Atípico Espacio Gastronómico: cocina tradicional con una mirada moderna

Pere Rossell es propietario, director, jefe de sala y el que haga falta dentro de un proyecto distinto en la amplia propuesta gastronómica del Maresme. Puede parecer un hombre orquesta, pero la realidad demuestra que sin un gran equipo detrás nada es posible. Xavi y Jaume en la cocina y Núria con Pere en la sala trabajan duro para sacar adelante un restaurante de cocina creativa que aprovecha todas las virtudes de la cocina tradicional para ofrecer una propuesta muy bien encontrada.

El Atípic Espai Gastronòmic está a pie de la concurrida N-II, pero junto al restaurante hay un paso de peatones con semáforo y justo frente a un gran aparcamiento. No hay excusa para no ir. Una vez en el sitio es la hora de probar lo que nos ofrecen Xavi y Jaume. Iniciamos la comida con una ensalada rusa con anguila ahumada que le da un punto diferencial muy meritorio, unas croquetas de pollo asado que están en todas las mesas y un cruasán de tártaro de salmón con rúcula. El inicio es muy esperanzador y más cuando llega el bollo de mantequilla con tártaro de gambas y huevo frito de codorniz y el tataki de atún rojo con salsa teriyaki, kimchee de fresas y sobao pasiego pasado por la plancha.

En la carta de vinos hay propuestas muy destacables como la que nosotros elegimos: El Vuelo de Noche de 2017 de la Bodega U MES U. Un vino fresco y potente elaborado con la uva de los viñedos más destacados de la bodega: Mas Moió, de la variedad samsó, y la Plana del Bou, de garnacha tinta, ambas situadas en Font-Rubí, en el corazón del Penedès.

Continuamos con un carpaccio de ternera con salsa de pesto rojo y parmesano y unos canelones de pularda con salsa Perigord, crema de calabaza y sin bechamel. Desde la cocina del Atípic le dan la vuelta un poco a los tradicionales canelones de toda la vida. El final llega con una receta atípica de uno de los clásicos de la cocina catalana: tripa con cabeza y pata y mayonesa de piparras. El resultado es asombroso y muy destacable. Como colofón catamos una fantástica versión del Pantera Rosa, el histórico pastelito de Bimbo, con crema de vainilla y chocolate rosa.

Entre el café y el gin-tonic conversamos un rato con Pedro. “Calella es una villa entre Mataró y Blanes y cerca de Girona. Queremos ayudar a reavivar a una población que fue el centro de un turismo emergente de los años cincuenta pero que hace ya varias décadas que ha perdido el esplendor hotelero. Trabajamos para convertirnos en un referente gastronómico en la comarca.” Hace un año y siete meses que el Espacio Gastronómico Atípico está abierto y poco a poco la gente les va apoyando. Pedro tiene dos obsesiones: esforzarse al máximo cada día para encontrar el mejor producto posible con un precio razonable y de destacar las virtudes de su equipo. Nosotros somos testigos del talante y la profesionalidad de Xavi, Jaume, Núria y Pere. La buena cocina y el buen trato son piezas indispensables para disfrutar de una gran comida.

Unir las virtudes más innovadoras y las tradicionales de la cocina mediterránea tiene su complejidad, pero en el Atípic Pere ha sabido que confluyan sin hacer muchos inventos. En Calella hay un restaurante informal para pasar un buen rato compartiendo platillos de toda la vida con una mirada original.