Ni un día en casa

Can Ugal, la nueva La Masía de las Corts

Un elegante restaurante, de cocina catalana elaborada, con producto de máxima calidad e ideal para compartir

Juli, Victor y Adrián con una ensaladilla en la sala del restaurante
  • Dirección : calle de Berlín, 19 (Barcelona)
  • Carta : catalana elaborada
  • Obligado : tarrina de pies de cerdo, puré de apio y cebolla confitada
  • Vino : bodega amplia con muchas referencias
  • Servicio: profesional, atento y eficiente
  • Local : espacio elegante con dos pisos (y reservado)
  • Precio por persona : 50 € con vino

Paseando por el barrio de Les Corts de Barcelona, ​​entre hoteles, bloques de viviendas y otras edificaciones de la sociedad actual, todavía se puede encontrar algún tesoro urbanístico construido hace un puñado de años. El más emblemático es La Masía del Barça, levantada en el siglo XVIII, junto al Camp Nou, donde hasta el año 2011 se alojaban las jóvenes promesas del club que se formaban como futbolistas y como personas. Lo conoce perfectamente Víctor Pardo, que dieciséis años atrás llegó a jugar con el juvenil B del Barça y curiosamente ahora, desde hace medio año, es quien dirige de forma magistral la cocina de Can Ugal, la nueva La Masia de les Corts . Un elegante restaurante, de cocina catalana elaborada, con producto de máxima calidad e ideal para compartir. El aspecto no es el de una masía, pero sí lo es el espíritu: cocina tradicional de nuestra casa en un local reformado de la calle Berlín, en el espacio del antiguo Lagunak, que invirtiendo sus letras y catalanizado ahora da nombre al nuevo restaurante.

Estamos en la mesa preparados para el espectáculo gastronómico, pero no podemos evitar fijarnos en el pequeño cuadro que hay colocado debajo de la escalera que da acceso al piso de arriba. Es una foto firmada del expresidente del Barça, Josep Lluís Núñez, vestido con una americana oscura y una corbata granate, con los brazos cruzados y sonriendo. Cuenta Víctor que fue el primer regalo que hizo a Kike Mas, socio del restaurante junto con Alex Martín, “porque al principio sólo miraba la cáscara y siempre quería recortar”, recuerda aún sin aguantar la risa. Y así es como empieza nuestra comida, mientras Juli Mascali, el jefe de sala, inicia la botella de Vinyes Velles de Samsó, un montsante excepcional que nos ha recomendado para combinar de inicio con los entrantes: un buen plato de hervor blanco y pan con tomate; anchoas del Cantábrico; ostras núm. 2; croquetas de jamón ibérico; ensalada rusa de atún y huevo frito con puntilla (chipirones); tornillos guisos con tomate, butifarra del perol de Cal Rovira y tocino; y el trinchado que nos ha añadido para degustar uno de los nuevos platos de temporada.

El talento de Víctor en los fogones no nos viene de nuevo, porque ya lo conocemos de La Bonaigua (su restaurante de Sant Just Desvern que es referencia en el territorio), pero es admirable como en poco tiempo ha superado el miedo y los dudas que le creaba diferenciarse del restaurante familiar para dar una vida gastronómica brillante a Can Ugal, con la ayuda imprescindible de Adri, Adrián de Gregorio, el jefe de cocina actual. Hacemos espacio en la mesa para los segundos: lechones a la brasa con chimichurri y patatas fritas; tarrina de pies de cerdo, puré de apio y cebolla confitada; mejilla de atún bluefin en el priorato con crema de patata en el azafrán, y una costilla de vaca que se deshace en la boca y que afortunadamente se digiere aún mejor. Sólo nos queda compartir dos postres: el flan de vainilla con nata montada al momento y la tostada de Santa Teresa con helado de crema catalana. Dos, hasta que Álex nos obliga a añadir el imprescindible pan con chocolate, aceite y sal. Otra maravilla.

Cuando Hansi Flick llegó a Barcelona para entrenar al Barça, el primer restaurante que pisó fue Can Ugal. Un amigo en común de Múnic le recomendó que fuera a ver a Víctor y su equipo, y el técnico alemán no dudó ni un segundo. Flick descubrió así la nueva La Masía de Les Corts, donde el futuro también es prometedor y está plenamente asegurado.

stats