Centenario

El restaurante centenario de Falset donde puedes comer pies de cerdo a la catalana, meloso de ternera y buñuelos de bacalao

Es el Hostal Sport y tiene una carta especializada en vinos de la DOQ Priorat y la DO Montsant, con un total de doscientas referencias

Rafael Domenech, sentado en una de las mesas más deseadas del Hostal Sport
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FalsilloRafel Domènech Jordà (76 años) está sentado en las mesas del vestíbulo del Hostal Sport de Falset (c. Miquel Barceló, 6) y saluda a los que van entrando para comer. Es el mediodía de un día entre semana, y él lleva horas trabajando. Ahora está repasando lo que tiene apuntado en su libreta de números. En el comedor interior, en un salón amplio, luminoso, las mesas están vestidas con servilletas de cuadritos de colores distintos. Hemos pedido para almorzar una de las mesas que tocan en los grandes ventanales, por donde se filtra la luz de Falset tamizada por la vegetación de los jardines del Hostal Sport. La camarera nos comenta que son las más solicitadas del restaurante.

Los pies de cerdo a la catalana, tal y como los prepara el Hostal Sport

Miro la carta y me encuentro con los grandes clásicos que han hecho conocido el Hostal Sport durante un centenar de años: el bacalao frito con judías del ganchillo, tomate y ajos; los canelones de cola de buey, de tamaño XXL; las mejillas de cerdo a la catalana, rellenas con ciruelas, pasas y piñones; los arroces y, por supuesto, los buñuelos de bacalao (de tamaño generoso y mucho relleno) y el meloso de ternera, que es un guiso que levanta pasiones y también debates: por qué llamamos meloso cuando queremos llamar mejillas de ternera. También encuentro un apartado para la cocina prioratina, y no falta la tortilla con zumo, que se hace con frijoles y espinacas. Mientras me decido por los buñuelos y el bacalao frito, Rafel me cuenta que esta Navidad la hostal cumplirá 101 años. "Mi bisabuelo, Jaume Jordà Capdevila, lo inauguró el día de Navidad, y desde entonces ha pasado de padres a hijos hasta llegar a la cuarta generación, que es mi hija, Marta". En la familia, los hombres han tenido un papel importante, pero también las mujeres: “Mi padre murió cuando tenía 42 años en un accidente de coche, cuando iba a Madrid a reclamar como alcalde que el castillo de Falset fuera propiedad del pueblo y no de la Iglesia”. Así que fue la madre quien continuó con el hostal sola, y después con su hijo mayor, Rafael.

El conejo con caracoles, otro de los guisos de llamada

De los tiempos antiguos recuerda que la expresión "trabajar de sol a sol" era real. “Por supuesto que lo era, y nosotros la vivíamos, porque en el hostal hacíamos resopons para los campesinos”. ¿En qué consistían? Cuando el campesino terminaba el jornal en la tierra, cuando el sol se había puesto, iba a su casa a cenar, y luego salía para jugar a cartas con sus amigos. Es entonces cuando se pedían los guisos que preparaban en el Hostal Sport.

También le vienen a la cabeza los domingos por la tarde, cuando la gente se reunía para escuchar la radio y, años más tarde, para mirar la televisión. "Éramos el centro social, y venía gente de todas partes". Cuando dice que el Hostal Sport era un centro social lo amplía, porque los autobuses de la Hispano Igualadina dejaban los paquetes para los vecinos de la comarca en el hostal, y después los vecinos pasaban por allí. El hecho de que esté abierto todos los días del año, con todos los festivos incluidos, ha ayudado a que así fuera.

Guisos y cocina prioratina

Cuando el padre de Rafael murió en el accidente de coche fatídico, recuerda que la sala del comedor lo estaban construyendo. “Fuimos a buscar a un diseñador de Barcelona, ​​Carlos Ojinaga, con estudio en la calle Via Augusta de Barcelona, ​​y recuerdo que las lámparas costaron una fortuna”, dice Rafael.

Sobre los platos, los guisos son los que tienen mayor salida, asegura. También el bacalao, "el pescado del Priorat" y de todas las comarcas del interior. Y en la carta también hay platos de verdura, casera, tal y como la haríamos en casa, recién hervida y con un buen chorro de aceite de oliva extra virgen. Rafael conoce bien la cocina, porque la estudió en la Escuela de Hostelería de Madrid, donde adquirió también los conocimientos de sala y gerencia de restaurantes. Ahora bien, explica que actualmente todo ha cambiado mucho. “Antes teníamos mantel blanco, impoluto, y los cambiamos por los de cuadritos porque la gente quedaba impresionada cuando los veía, y pensaba que sería un restaurante caro”. Aún hay más cambios. “Está de moda ir a picar algo por comer, y no tanto hacer primero, segundo y tercer plato. De hecho, a veces pensamos sacar también este mantel”.

Con cien años de historia, el Hostal Sport las ha visto de todos los colores. Atrás queda el sufrimiento por el incendio de septiembre de 2007, que dejó irrecuperables los cubiertos y la porcelana. Ahora, la mirada está puesta en el futuro. Rafael tiene un nieto que es cocinero, y una hija que tiene el compromiso de que un día será ella quien estará al frente. Y que así sea otros cien años.

Para conocer cómo hacen el pollo a la catalana, mirad el vídeo en este enlace

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