Arte

Perejaume hace brotar una cruz en la Sala de Reflexión de Antoni Tàpies

La instalación 'Hacer voltear una cruz' en la UPF inaugura las jornadas sobre arte y espiritualidad en la obra de Picasso, Tàpies y Miró

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Perejaume en la Sala de Reflexión de Antoni Tàpies, en la UPF. Arriba, el fragmento de la cruz

BarcelonaEn el discurso de investidura como doctor honoris causa por la UB en 1988, Antoni Tàpies afirmó que el arte “se ha encontrado siempre como un pez en el agua en el mundo de la introspección espiritual, de las grandes simbologías, de los valores del inconsciente y sobre todo de muchas experiencias místicas y religiosas”. Y que el arte había reencontrado "sus fines originarios y su razón primordial de existir" después de quedar liberado de la función documental y mimética. Pocos años después del discurso de la UB, titulado Arte y espiritualidad, esta introspección estalló en su obra con la Sala de Reflexión de la Universidad Pompeu Fabra, inaugurada en 1995. “Ante los excesos de agitación, de dispersión mental y de los innumerables cultos a realidades falsas a las que estamos sometidos en las sociedades actuales, me ha parecido muy oportuno contribuir a crear un espacio y unas imágenes que favorezcan el recogimiento, la concentración y, en definitiva, un mejor acercamiento a nuestra verdadera naturaleza”, explicó entonces Tàpies.

Este martes, la Sala de Reflexión ha recibido a otro artista, Perejaume. Su instalación Hacer voltear una cruz consiste, tal y como dice Perejaume, en “la colocación de uno de los fragmentos que se conservan de la segunda cruz de Pedracastell [obra del arquitecto Lluís Domènech i Montaner] en la misma posición ya la misma altura en que estaba en la cruz original”. “El fragmento se expone sostenido por cuatro puntales estampidos en las paredes, en el techo y en la viga que atraviesa la capilla y ante la gran campana de la pintura de Antoni Tàpies”, explica.

La primera cruz se erigió sobre la colina de Pedracastell de Canet de Mar en 1901. Medía 12 metros de alto, era de estilo neogótico, y estaba hecha con piedra de Montjuïc. “El 26 de diciembre de 1926 un temporal de nieve y viento aterrizó la cruz. Un año después se erigió una segunda cruz idéntica pero más reforzada. El 24 de julio de 1936, la segunda cruz fue dinamitada por los milicianos revolucionarios. Algunos trozos de esta cruz se conservan incorporados en dos altares laterales de la iglesia de Canet de Mar”. En los años cuarenta, en Pedracastell se plantó una tercera cruz de madera que fue sustituida en 1953 por la cruz de hormigón actual, obra del arquitecto Isidre Puig i Boada, “mucho más alta y dura en todos los sentidos” dice Perejaume. “Este brotar y morir de cruces hace exactamente el efecto de una cruz que tumba y que gira sobre un mismo punto”, subraya el artista. “Siempre que me han obsesionado las montañas con una cruz en lo alto, que es una manera de decir que la tierra muere en cada cima –explica Perejaume–. Sobre la colina de Canet, lo sube y baja de cruces parece representar una cruz que voltea cómo voltean las campanas”.

Perejaume señalando el lugar donde ha instalado la cruz en la Sala de Reflexión de la UPF.

La presentación de Hacer voltear una cruz ha sido el acto inaugural de'Arte & Espiritualidad. Jornadas sobre arte y espiritualidad en la obra de Picasso, Tàpies y Miró, organizadas en el Año Tàpies por la Universidad Pompeu Fabra, con la colaboración de la Fundación Antoni Tàpies, la Fundación Joan Miró, el Museo Picasso y la Escuela Superior de Música de Cataluña (Esmuc). La presencia del Esmuc se debe a que las jornadas incluirán varios conciertos. Los directores académicos son la profesora del departamento de Humanidades de la misma universidad, Victoria Cirlot, y el crítico de arte y ensayista Manuel Guerrero. Para Cirlot, la Sala de Reflexión, que es como una capilla laica, es un espacio todavía desconocido por el gran público, y toma “una nueva vida” con la intervención de Perejaume.

