Arte

Esto que ves en CaixaForum es un paisaje (o no)

Barcelona acoge la gran exposición sobre los lugares comunes y la actualidad del paisajismo

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'Timefall (Anarras)', de Karlos Gil

BarcelonaUn paisaje quizá sea el sinónimo de una experiencia estética memorable. También puede ser un respiro de los rigores de la vida en las ciudades. O una amenaza, porque una de las funciones primordiales de la arquitectura es protegernos de la intemperie. Y para los artistas ha sido una fuente inagotable de inspiración, como puede verse a partir de este miércoles y hasta el 1 de septiembre en la exposición del CaixaForum de Barcelona Horizonte y límite. Visiones del paisaje. Se trata de una nueva versión, reformulada y más amplia, de la muestra que ocurrió antes por Valencia y Madrid. "Esta es la exposición final, la gran exposición", afirma Nimfa Bisbe, directora de la colección de arte contemporáneo de La Caixa y comisaria de la exposición junto a la investigadora Arola Valls.

La mirada al paisaje ha cambiado a lo largo de los años, y así lo demuestran los artistas que recogen de forma ineludible los estragos que el hombre provoca en la naturaleza: el Nube IV de Anne Imhof que existe en la introducción de la exposición es sublime como un cuadro romántico y, al mismo tiempo, tóxico. "Podría ser de un gran incendio o de una explosión atómica", apunta Bisbe.

'Nube IV' de Anne Imhof
'El problema de los tres cuerpos'

La exposición incluye cerca de 80 obras de una cuarentena de artistas, de nombres consagrados nacionales e internacionales como Patricia Dauder, Tacita Dean, Ignacio Aballí, Joan Fontcuberta, Miguel Barceló, Andreas Gursky, Bleda & Rosa, Andrea Galvani, Luc Delahaye, Oriol Vilanova, Daniel Steegmann Mangrané, Perejaume, y Cristina Lucas. La "semilla", dice Obispo, es la colección de arte contemporáneo de La Caixa, y la han complementado con préstamos de artistas y otras instituciones. El recorrido está dividido en cuatro ámbitos planteados a partir de la misma colección: La ficción del paisaje, La vivencia del paisaje, La naturaleza enmarcada y El impacto humano en la naturaleza.

'Tebes, oeste', de Andreas Gursky.

"Los artistas han representado el paisaje de formas muy diversas. Actualmente, sobre todo con las técnicas digitales, han creado paisajes totalmente inventados. Es una línea que ha crecido", explica Bisbe, por delante de Paisaje de la seguridad: billete de 200 euros, de Joan Fontcuberta. Como indica el título, la retahíla de islotes que protagonizan la imagen son fruto de forzar un programa informático diseñado para interpretar mapas introduciendo la imagen de un billete de 200 euros en vez de datos cartográficos. En cambio, Julius von Bismarck hizo lo contrario: por hacer Paisajismo [cantera] pintó a rayas una zona rocosa de Lanzarote y después la hace fotografiar. Y Dionís Escorça y Albert Merino convirtieron una copia de un paisaje decimonónico de José Nogué en una videoinstalación sobre el problema de los tres cuerpos de Kepler. Los tres astros que se ciernen por el paisaje convertirían la vida en "caótica e inestable", dice Obispo.

'Coll de Pal-Cim del Costabona', de Perejaume.

Buscar los rastros de un terremoto más de 50 años después

En el ámbito de la experiencia del paisaje se puede ver un trabajo de Perejaume que deja un sabor amargo por razones que no tienen que ver con la obra: a Cuello de Pal-Cim del Costabona, Perejaume llevó la galería de arte a la naturaleza en vez de imágenes de paisajes a una sala de arte. Por eso, pintó la planta de la desaparecida galería Joan Prats en la cima del Costabona. Esta sala diseñada por Josep Lluís Sert en la Rambla de Cataluña de Barcelona no estaba catalogada, y una marca de ropa náutica la destruyó hace unos años para instalarse, y poco después se marchó a otro local.

También se puede ver cómo el artista londinense Hamish Fulton transforma sus caminatas en unas pequeñas esculturas de madera, y la película de Patricia Dauder Insulana (2021), que rastreó los estragos del terremoto de 1957 en la isla de Faial, en Azores. "Juega con la imagen para intentar representar los movimientos de la Tierra", dice Obispo. El impacto humano en la naturaleza quita las orejas en esta parte con las imágenes turísticas de Andreas Gursky, con Tebas, oeste, y Oriol Vilanova, con Atardeceres desde..., una obra hecha con cientos de postales de puestas de sol, las que más envían los turistas. La naturaleza enmarcada refleja cómo artistas y fotógrafos como Miquel Barceló, Joan Hernández Pijuan e Hiroshi Sugimoto acotan la percepción del territorio. Otro de los artistas representados en este ámbito, Carlos Irijalba, fue mucho más radical: Pannotia (Ribera) consiste en muestras de estratificaciones obtenidas en sondeos geotécnicos en la comarca navarra de la Ribera.

'Pannotia (Ribera)', de Carlos Irijalba
'Un puñado de tierra', de Miquel Barceló

La clausura de la exposición es impresionante: entre el impacto humano en la naturaleza se encuentran las fotografías de Sophie Ristelhueber de los tanques abandonados en el desierto de Kuwait durante la guerra del Golfo (1991). El artista colombiano Miguel Ángel Rojas aborda otra batalla, la lucha contra el narcotráfico: Santa 2 recuerda cómo las fumigaciones de glifosato para erradicar los cultivos de torta acabaron no sólo con las plantas sino con todo el ecosistema. En vez de una brizna de un rayo de esperanza al final del recorrido, las comisarias no aflojan: la obra de Karlos Gil Timefall (Anarras), fruto de una convocatoria de producción de la Fundación La Caixa, consiste en un ecosistema vivo puesto en una urna de vidrio, sometido a un proceso desarrollo acelerado, que representa "la reconquista de las ruinas de la humanidad por parte de la naturaleza" , como dicen en el catálogo. "Eso devuelve a la categoría de paisaje el entorno que el hombre ha desnaturalizado", concluyen.

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