Fotografia

El beso de Robert Doisneau y las fotografías que lo hicieron eterno

Fotonostrum presenta una exposición del fotógrafo francés en Barcelona

'El beso del Hôtel de Ville', de Robert Doisneau
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BarcelonaRobert Doisneau (París, 1912-1994) se convirtió en un fotógrafo fundamental del siglo XX y en uno de los grandes nombres de la fotografía humanista yendo contra la corriente y rebelándose contra las modas y las convenciones. Su método de trabajo consistía en salir a la calle muy temprano, encontrar un lugar que le pareciera estimulante y pasarse horas poniendo toda su atención en los gestos de la gente que pasaba. Como dicen los expertos, Doisneau creó un mundo de ficción basado en la realidad que lo rodeaba, y a la vez una imagen de cómo a él le habría gustado que fuera el mundo.

"El mundo que yo intentaba mostrar era un mundo en el cual yo me sentiría bien, en el cual la gente sería amable y en el cual encontraría la ternura que deseo recibir. Mis fotos eran como una prueba de que aquel mundo puede existir", decía Doisneau. Ahora la sala de exposiciones y galería Fotonostrum de Barcelona (Diputació, 48) expone hasta el 5 de marzo cincuenta de sus imágenes de entre los años 1934 y 1971. Según el fundador de Fotonostrum, Julio Hirsch-Hardy, esta muestra representa "un salto cualitativo" para el espacio.

La exposición Robert Doisneau. Le temps retrouvé incluye un pequeño espacio que quiere recordar a una capilla en el que muestra El beso del Hôtel de Ville, una de las fotografías más reproducidas de la historia, y el retrato con panecillos que le hizo a Pablo Picasso. El beso del Hôtel de Ville vio la luz en 1950 en la revista Life, y en los años 80 se hizo un póster del cual se vendieron 480.000 ejemplares. También le provocó una depresión y le hizo "tristemente célebre", como dice Hirsch-Hardy. Los problemas llegaron cuando la revista L'Express lanzó la pregunta de quién debían de ser aquel hombre y aquella mujer. Una pareja que creía que eran ellos llevó a Doisneau a juicio en 1993, y él, que ya estaba retirado, tuvo que revelar que había pedido a la pareja que posara para él después de verlos besarse en una cafetería. La pareja real, formada por Jacques Cartaud y Françoise Bornet, que hizo carrera como actriz, lo volvieron a llevar a juicio para reclamarle una indemnización por los derechos de imagen, pero Doisneau demostró que les había pagado en el momento de hacer la fotografía.

Las fotografías de la exposición provienen del Atelier Robert Doisneau, gestionado por sus hijas, que estaban tan acostumbradas a ver a su padre con una cámara que la consideraban "un miembro más de la familia". No es extraño, pues, que dejara un legado ingente de cerca de 450.000 negativos.

Coincidiendo con la exposición de Robert Doisneau, también abre las puertas a la muestra del fotógrafo de moda catalán Joan Alsina. Es el primer fotógrafo catalán que expone en el espacio. Lejos de las fotografías de moda por las cuales es conocido internacionalmente, en esta ocasión Alsina expone su obra más personal: unos desnudos muy característicos porque el artista les cubre la piel con diferentes materiales y los trabaja para conseguir unas texturas con las que los quiere convertir en unas criaturas medio humanas, medio divinas. Alsina dice de estas piezas que trabaja como un pintor y que encuentra a sus referentes en artistas como Antoni Tàpies, Lucian Freud, Francis Bacon, Jackson Pollock y Joan Brossa. "Es difícil decir cuándo una fotografía está acabada", afirma Alsina.

Una de las 'Texturas' de Joan Alsina.
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