Arte

El retratista de la reina de Dinamarca enamorado de Barcelona

El artista danés Lars Physant, establecido en el Eixample, expone en la muestra en homenaje de la monarca

'Alegoría de la creación. Decoupage', de Lars Physant
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BarcelonaLa vida del pintor danés Lars Physant (Copenhague, 1957) cambió cuando llegó a Barcelona a mediados de los 90. Hacía años que soñaba con instalarse en Roma, pero la vida en la capital catalana le cogió por sorpresa, le cautivó, y se quedó: “Tengo un profundo respeto por Roma, pero Barcelona, que es igual de mediterránea, es una ciudad más contemporánea, más enfocada en el presente y en el futuro –asegura Physant a l'ARA–. Instalarme en Barcelona marcó mi pintura claramente y empecé a trabajar con contrastes de luz y color más fuertes”. Aun así, mientras que en su país es un artista famoso, en Barcelona no tiene todo el reconocimiento que le gustaría tener, aunque han escrito sobre su obra autores como Rafael Argullol, Pere Gimferrer, Vicenç Altaió y Arnau Puig.

Ahora Physant vuelve a estar de actualidad porque uno de los retratos que hizo a la reina Margarita II de Dinamarca, concretamente el inacabado Estudio del rostro V con el 'Petit danseur sur fond rouge' de Henri Matisse, se puede ver en la exposición titulada Imágenes de una reina, que el Museo Nacional de Historia de Frederiksborg inauguró hace una semana para homenajear a la monarca después de su repentina abdicación.

'Estudio del rostro V con el 'Pequeño danseur sur fond rouge' de Henri Matisse', de Lars Physant.

Physant, que empezó a retratar a la familia real danesa hace más de una década, también es conocido por otros retratos de la reina Margarita II más grandes y a veces con un tono más oficial. Pero sea como sea, estas obras tienen un rasgo poco convencional: en vez de tela, están pintadas sobre fragmentos de madera en relieve. Y en el caso de los retratos de gran formato, el cuadro es fruto de la unión de distintos fragmentos. "Me siento honrado de formar parte de este homenaje", subraya el artista, que considera el retrato como el género más exigente de la pintura figurativa. “Estudio del rostro V es muy especial –dice–, porque la reina tiene los ojos fichados en unas tijeras que quedan fuera de campo, con las que está trabajando en el decoupage [recortable] que se puede ver en un mayor retrato que le hice, titulado Alegoría de la creación. Decoupage. Para mí es un estudio muy íntimo que revela la intensa vida interior de la reina, y es importante porque en la versión definitiva decidí modificar completamente el rostro, ¡porque necesitaba encontrarme con los ojos!”. Esto significa que debajo de la capa visible de la pintura hay una versión similar del rostro aún más elaborada. En cuanto al tema de los recortables y las referencias a Matisse, se deben a que es la disciplina artística favorita de la reina, siendo el artista francés el máximo exponente.

Asimismo, Lars Physant guarda un buen recuerdo de haber pintado la reina Margarita II en vivo: “El proceso de creación de ambos retratos se desarrolló intensa y felizmente en dos espacios del Castillo de Fredensborg: la sala donde la reina lee y escribe, y el taller de arte. Conversamos mucho, hubo un intercambio de ideas continuo. Hice todo un viaje por la historia del país en el que nací, y el encuentro con la reina fue muy estimulante, porque es una persona brillante que hizo que intentara superarme en todos los sentidos”, dice Physant.

Cuatro autorretratos de un conjunto de dieciséis de Lars Physant.

Un pintor clásico y al mismo tiempo atrevido

El empeño de Physant es que sus retratos sean fruto de la introspección y la interacción con el modelo, en vez de una imagen que pueda ser más superficial. Le han calificado de ser un pintor clásico, por cómo ha asimilado el legado de artistas como el danés Vilhelm Hammershøi, el estadounidense Andrew Wyeth y maestros catalanes como Ramon Casas y españoles como Diego de Velázquez, Francisco de Goya, Joaquín Sorolla y Antonio López. Al mismo tiempo, Physant es visto como un artista contemporáneo conectado con la actualidad y que plantea los límites de la percepción y el reto de representar la realidad en toda su complejidad.

Por todo ello, Physant inventó hace más de una década el "método sinestésico de los cuatro temperamentos", dos de cuyos referentes son la pantalla fragmentada en múltiples imágenes de la película de Peter Greenaway Las maletas de Tulse Luper y la Sinfonía núm. 2 en sí menor, op. 16 Los cuatro temperamentos de Carl Nielsen. Con este método, Physant quiere "comprender la complementariedad psicológica que crea la empatía entre las personas". Lo ha logrado autorretratándose e inmortalizando sus modelos con expresiones que corresponden a la teoría antigua de los cuatro temperamentos: el sanguíneo, el colérico, el melancólico y el flemático. "Sencillamente, hay que tener en cuenta que estas obras piden más tiempo al espectador, porque debe hacer confluir la percepción de, por ejemplo, doce pequeños cuadros, cada uno de ellos como un universo, y al mismo tiempo todo el conjunto lleva el espectador a un multiverso", concluye el artista.

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