o intensas, predecir si la persona tendrá ansiedad en el futuro y adaptar la atención a la necesidad del paciente. Por eso, defiende la medida de las emociones en el momento, "justo cuando se producen, en el contexto en el que se producen y durante varios días o semanas”. Y esto, apunta, se puede hacer fácilmente con un teléfono móvil.

Un método más completo

El equipo que lidera este psiquiatra del Hospital Clínico, uno de los más citados en todo el mundo en el estudio de los estados de ánimo y la ansiedad, ha desarrollado una aplicación para medir y valorar los niveles de ansiedad de sus pacientes de manera continuada a través de sus smartphones. Durante seis meses, la app ha permitido hacer un seguimiento de la evolución de este trastorno en un centenar de personas.

Los participantes tenían que responder varias veces al día a preguntas sobre su ansiedad. "Del 0 al 100, ¿cuánta ansiedad sientes ahora mismo?" Este es el mensaje que Pablo recibía un par de veces al día, con diferentes formulaciones y a diferentes horas, para que valorara su ansiedad diaria. También tenía que reportar qué sensaciones físicas acompañaban esta percepción ansiosa (por ejemplo, si tenía tensión muscular), si iba acompañada de pensamientos negativos y si lo respondía cambiando conductas, como evitar ir a lugares o rehuir de algunas situaciones.

En una escala en la que 0 es "nada ansioso" y 100 es "muy ansioso", Pablo casi nunca superaba el umbral de los 50 puntos. Antes, sin embargo, había sospechado que era una persona ansiosa porque sentía mucho malestar y una sensación desagradable cuando pensaba en el futuro. Es chileno, vive temporalmente en Barcelona y dice que intentaba anticiparse al futuro y que a veces se centraba más en lo que no había pasado que en el presente. "No es sencillo cuantificar o poner una cifra a la ansiedad, pero es interesante cómo te hace pensar. A veces tienes la percepción de que estás más ansioso, pero te das cuenta que no es constante. Es como si tuvieras a alguien que te hace ser consciente de tu estado en aquel momento", apunta.

Pico durante el confinamiento

La mayoría de los participantes fueron adherentes, es decir, respondían a las preguntas de la app regularmente. "La aplicación permite recoger datos de la intensidad de la preocupación, de su frecuencia y de cómo evolucionaba en el tiempo. Y esto es importante porque la ansiedad es muy dinámica, no se mantiene igual todo el rato. Estudiar la inestabilidad, los cambios repentinos o progresivos en el estado ansioso es muy útil”, apunta Raduà.

Los últimos dos años ha crecido la incidencia de la ansiedad y, también, del trastorno de la ansiedad, que ya era altamente frecuente, tanto para el tipo reactivo (personas que lo sufren por las circunstancias) como para el predispositivo (personas que ya lo sufrían o tenían otros tipos de trastornos de salud mental). Por ejemplo, la pandemia ha disparado un 128% las consultas en Catalunya por episodios de ansiedad y, de hecho, una parte de la recogida de datos para la app se hizo durante el confinamiento domiciliario, entre marzo y junio de 2020, cuando se registró un aumento significativo de la ansiedad (ved gráfico).

Evolución de la percepción ansiosa de los participantes en el estudio del Clínico-IDIBAPS durante los primeros meses de confinamiento.
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