Derechos reproductivos

"No todo vale para ser madre": el caso de Ana Obregón reabre el debate alrededor de los vientres de alquiler

La maternidad subrogada no es legal en España pero se puede hacer en otros países y registrar el bebé como hijo propio

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Una embarazada en una consulta en Ucrania, donde la gestación subrogada es legal.

BarcelonaLa imagen de Ana Obregón, de 68 años, saliendo en silla de ruedas de un hospital de Miami con un bebé en brazos que ha nacido mediante un vientre de alquiler ha causado sprpresa pero también ha sido cuestionada y ha reabierto, una vez más, el debate sobre la gestación subrogada.

¿Qué es la gestación subrogada?

El debate empieza ya con su denominación. Vientres de alquiler o explotación reproductiva es como lo llaman los que se oponen a ello y argumentan que llamarlo de otro modo es blanquearlo. Los que defienden esta práctica –en la que una mujer gesta el bebé de otra persona, o de una pareja– lo equiparan a una técnica más de reproducción asistida y consideran “insultante” hablar de vientres de alquiler. Cada vez más parejas o personas solas recurren, a pesar de su elevado precio –puede costar entre 50.000 y 200.000 euros en función del país–, a esta técnica, que no es legal en España pero sí se puede viajar a países donde sí lo es, como Estados Unidos, Canadá o Ucrania, y volver con el niño. Esto genera problemas para determinar quiénes son los padres legales del niño e inscribirlo en el registro.

¿Cómo funciona?

Antes del parto, la gestante renuncia a los derechos maternales y una sentencia judicial certifica la filiación de la criatura. Esto es lo que se hace en Estados Unidos. En otros países el padre, si es biológico, inscribe a su hijo como suyo y la madre tiene que adoptarlo después de la renuncia de la gestante. Hace más de 30 años que muchas de las subrogaciones se hacen en Estados Unidos, uno de los países con más garantías legales. Las agencias que lo gestionan ofrecen extensas bases de datos para elegir donante de óvulos y de esperma, si hace falta. Se elige de entre un detallado catálogo que incluye información que va desde su historial médico hasta el color de ojos o el nivel de estudios. En cuanto a la gestante, tiene que cumplir unos requisitos: tener hijos propios, haber superado un test psicológico y tener buena salud.

¿Cuál es la situación legal en nuestro país?

A pesar de que no es legal en España, las parejas o personas que han tenido un hijo mediante un vientre de alquiler en otro país pueden registrarlo aquí como hijo suyo. La socióloga y periodista Esther Vivas, autora del libro Mamà desobedient, considera que la gestación subrogada tendría que estar prohibida porque "no se pueden mercantilizar los derechos de las personas". "Formalmente está prohibida en España, pero se puede adquirir un bebé por gestación subrogada en otros países, así que de manera indirecta se permite esta práctica aquí", observa la periodista y socióloga. Según Vivas, los llamados vientres de alquiler son una práctica que "mercantiliza la capacidad reproductiva de la mujer y hace negocio a expensas de la capacidad gestante de las mujeres y a expensas de los derechos de una criatura".

Los problemas para tener hijos –sean físicos o estructurales– y las restricciones de las adopciones son dos de los motivos que explican el aumento de la demanda de la subrogación. A falta de cifras oficiales, las agencias que se dedican a ello calculan que ya han nacido entre 10.000 y 15.000 ciudadanos españoles por esta vía, más de un millar al año.

¿La maternidad es un derecho o un deseo?

El Observatorio de Bioética y Derecho de la Universitat de Barcelona se posicionó en su día en contra de la gestación por subrogación y considera que el deseo de ser padre o madre no se convierte automáticamente en un derecho.

Según Esther Vivas, hay que reivindicar "el derecho a ser madre siempre que no vulnere los derechos a terceros", como sí pasa, considera, con la gestación por subrogación. Vivas opina que los sectores favorables a los vientres de alquiler se han apropiado del derecho a tener criaturas, cuando así se quiere. "Y cuando este derecho no está garantizado, se convierte en un privilegio en manos de aquellas personas que se lo pueden permitir". Es decir, las mujeres con dificultades económicas difícilmente pueden acceder a la reproducción asistida, por ejemplo, que es mayoritariamente privada.

La psicóloga perinatal Paola Roig coincide con ella. "No tenemos derecho a ser madres: el derecho es el de las criaturas a ser cuidadas", dice Roig, que asegura que es "urgente" regular más estrictamente este punto en España: "No todo se puede comprar, no se pueden comprar bebés", sentencia. Vivas también deja claro que "no todo vale para ser madre". "Una mujer no puede ser madre a cualquier precio o a coste de vulnerar los derechos de otra mujer, como pasa con la subrogación, y los derechos de la criatura", argumenta. Y recuerda que las empresas que se dedican a la subrogación hacen negocio a expensas del deseo de las personas de tener criaturas. "No puede ser que se anteponga el deseo de unas personas sobre los derechos de otras".

¿Cómo afecta a la salud de la madre gestante y el bebé?

El Observatorio de Bioética y Derechos de la UB deja claro que, más allá de la "desacralización" social, el embarazo conlleva un impacto directo sobre el cuerpo y la salud de cualquier mujer. "Se producen cambios hormonales, cambios de hábitos, existen riesgos para la salud física y psíquica. Son, en definitiva, cambios importantes, los peligros y las complicaciones de los cuales no se pueden minimizar", apuntan en su informe. Desde la vertiente psicológica, Roig explica que el proceso del embarazo genera unas hormonas en el cerebro que predisponen a la madre a vincularse con el bebé y a la criatura con la madre. Con la gestación subrogada, argumenta, este vínculo biológico se intenta frenar de forma consciente y esto genera "malestar, dolor y sufrimiento en la madre" y en el bebé, "que también necesita este vínculo prenatal durante el embarazo para su desarrollo".

"El bebé también tiene unos derechos fundamentales y lo estás separando de la madre gestante al nacer, que es a quien él reconoce como madre", asegura Vivas. En este sentido, la psicóloga Paola Roig sostiene que hay evidencias de que la separación en el momento del parto genera un "impacto" sobre la díada madre-bebé. "El bebé está preparado para encontrarse con el cuerpo de la madre, que es lo único que conoce, el ruido de su corazón, su voz e incluso el calostro tiene un gusto parecido al del líquido amniótico. Y la madre también porque el embarazo y el parto te preparan para recibir al bebé. ¿Qué pasa, pues, con la madre que pare pero no recibe ningún bebé durante su postparto?", plantea la psicóloga. 

¿Tiene que haber una edad límite para poder ser madre?

Ana Obregón hará de madre de esta niña nacida por vientre de alquiler con 68 años, una edad que va más allá de los límites biológicos. Según Esther Vivas, sin embargo, el debate no es tanto la edad como el método a través del cual será madre. "Poner el foco en la edad es desviar el foco de la cuestión central, que es el negocio que hacen las empresas de reproducción asistida a partir del anhelo y el dolor de las personas", dice.

La psicóloga Paola Roig sí cree que la edad es un factor importante. "Cuando somos madres con 68 o 70 años, aparte de pensar si estamos preparadas para afrontar realmente todo lo que conlleva, también habría que pensar qué repercusiones tendrá esto en la vida del bebé -dice-. Habría que reflexionar: ¿Podré atender bien a este bebé? ¿Cómo estaré yo cuando este bebé tenga X años?". "¿Qué pasa con esta criatura?", se cuestiona Vivas sobre el conjunto del proceso. "¿Qué supondrá para su proceso vital saber cómo ha sido gestado y comprado?", añade.

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