Literatura

Cristina Araújo Gámir: "El 100% de las víctimas de violación se sienten culpables"

Escritora, autora de 'Mira a esa chica'

5 min
Cristina Araujo Gámir

BarcelonaNo es nada fácil leer Mira a esa chica (Tusquets Editores), la novela de Cristina Araújo Gámir (Madrid, 1980) ganadora del XVIII Premio Tusquets de novela. No lo es porque mientras lees te estremeces y te indignas. También te angustias porque sabes que puede pasar y que ha pasado muchísimas veces. Su protagonista, Miriam, se encuentra en una etapa vulnerable y difícil, la adolescencia, cuando sufre una violación en grupo. Araújo, que vive en Frankfurt, consigue que el lector se ponga en la piel de Miriam, pero también que reconozca muchas cosas de su entorno. En la novela está la vida que tenía Miriam antes de la violación, lo que pasa en ese portal oscuro y sus consecuencias. Hay también luz al final del túnel. La autora conserva recuerdos muy vivos e intensos de su adolescencia que la han ayudado a zambullirse en el mundo de su protagonista.

Te pones en la piel de Miriam, pero no escribes en primera persona, te diriges a ella, como si la observaras.

— Me di cuenta de ello después. Había leído hacía poco Hermana mía, mí amor, de Joyce Carol Oates, que se basaba en un hecho real, el asesinato de una niña que participa en concursos de belleza, y está escrito en segunda persona. Cuando lo dejaba me daba la sensación de que lo había escrito en primera persona, porque todo era muy íntimo. La idea del libro se me ocurrió rápidamente, cogí un cuaderno y empecé a escribir, y directamente me salió en segunda persona. En ningún momento quise imitar a Carol Oates, pero quizás me influyó en este aspecto. Cuando me di cuenta me gustó esta aproximación, porque me permitía relatar cómo continuamente Miriam se juzga a sí misma, sobre todo después de la violación. Hacerlo en segunda persona también me facilitaba mostrar la disociación que se produce cuando alguien es víctima de un hecho traumático. En tercera persona habría sido todo demasiado frío.

¿Cómo te surgió la idea de escribir sobre una violación en grupo?

— Siempre tengo muchas ideas en la cabeza sobre las que quiero escribir, pero la primera semilla fue la lectura de los protocolos de los hospitales sobre violaciones, cómo se actúa inmediatamente después. Me impactó mucho por la crudeza y dureza de todo. El hecho de que, cuando estás en shock, tengas que pasar por todas estas pruebas y que meses después sigan los controles y la medicación por posibles infecciones. Y después hubo todo el tema de la Manada y su eco mediático. Como todo el mundo empezó a hablar y a decir toda clase de cosas, empecé a pensar también qué sucede cuando eres víctima de una violación y todo tu entorno empieza a hablar de ello. Cómo te puedes sentir, a quién se lo explicas y a quién no. Quería escribir un relato muy detallado. Las noticias no acostumbran a tener continuidad y muchas veces me gustaría saber qué pasa con las víctimas cuando ya no están en el foco mediático.

El retrato que haces de Miriam, porque hay una parte importante anterior a la violación, cómo se relaciona con su entorno y sus complejos, es sumamente detallado y veraz. ¿Cómo te has documentado?

— Me interesaba explicar la evolución del personaje y me servía que pasara por todo lo que pasa antes de la violación y que fuera como es. Está acomplejada y le hacen bullying y esto le crea un rechazo a las otras chicas al principio, por todo lo que le ha sucedido. Cuando eres pequeño el mundo a veces también es pequeño, vas a la escuela del barrio, siempre con la misma gente. Puede haber mucha presión en el instituto. No puedes ser ni alto ni bajo, ni tener las orejas grandes, tienes que hacer todo lo posible para pasar desapercibido. Es como si no pudieras fallar. Cuando llegas a la universidad todo es más relajado, hay mucha más tolerancia. Quería que Miriam pasara por todo esto y también llegara a la universidad. Si Miriam hubiera sido una chica pudorosa y con muchos amigos quizás no se habrían producido muchas de las reacciones que relato en el libro.

Los violadores ni siquiera son conscientes de que han cometido una violación y hay personas del entorno que tampoco creen que fue una violación.

— Leí muchos escritos en primera persona de chicas que habían sido violadas, y algunas cosas que pongo las he sacado de ahí. Había chicas que explicaban que sus amigos se apartaron de ellas. Quería tocar todos los palos, explicar todo lo negativo que le puede pasar a una víctima de violación.

Hay detalles que también recuerdan la violación de la Manada, que se produjo en los Sanfermines de 2016.

— Sí, fue un caso que me impactó mucho e inspira algunas cosas de las que hablo en el libro, como el hecho de que le pusieron un detective a la víctima y explicaron que vieron cómo estaba con unas amigas unos días después. Y como estaba disfrutando de la compañía de las amigas, pues se lo debía de haber inventado todo. ¡Y qué se supone que tienes que hacer! ¿Encerrarte en casa y dar vueltas y más vueltas a lo que ha pasado? Si los psicólogos aconsejan precisamente salir, intentar distraerse y recuperar la vida anterior.

Miriam se siente culpable y no reacciona con ira. Hay un momento en el que dice que no quiere oponer resistencia a la tristeza.

— Me leí un libro gordísimo con un montón de estadísticas sobre violaciones. Ponía que el 100% de las víctimas se sienten culpables. No importa si sales un día a las cuatro de la tarde vestida de monja, vas a un lugar muy concurrido y te violan. Quizás pensarás que no habrías tenido que salir de casa justamente en ese momento. Quería explicar todas las fases del trauma: la ansiedad, la depresión, el miedo, cómo lo va procesando. El 70% de las víctimas de violación se quedan paralizadas. He leído mucho sobre psicología evolutiva, hay animales que, como defensa y de manera inconsciente, también se quedan paralizados, se hacen los muertos para evitar que los ataquen.

En el libro también tienen un peso importante las relaciones que ella establece y cómo evolucionan, sobre todo con las chicas, y cómo se solidarizan.

— Cuando escribía dudaba mucho. Escribí muchas más páginas porque intentaba justificar a Miriam, por qué era tan dura con las otras chicas o por qué piensa que le acabarán haciendo daño, este miedo a que la traicionen. Quería que el lector lo entendiera. También quería hablar del después, porque el mundo no se acaba en el instituto, explicar que el mundo es amplio, que puedes conocer a muchísima gente, sobre todo cuando llegas a la universidad.

Hay un esfuerzo para entender a Miriam y su entorno: amigos, amigas, madre... Obviamente, hay mucha más distancia con los violadores.

— Cojo las sentencias y lo que dijeron los violadores de la Manada en el juicio. Había un par de frases que me sonaron tan terribles y repugnantes que las puse tal cual. El resto lo he cambiado un poco. En las sentencias puedes leer entre líneas, no tan solo por lo que dicen sino también por cómo lo dicen, como el hecho de que pensaran que no habían hecho nada. Con los amigos de Miriam no he querido hacer juicios. Hay una frase que me dijeron el otro día que me gustó: son personas en construcción. Es una edad difícil y complicada, creo que ellos también intentan un poco sobrevivir.

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