Biología

Crean células madre de elefante, un nuevo paso en la búsqueda para "resucitar" al mamut

Los resultados podrían revelar por qué el cáncer es tan infrecuente en los paquidermos

Carl Zimmer
4 min
Un grupo de mamuts.

Cuando se fundó la biotecnológica Colossal en 2021, la empresa se fijó un objetivo que suscitaba escepticismo: diseñar genéticamente elefantes que presentaran pelo y otros rasgos propios del mamut lanudo, una especie extinta.

Tres años después todavía no hay criaturas parecidas a los mamuts paseándose por la tundra. Sin embargo, recientemente un equipo de investigadores de la empresa ha anunciado un avance destacable: la creación de células madre con la potencialidad de convertirse en cualquier tejido del cuerpo de un elefante. Sin embargo, los datos todavía no han aparecido en ninguna revista científica.

Eriona Hysolli, jefe de ciencias biológicas de Colossal, afirma que las células podrían contribuir a la protección de los paquidermos vivos. A modo de ejemplo, los investigadores podrían proporcionar óvulos de elefante en abundancia a los programas de reproducción.

Otros investigadores independientes también se muestran impresionados por las células, conocidas como células madre pluripotentes inducidas. Vincent Lynch, un biólogo de la Universidad de Buffalo que no ha participado en la investigación, explica que las células madre pluripotentes inducidas pueden ayudar a los científicos a aprender sobre la extraña biología de los elefantes y por qué desarrollan cáncer con tan poca frecuencia, entre otras cosas. “La posibilidad de estudiarlo con células madre pluripotentes inducidas es muy estimulante”, comenta Lynch. El descubrimiento "abre un mundo de posibilidades para estudiar la resistencia al cáncer", añade.

La manía por los mamuts

George Church, biólogo de la Facultad de Medicina de Harvard, empezó a intentar resucitar al mamut lanudo hace más de una década. En aquellos momentos los genetistas extraían ADN de los huesos de los paquidermos extintos y buscaban las diferencias genéticas existentes entre ellos y sus primos vivientes, los elefantes. Church argumentaba que, de ser capaz de modificar el ADN de un embrión de elefante, la criatura resultante presentaría algunos de los rasgos que permitieron a los mamuts lanudos sobrevivir en climas fríos.

Church, haciendo horas extra con Hysolli —que entonces era investigadora postdoctoral en el laboratorio del biólogo— y el resto del equipo, efectuó algunas investigaciones preliminares sobre la manipulación del ADN de los elefantes. Pero las limitaciones para obtener células de los paquidermos dificultaban mucho la búsqueda del grupo.

Por este motivo, los investigadores se propusieron autosuministrarse, inspirándose en el trabajo del biólogo japonés Shinya Yamanaka y su equipo, galardonada con el Nobel. Yamanaka descubrió una manera de echar atrás las agujas del reloj en células de ratón adulto para que, a efectos prácticos, se convirtieran en las de un embrión. Más tarde, con la combinación adecuada de productos químicos, estas células -células madre pluripotentes inducidas- podían convertirse en tejidos diversos, incluso en óvulos.

Los investigadores han generado células madre pluripotentes de otras especies, entre ellas, el ser humano. Algunos investigadores, por ejemplo, han producido aglomerados de neuronas humanas que emiten ondas cerebrales.

Sin embargo, las células de elefante han resultado ser mucho más difíciles de reprogramar. Lynch explica que llevaba años intentando crear células madre pluripotentes inducidas de elefante sin conseguirlo. Sospechaba que el problema tenía que ver con una característica extraordinaria de los elefantes: apenas desarrollan cáncer.

Una proteína anticáncer

Un simple cálculo aritmético indica que un gran número de elefantes debería sufrir cáncer. Sin embargo, la evolución ha dotado a los elefantes con una serie de defensas suplementarias contra esta enfermedad, entre ellas, una proteína llamada TP53. Todos los mamíferos son portadores de un gen relacionado con esta proteína, que hace que la célula se autodestruya si comienza a presentar señales de crecimiento incontrolado. Los elefantes tienen 29 genes relacionados con la TP53. Juntos, son capaces de aplastar agresivamente a las células cancerosas.

Quizás eran estas adaptaciones contra el cáncer lo que impedía que las células de elefante adulto se pudieran reprogramar para convertirlas en células madre pluripotentes. Los cambios que se producen en la célula podrían ser similares a las etapas iniciales del desarrollo de un cáncer, por lo que se autodestruirían.

“Sabíamos que la p53 sería un obstáculo importante”, comenta Church. El biólogo y sus colegas intentaron superar el reto obteniendo células frescas de elefante asiático, una especie amenazada. Pese a no poder extraer muestras de tejido de los animales, sí pudieron obtener el cordón umbilical de crías de la especie.

A continuación, los investigadores crearon moléculas destinadas a bloquear la producción de todas las proteínas p53 de las células. Y combinando este tratamiento con el cóctel de Yamanaka y otras proteínas, lograron generar células madre pluripotentes inducidas de elefante.

Colossal aún aspira a cumplir su objetivo más grandioso: “resucitar al mamut lanudo”. Hysolli y sus colegas tienen previsto modificar algunos genes de las células madre, cambiando secuencias propias de los elefantes por secuencias características del mamut lanudo. Esto les permitirá averiguar si las modificaciones provocan cambios en las mismas células. Con esta estrategia, explica Hysolli, podría crearse un aglomerado de células de elefante del que creciera pelo de mamut, por ejemplo.

Lynch se muestra escéptico en relación con el objetivo último de la empresa. Esgrime que el hecho de modificar unos pocos genes en un elefante vivo es muy diferente de resucitar a sus primos extintos. “No sabemos prácticamente nada de la genética del comportamiento complejo –comenta Lynch–. ¿Y si acabáramos teniendo un elefante asiático peludo que no supiera sobrevivir en el Ártico?”.

stats