Miriam Garlo i Álvaro Cervantes: "Ver un cine entero aplaudiendo en lengua de signos es muy emocionante"
Estrenan 'Sorda'

BarcelonaImpulsada por el éxito reciente en el Festival de Málaga y su paso por la Berlinale, Sorda llega este viernes a los cines convertida ya en una de las películas del año. Eva Libertad retrata una historia de amor preciosa, que se transforma cuando la pareja decide tener un hijo. El hecho de que ella sea sorda y él sea oyente -extraordinarios Miriam Garlo y Álvaro Cervantes, premiados en Málaga- lo condiciona todo: la reacción de los abuelos, de los amigos, incluso de los médicos, y vuelve a colocar a la protagonista en la eterna lucha contra las barreras de la sociedad. ¿Cómo se comunicarán los padres con su hija? La directora logra que la sensación de vulnerabilidad traspase la pantalla en las situaciones más tensas —como la escena del parto— y con algunos sorprendentes juegos sonoros. Miriam Garlo, hermana de la directora, es la primera actriz sorda que protagoniza una película española y Sorda es la primera película del estado del todo accesible para sordos. Hagamos la entrevista con la ayuda de un intérprete de signos para firmar mis preguntas; aunque Garlo lee los labios y habla perfectamente, siempre firma las respuestas.
El título, Sorda, es muy directo. En un momento en que llegan al cine personajes y realidades hasta ahora silenciadas, ¿era el momento de que la sordera saliera del armario?
— Miriam Garlo: Sí. La situación que ahora mismo tiene la comunidad sorda en España es todavía de mucha discriminación, mucho retraso, mucha falta de accesibilidad. Se ha normalizado el hecho de que las personas sordas son invisibles y deben trabajarse para que no lo sean. Esperamos que esta película ayude y empecemos a tomar decisiones para cambiar la situación. El título es muy importante. Es en mayúsculas, a lo grande, porque históricamente se nos ha llamado "sordos" como algo negativo y en esta película nos reapropiamos de la palabra, que tenía un punto de vista peyorativo, y la colocamos en un lugar de empoderamiento.
La pareja protagonista está formada por una sorda y un oyente. En la película, los padres de ella parecen felices por haber encontrado a un novio oyente. ¿Lo viven como un éxito?
— MG: Yo no lo veo como un éxito, sino que sienten la necesidad de tener el control sobre el vínculo con la hija. Quieres que el yerno sea oyente porque tú eres oyente y la confianza será más fuerte. Si el compañero también es sordo, pueden hacer un mundo particular y propio donde tu inclusión como progenitor puede ser más difícil, ya quien le va a costar más es a ti como oyente.
El corazón de la película es el momento en el que aparece la criatura. Lo que sería un camino de felicidad es más bien de angustia porque la pregunta de fondo siempre es si será oyente o no.
— MG: Para Ángela, la preocupación es que la criatura esté sana. Que sea sorda u oyente no es un problema. Pero claro, cualquier madre lo que quiere es un vínculo fuerte y consolidado con su criatura. Por tanto, está en el ambiente ver qué pasará y cómo reaccionará tanto la madre como el padre.
— Álvaro Cervantes: A Héctor evidentemente le da miedo que su hija sea sorda pero, por otra parte, también lo acepta. Al igual que la pareja funciona, si tienen una hija sorda pondrán todos los medios para que esté bien y sea feliz.
¿En ese momento se resquebraja algo?
— Á.C.: Empiezan a verse las turbulencias que pueden llegar, porque hasta ese momento habían quedado en una burbuja y una armonía perfecta. Empieza a aflorar la individualidad.
— MG: No se rompe nada, pero sí que la situación hace que empiece un poco la desconexión entre los dos personajes, como en cualquier pareja, esto puede ocurrir y la situación puede ser otra. Una pareja de amor consolidado, fuerte, requiere mucho cuidado continuo y mucho feedback por estar entendiéndose en todo momento.
Los futuros abuelos ven el embarazo como un problema. ¿Los sordos deben batallar siempre contra el paternalismo?
— MG: Todos los días, todo el rato. Debemos estar siempre adaptándonos a la sociedad y entendiendo siempre la situación de los demás. Ocupamos el lugar que la sociedad nos dice que nos pertenece, que siempre está un poco por detrás, en la parte final de la cola.
Ángela ve que podría repetirse el trauma de la dificultad de comunicación que arrastra ella con su madre.
— MG: Sí, ese trauma está ahí, es inevitable que lo tenga y no quiere que vuelva a pasar otra vez con su criatura. Pero lo que le duele a Ángela es que, de nuevo, tenga que volver a lidiar con la situación de enfrentarse a una sociedad oyente que le va diciendo "no eres buena madre porque eres sorda" y la sitúa en una situación de pobreza, deuy, qué lástima. Todo esto es algo que a ella le ha generado mucho dolor.
¿Por qué los padres están obsesionados con los audífonos?
— MG: Es una situación que se da y que, en mi opinión, tiene que ver con falta de información. Por lo general se aconsejan los audífonos para que te faciliten la vida y te ayuden, y ya está: hay una solución porque consideramos que hay un problema y que se puede evitar. Pero no es esto. Cada persona sorda es un mundo y tiene su propia sordera. La tecnología no nos vale para todas igual, hay a quien los audífonos le duelen, le molestan, hay personas que prefieren llevar un implante, algunos no llevamos nada porque la tecnología no nos puede ayudar y preferimos ir libres. Todo es respetable y todo es comprensible desde la tolerancia. En la película, los padres no saben mucho, no conocen a su hija como creían, y consideran que el audífono pone fin al problema.
