Maternidad

"Normalmente se recomienda no hacer deporte hasta 40 días después del parto"

Las imágenes de la recuperación física de Cristina Pedroche tras ser madre generan críticas sobre cómo gestionar el postparto

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Cómo cambia el cuerpo Con el embarazo

BarcelonaEste fin de semana las imágenes del estado de forma física de la presentadora Cristina Pedroche tres semanas después de dar a luz a su primera hija han provocado miles de reacciones y opiniones sobre la forma de vivir las semanas posteriores a un parto. Pero ¿qué ocurre en el cuerpo de una madre en este periodo? ¿Cómo se vive el posparto? ¿Qué se recomienda hacer y qué no para recuperar la forma física? ¿Qué implica psicológicamente una etapa como esta? Se lo preguntamos a una obstetra, una psicóloga perinatal y una fisioterapeuta especializada en suelo pélvico.

Muchos cambios en pocos días

"Debemos tener en cuenta que en los 40 días que dura el posparto el cuerpo de una mujer debe revertir todos los cambios que ha sufrido durante 9 meses de embarazo", explica Elena Ferriols, doctora del servicio de obstetricia y ginecología del Hospital del Mar. "En estas seis semanas una madre debe expulsar todos los restos del embarazo, pero también experimenta cambios en el corazón, en los riñones, en la presión sanguínea, en los senos e incluso en el cerebro", insiste Ferriols, que explica que uno de los órganos que más debe cambiar es el útero: en pocos días pasará de ir de la parte baja del vientre hasta el pecho a encogerse para acabar ocupando 10 centímetros. Por lo que respecta al corazón, reducirá la cantidad de sangre que expulsa en cada latido, ya que durante el embarazo ha aumentado su capacidad para satisfacer las necesidades del feto. Lo mismo ocurrirá con los riñones, que reducirán de forma importante el filtrado de líquidos que habían soportado en los últimos meses.

A estos cambios internos hay que añadir las muchas alteraciones visibles que sufrirá el cuerpo de una madre que acaba de parir. "Entre las 24 y 48 horas después del parto, los senos sufren mucho", comenta Ferriols. Antes de subir la leche, los senos comienzan secretando el calostro (un líquido amarillento que contiene agua, proteínas, grasas e hidratos para el bebé), y a medida que el hijo mame, el pecho irá produciendo leche. "Todo este proceso, sumado al cambio hormonal, hace que el pecho crezca mucho y se vuelva duro. Además, si el bebé no se agarra bien, salen las grietas, que pueden llegar a ser muy molestas y dolorosas", afirma la doctora.

Uno de los cambios más evidentes después del parto es la pérdida de peso, aunque Ferriols advierte de que en ningún caso es inmediato. "En el parto la mujer pierde aproximadamente 6 kilos, si tenemos en cuenta el peso del bebé y la expulsión de la placenta y el líquido amniótico, pero normalmente la ganancia ponderal durante el embarazo es de entre 9 y 15 kilos. Esto tiene que perderse a medida que avanza el tiempo y muchas veces se alarga hasta más tarde del posparto". En este proceso interviene la pérdida de líquidos –muchas mujeres tienen que llevar una compresa durante las 4 o 5 semanas posteriores al parto– y también ayuda mucho la lactancia, aunque las grietas y los problemas derivados del amamantamiento hacen que muchas madres no puedan considerar esa opción. "Durante las horas posteriores al parto se pierde gran parte de la barriga, que ya no está dura porque no está el niño dentro, pero sí es cierto que la zona del abdomen queda blanda y con la piel estirada y eso tarda semanas en retirarse", detalla la doctora del Hospital del Mar.

Antes de hacer deporte se tiene que recuperar el suelo pélvico

El primer impulso para hacer frente a los cambios físicos sería hacer deporte, pero aquí los profesionales alertan de que es muy importante que el retorno a la actividad física sea progresivo. "Nosotros insistimos a las mujeres para que se muevan desde el principio dando pequeños paseos, pero recomendamos que no se haga deporte de impacto como ir a correr durante las primeras semanas, sobre todo porque hay una anemia postparto que no te permite realizar esfuerzos muy intensos", asegura Ferriols. "Normalmente, se recomienda no hacer deporte hasta los 40 días después del parto y, sin embargo, no se puede empezar a entrenar de forma habitual hasta que no se está bien del suelo pélvico", advierte la fisioterapeuta especializada en suelo pélvico y entrenadora personal Cristina Gómez.

