Crítica de cine

'Kinds of kindness': ¿por qué hablamos de cariño cuando queremos decir sumisión?

Emma Stone y Jesse Plemons protagonizan este peculiar 'autorretrato' de Yorgos Lanthimos

2 min
Emma Stone en la película 'Kinf of kindness'.
  • Dirección: Yorgos Lanthimos
  • Guión: Yorgos Lanthimos y Efthimis Filippou
  • Estados Unidos, Reino Unido e Irlanda. 165 minutos
  • Con Emma Stone, Jesse Plemons, Margaret Qualley y Willem Dafoe

Las cosas claras: nadie necesitaba una película como Kinds of kindness… excepto Yorgos Lanthimos. El cineasta griego rodó este filme durante el largo proceso de postproducción de Pobres criaturas (2023), una obra dominada por la interpretación de Emma Stone, el brillo de los diálogos escritos por Tony McNamara y un espectacular diseño de producción. Quién sabe si, abrumado por esta suma de talento, Lanthimos fue dando forma con Efthimis Filippou, su coguionista de confianza desde los días de Canino (2009), a un proyecto paralelo en el que nadie pudiera confundir su mirada autoral con el trabajo de equipo. Por eso, Kinds of kindness, estrenada en Cannes, parece sobre todo el soplo de un director –como el que haría un gato– que no está dispuesto a que la caricia de Hollywood le cambie el temperamento.

Esta reafirmación de las esencias se despliega como un tríptico sobre la entrega llevada hasta las últimas consecuencias. En la primera historia, un hombre deja que su jefe dicte hasta el menor detalle su intimidad. En la segunda, un policía paranoico hace peticiones cada vez más extremas a su mujer para que ésta demuestre su cariño. Y, finalmente, conocemos dos acólitos de un culto con la misión de encontrar una mesías que, teóricamente, puede resucitar a los muertos. El mismo conjunto de actores (en los que destaca Jesse Plemons, que sí en Civil war bastaba con una sola escena para hacer estragos, aquí eleva al cubo los matices de inquietud y patetismo) interpretan a los personajes de cada capítulo, dejándose guiar por los designios retorcidos del demiurgo Lanthimos, que acaban petando inevitablemente en actos de violencia absurda en que la devoción no es otra cosa que la sombra de la sumisión; una forma de poner a prueba “los límites del control”. De hecho, si no fuera porque ya lo utilizó Jim Jarmusch hace unos años, éste es el título que realmente le ocurriría a una película que tendrá más de autorretrato de lo que Lanthimos estaría dispuesto a admitir.

stats