En su caso personal dejó de oír a los siete años y...
— MG: A los dos años pierde la audición y eso quiere decir que ella es todavía prelingüística, no tiene el castellano incorporado. Por eso su dicción es muy diferente a la mía. Libertad y yo lo pensamos mucho, para poder tomar distancia y enseñar que las actrices sordas hacemos un trabajo de construcción de personaje, al igual que los compañeros oyentes. Porque se pone en duda: cuando se ve una discapacidad en el cine, cree que no estamos actuando. Y nada que ver, aquí hay un trabajo muy importante, por ejemplo, para encontrar esa voz.
Empezó a firmar a los treinta años. ¿Por qué tan tarde?
— MG: Cada situación es totalmente distinta. En mi caso, mi familia lo ha hecho lo mejor que ha podido, pero les faltó mucha información, así les aconsejaron. Lo prioritario fue que yo me formara, que estudiara y que me sacara la carrera, que evolucionara en el ámbito académico. No tuvo prioridad el aspecto personal, la autoestima, esas cositas que son tan importantes. Hasta los treinta, que di por cerrada mi época de formación, no contacté con la lengua de signos y con la comunidad sorda. Aquí comienza una segunda vida para mí.
En la película la lengua de signos es también un gran acto de amor.
— MG: Sí, él aprende la lengua de signos y se adapta por amor. Y ella lo elige por ese trabajo y el compromiso con la relación. Pero también estamos acostumbradas a que este viaje lo haga la mujer, que se adapte, y no la ponemos en un altar. Cuando es un hombre, nos parece...
...como un mártir o un santo.
— Á.C.: Yo pienso que Héctor hace todo lo que hace por amor y cuando haces algo por amor no lo sientes como un sacrificio. Romper las barreras comunicativas no debería verse como un sacrificio. En cualquier caso, si se ve así, es porque los oyentes nunca se han puesto en la piel de una persona sorda. Ya antes del rodaje me di cuenta de que, por mucho que una persona oyente se adapte a una persona sorda, la sorda siempre hará un sobreesfuerzo. El sobreesfuerzo está implícito en cada momento de su vida porque el mundo está pensado para los oyentes. Por eso pienso que si Héctor hace todo lo que hace es para que la pareja mixta pueda existir. Si no, sería imposible. Está bien generar referentes masculinos en el cine que estén en contacto con los cuidados.
La persona sorda sólo deja de ser sorda cuando está con sus amigos sordos, ¿verdad?
— MG: Sí, por eso decimos que la sordera realmente es una discapacidad social, porque las personas sordas no estamos enfermas, no tenemos ningún problema real, sólo es que no sentimos, pero el problema real son las barreras de comunicación y la relación con las personas oyentes, que nos ven diferentes, lo que genera discriminación en determinadas situaciones.
¿Cómo fue la adaptación del rodaje y la aproximación de pareja actoral?
— MG: Con Eva Libertad hemos crecido juntas y toda nuestra vida la hemos compartido; por tanto, hemos aprendido juntas sobre el tema de la accesibilidad. Antes del rodaje, ella preparó un documento en el que contaba a todo el equipo con el que trabajaríamos todos los conceptos sobre sordera, sobre qué es la lengua de signos, como puede ser la comunicación, toda la historia de la comunidad sorda, nuestros valores. También ofreció un taller básico de lengua de signos. Esto nos facilitó muchísimo la vida a mí ya todos los compañeros sordos que salen en la película. Y Álvaro y yo hemos tenido un año para compartir muchísimo tiempo, para convivir, contarnos nuestras intimidades, conocernos en profundidad y entonces esto ha facilitado que la relación tenga una química natural y que parezca real, porque tenemos una relación preciosa de amor, de amistad, que trabajando hemos cambiado un poco y ya está.
— Á.C.: A mí esta información de las necesidades de comunicación de una pareja mixta me llega en el momento en que hago la prueba de cámara, porque hacemos una improvisación en la que los personajes despiertan la mañana siguiente de haber tenido su primera noche juntos y Miriam, desde el personaje de Ángela, ya me empieza a introducir en el mundo de la introducción. Por ejemplo, el hecho de ponerte en una posición visible para la lectura labial, intentar que el bigote no tape la boca, fueron cosas muy esclarecedoras.
Y también aprende lengua de signos.
— Á.C.: Para mí era imprescindible aprender, por tener fluidez, para poder llegar a improvisar en algún momento, y para poder comunicarme con los compañeros y compañeras sordas del equipo. Tuve un año antes de empezar el rodaje. También pude introducirme un poco en la comunidad sorda, que me acogió con los brazos abiertos y les estoy muy agradecido.
¿Cómo ha vivido el eco que ya ha tenido la película?
— Á.C.: Estamos muy emocionados por todo el amor que estamos recibiendo. La película se ha hecho con mucho amor, y en los coloquios sentimos mucho el agradecimiento por parte del público sordo y oyente. Estamos sobrepasados de emociones.
— MG: Sí, estamos viviendo situaciones muy emocionantes, imágenes que nos quedan para siempre. En Málaga, ver todo un cine con personas sordas y oyentes en la sala -que esto ya era un sueño- aplaudiendo en lengua de signos es muy emocionante. Son cosas que hacen falta que se normalicen. Ojalá esta película haya ayudado un poco y provoque un poco de avance para la comunidad sorda y también para el mundo en general, porque hace falta.