El suelo pélvico es el conjunto de músculos y ligamentos que hay en la base de la pelvis y que tienen la función de sujetar el aparato digestivo, el urinario y el reproductor. Su recuperación fundamentalmente dependerá de cómo haya sido el parto. "En función de si el parto ha sido largo o no, de si se ha tenido que hacer mucha fuerza para empujar, o del instrumental que se haya utilizado, el suelo pélvico podrá estar debilitado o desgarrado. Además, si se ha hecho una episiotomía (una incisión para ensanchar la apertura de la vagina), también habrá cicatrices", detalla Gómez, que explica cómo dependiendo del estado de la madre se podrá empezar a realizar ejercicios de contracciones del suelo pélvico y activación abdominal o deberá optar por sesiones de fisioterapia pasiva hasta que la zona vaya reforzándose. "Hay casos en los que el deterioro del suelo pélvico provoca incontinencia urinaria o incluso fecal. Por tanto, hasta que no se aborda esta problemática es difícil empezar a ejercitar otras zonas del cuerpo", insiste la fisioterapeuta.

Y la pregunta del millón: ¿cuánto se tarda en poder hacer deporte de forma normal?: "Aquí no se puede hacer ninguna estimación. No es como una lesión de rodilla, en la que hay un protocolo que te dice: «En tres semanas podrás hacer esto.» Hay muchos factores que intervienen y uno de ellos es que normalmente es difícil que las madres tengan una continuidad en los entrenamientos porque deben dedicar gran parte de su tiempo al recién nacido. Eso hace que la recuperación pueda llegar a ser muy lenta", reconoce Gómez.

Una vez superada esta etapa, las prioridades más urgentes son las de realizar un trabajo físico abdominal y fortalecer la zona glútea y la pelvis. "Son esenciales para la estabilidad, para andar y, por lo tanto, para poder entrenarse. Y aquí también tienen un papel muy importante la parte del tronco y los brazos, que muchas veces no se tienen en cuenta y quedan muy afectados con la lactancia", asegura la fisioterapeuta, que explica cómo las posiciones que se adoptan para amamantar y para tener en brazos al bebé provocan un cierre de la parte delantera del tronco. Gómez también insiste en un hecho que ve habitualmente durante esta recuperación física: "Ninguna de las madres que vienen a entrenar llega diciendo «Quiero adelgazar» o «Quiero estar guapa». Lo que te dicen es «Quiero volver a encontrarme como antes»". Un objetivo que, según la doctora Ferriols, es casi imposible alcanzar: "El estado físico de una mujer embarazada nunca se recupera al 100%. Una mujer que ha parido tendrá diferencias que harán que físicamente nunca sea igual que una mujer que no ha sido madre".

Una montaña rusa hormonal

Y en ese "volver a encontrarse bien" juega un papel esencial el estado anímico y emocional de la madre, que, en parte, está condicionado por las hormonas. "Durante el embarazo se producen muchas hormonas que, una vez tiene lugar el parto, bajan radicalmente y con el amamantamiento vuelven a subir mucho. Esta montaña rusa hormonal no sabemos exactamente cómo afecta, pero sí observamos que, sin entrar en situaciones de depresión, las mujeres experimentan días más tristes después del embarazo", asegura Ferriols.

"Durante este período la mujer debe establecer un vínculo con el bebé y debe crear su identidad como madre. Esto provoca muchos miedos a no saber hacerlo bien o a no ser lo suficientemente buena", explica la psicóloga perinatal Paola Roig. Aquí también aparecen sentimientos de culpa, que, según Roig, van muy atados a la exigencia que aparece con la maternidad. Además, este reto y esos miedos se dan en un momento en el que la mujer debe reencontrarse con su cuerpo, que ahora vuelve a ser nuevo. "Es una situación comparable a los cambios físicos de la adolescencia. Cuando éramos adolescentes nos mirábamos en el espejo con cierta sensación de extrañeza y con el postparto ocurre lo mismo", asegura la psicóloga, que también añade que a esta situación, ya bastante complicada de por sí, se suma la presión estética que deben soportar como madres y también como mujeres.

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