Un espacio meditativo y con el profundo aura de un artista

Las jornadas durarán hasta el viernes. La de este martes y la del miércoles están dedicadas Antoni Tàpies: este martes Emily Braun, profesora Hunter College and the Graduate Center, ofrece la conferencia Contemplando el muro. Tàpies y Estados Unidos. 1953-1978, y Xavier Melloni, jesuita y doctor en teología, habla deEl silencio, un bien necesario. También este martes, el arquitecto Jordi Garcés, el autor del espacio de reflexión de la Sala de Reflexión, recuerda cómo se desarrolló el proyecto. “El espacio del silencio meditativo toma una posición discreta y anónima, pero precisa, bajo uno de los cuarteles y está unido al eje de circulación por un corredor perpendicular ya la máxima distancia, coincidiendo, por tanto, con los límites del edificio, la fachada, y en consecuencia con disposición de captar luz natural en su interior utilizando el instrumento seriado existente: las ventanas”, explica Garcés en un texto que, como todos los de las jornadas, será publicado en número de la revista Engramma dedicado a Tàpies.

Garcés recuerda cómo Tàpies dio “un aura” al espacio “con su personalidad tan apropiada para esta misión de arte y espiritualidad abstractas”. Fruto de la colaboración de Garcés y Tàpies hay detalles como “unas paredes grises obtenidas por el tratamiento arenado aplicado para eliminar un precipitado y erróneo enyesado, con un resultado de ala de mosca obtenido con la colaboración del azar que fue un soporte agradecido para posteriores signos añadidos y fondo adecuado para las piezas artísticas colocadas”. También, el techo blanco, el suelo de arpillera y el prisma de madera que hace de base a la escultura Serpiente y plato; la entrada de hormigón de gran grosor y poca altura para “obtener el efecto sorpresa, hacia arriba, cuando se entra”, y la puerta corredera de cristal transparente para poder ver el espacio aunque esté cerrado. Los signos alfabéticos de Tàpies que hay pintados en la puerta reflejan su universo artístico y, al mismo tiempo, sirven para que la gente se dé cuenta de que hay un cristal y no tope.

Perejaume en la Sala de Reflexión de Antoni Tàpies en la UPF.

La jornada del miércoles incluirá estas conferencias: La huella en la obra de Tàpies: entre la materialidad y la espiritualidad, de la investigadora asociada del CRIMIC Martine Heredia; Una nada de inagotable secreto, del poeta y ensayista Alfonso Alegre Heitzmann; El proyecto Quantum, del artista Susy Gómez; una conversación entre el artista y escritor Antoni Llena y Manuel Guerrero, y la presentación del número 212 de la revista Engramma, dedicado a Antoni Tàpies, con la directora Monica Centanni, la directora de la Fundación Antoni Tàpies, Imma Prieto, y las editoras de este número, Victoria Cirlot y Ada Naval.

La visión espiritual de Miró y la mortuoria de Picasso

Las jornadas continuarán el jueves y el viernes en la Fundació Joan Miró y en el Museu Picasso, respectivamente. El jueves, Maria Josep Balsach, profesora y directora de la cátedra de Arte y Cultura Contemporáneos de la UdG de Girona, analizará La contemplación y la transfiguración en la obra de Joan Miró, y la crítica cultural y comisaria Mery Cuesta se adentrará en los Eventos celestes y terrenales en la constelación visual mironiana. La clausura consistirá en una acción artístico-musical de Fito Conesa.

El viernes, el Museu Picasso acogerá las conferencias del arquitecto y profesor del Etsab Enric Granell (Juan Eduardo Cirlot, estudioso de Picasso, Miró y Tàpies) y del también profesor de Etsab Pedro Azara (La imagen de la muerte en la obra plástica de Picasso). Por último, Victoria Cirlot, Manuel Guerrero y el director del Museo Picasso, Emmanuel Guigon, harán la clausura de las jornadas.

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