El radar suculento

Melós, el nuevo restaurante de Barcelona que combina territorio, confort y alegría

Miquel Pardo, del CruiX, abre un nuevo restaurante diseñado para subir el listón al Eixample

Los platos del paso de Origen del restaurante Melós.
20/11/2025
3 min

El cocinero Miquel Pardo le conocimos por su restaurante CruiX de la calle Entença. La cosa lleva años funcionando a pleno rendimiento, con una clientela fiel, aunque tiene una cocina muy pequeñita. Por eso Pardo tenía en mente abrir otro local que le permitiera explotar del todo su creatividad. Así es como nace el restaurante Melós, ubicado en la calle Mallorca 303 en el mismo lugar donde estaba el bar en vinos El Tros. Es de agradecer que los anteriores propietarios no hayan traspasado el local a alguien que quisiera hacer el enésimo local de brunch.

Melós es un restaurante más gastronómico, para hacer uso del término que se utiliza en el sector. Y podrá dar muchas alegrías en el futuro, puesto que dispone de varios espacios con los que se podrá jugar a medida que el proyecto crezca. En primer lugar, una entrada en forma de bar, y donde hay juegos de mesa bien visibles para que podamos distraernos. Luego le sigue una sala sobria y elegante. En las paredes hay unas láminas preciosas. Son del pintor Joan García Ripollés. Miquel Pardo bromea que ha empezado a cobrar la herencia del padre, que es quien las compró. Debe ser un hombre con un gusto exquisito. En la sala también vemos la bodega a través de una puerta de cristal. Está lleno de pequeñas joyas. Si caminas y pasas de largo de la sala te encuentras en medio de la cocina. No existe ninguna separación. Todo fluye. Allí Pardo ha podido permitirse tener el equipamiento que no cabría en modo alguno en su primer restaurante, y entonces se llega al patio. Un clásico trozo del interior del Eixample. Hay plantas aromáticas y mesas y sillas para los comensales que quieran disfrutar de este oasis al inicio o al final de la comida. Y quién sabe si en un futuro, hacer la comida entera cuando haga más calor. El local, por cierto, también puede tener terraza en la calle. Una matricela de posibilidades.

El cocinero Miquel Pardo en el restaurante Melós.
El plato de codorniz del restaurante Melós.

La mandarina de casa

Pero venga, comemos. Pardo comienza con un caldo y un embutido de conejo para darnos la bienvenida. Continúa con un conjunto de mossos en homenaje a Cataluña. Es la serie que llama "Territorio". Un paso inspirado en el empedrado, otro en la tortilla del Pirineo, una torta de pimiento escalivado y anchoa, que recuerda a la torta de recapte. Y un plato de acelgas a la catalana. Luego vendrá el segundo, que lleva por nombre "Origen". Allí se ha inspirado en Onda, su pueblo de Castelló. Y aquí vale la pena que nos paremos un momento en la vajilla, hecha por el ceramista Ximo Safont, también de Onda. Vemos tradición, los colores de sus baldosas, pero versionadas para un restaurante como éste. En otros platos también veremos vajillas extraordinarias, como una terrosa hecha por Piel Cerámica, de Castelldefels.

Volvemos a la teca, los platos de Origen son de los más exitosos sobre todo por su ingrediente principal: la aceituna, que aparece en varios formatos y que ya era del interés del cocinero en su anterior restaurante, y la naranja. El menú va evolucionando, pasamos por el paso de "Guatlla: vida y muerte", un nombre poético para un plato de temporada. Como también lo es la seta de castaño. La parte salada del menú termina con un arroz con cigalas. No podía ser de otra forma, el cocinero tiene la mano rota. Nunca perdemos de vista quién es y de dónde viene, y así llegamos al postre. En primer lugar, un postre cítrico que no puede llamar más la palabra casa. Básicamente, lleva la mandarina del patio de sus padres. De éste no habrá mucho tiempo porque, como comprenderán, la producción es limitada. Por último, acabamos con un bocado dulce muy exitoso inspirado en la horchata con fartones. El menú corto vale 90 euros, y el largo 120. Los platos descritos están presentes en ambos.

La bodega tiene 220 referencias, y una gran oferta para copas, de hecho hay 27 opciones. Es de aplaudir cuando los restaurantes captan el pulso de los tiempos y dignifican el vino a copas. Para Pardo es importante que la aproximación del restaurante sea muy humana, aunque tenga características de alta restauración. Quiere que sea un lugar de "territorio, confort y alegría". Un paso previo antes de abrir el tercer formato con el que siempre ha soñado, un restaurante para hacer buenos arroces.

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