La Tartarería: la excelencia hecha tartar
Este restaurante situado en el centro de Barcelona es una joya gastronómica que trabaja con producto crudo y de calidad
Basta con haber viajado un poco para saber que el nivel de la restauración en Cataluña es de otra dimensión. Hoy os presento un ejemplo de un restaurante que en Nueva York habría lista de espera de semanas para ir. Ellos en cambio, aparte de hacer un menú degustación alucinante, mantienen una fórmula de mediodía para que los clientes habituales no dejen nunca de ir siempre que quieran. Algunos repiten cada semana, lo que es perfectamente comprensible. Con todos ustedes: La Tartarería.
Situada en la calle Muntaner número 26, cerca de Gran Via, es un restaurante céntrico con un ambiente agradable. Como les decía, La Tartarería ofrece dos fórmulas, todas ellas basadas en un plato de éxito: el tartar. Ahora bien, no se confundan, aquí no hay tartar de salmón con aguacate. Encontraréis un restaurante gastronómico que dominan las técnicas a la perfección y hay un nivel de detalle digno de las personas que han pasado por restaurantes de prestigio. Utilizan ingredientes de primerísima calidad, y se nota tanto en los sabores como en las texturas.
Si empezamos por la opción más sencilla, la del menú de mediodía, tiene un precio de 25 euros y consta de un primero, un segundo y postre. Con pan y bebida incluidos. Ahora bien, este menú comienza con deliciosos aperitivos, que ponen el listón muy arriba. Como explicaba, el cuidado en el detalle es excelso. En mi caso fueron un buñuelo de tartar de mejillones y setas y una cazuelita con bonito y hinojo. Aparte, el pan, que llega calentito y hay de cereales y blanco, lo sirven con dos mantequillas, una de aceite de oliva y otra de miso. En muchos casos, con la calidad del pan ya sabrías decir cuál es el nivel de exigencia de un establecimiento.
Si vamos a los platos para escoger, por poner algún ejemplo, primero podríamos hacer un tartar de dorada con espárragos verdes y crème fraiche, de segundo una merluza con alcachofas (el único plato que no es un tartar y que tiene una cocción muy ligera) y un postre de frutos rojos, cremoso cítrico y merengue. Este menú permite añadir platos, que mucha clientela reclama, un bollo de tártaro de gambas y mayonesa de cabezas, por ejemplo, o una ostra. O por un pequeño importe de 3 euros, elegir de segundo el clásico steak tartar de vaca vieja (normal o ahumado). Si probáis el menú de mediodía, como hace tanta gente en comidas de trabajo o personas que comen solas en este oasis de calma, os pasará que querréis probar el menú degustación. Será inevitable. Y ahí es donde el chef, el portugués Pedro Silva, realiza una exhibición de talento y destreza.
Para entender el concepto del restaurante hay que conocer a la pareja que hay detrás. Tere Sánchez y Pedro Silva se conocieron trabajando. Han pasado por un montón de lugares y los mejores hoteles del país. Tere tiene uno de esos talentos naturales para la sala. Impregna el restaurante de un ambiente cálido, confortable, nada estirado pero muy correcto. Es evidente que tiene mucho oficio y hace que parezca fácil. Fue ella quien tuvo la idea de abrir un restaurante en el que el tartar fuera el hilo conductor de la comida cuando un verano muy caluroso toda la clientela del establecimiento donde trabajaba pedía steak tartar para cenar. Ella lo preparaba delante del comensal, mientras todos los compañeros de cocina no tenían trabajo. Vio el potencial del plato, y llegando a casa le dijo a su compañero y cocinero si sería viable. ¡Y vaya, si lo es, de viable!
Una de las gracias del menú degustación es que se os olvidará que es crudo. No es un menú repetitivo, al contrario. Carabinero, vieira, lubina, cigala, pez mantequilla, pato, el clásico de vaca vieja... Mezclados con otras texturas y en presentaciones cuidadosas y bonitas. Apto para prácticamente todos los públicos que tengan el morro fino, es un menú equilibrado que funciona perfectamente como cena porque se digiere bien. Ofrecen dos menús degustación, que lo que varía es su longitud y precio. Uno vale 60 y el otro 75 euros. Desde mi punto de vista es un excelente regalo. Si tenéis un compromiso es de los lugares que te harán quedar bien segurísimo.
Aparte de la excelencia, la artesanía es el otro factor que impregna el proyecto. Pedro Silva corta a mano todos los ingredientes con precisión, porque cada uno tiene unas necesidades específicas. Es un chef perfeccionista e imaginativo que conjuntamente con el dominio de sala de Tere han encontrado el equilibrio de ingredientes perfecto.