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John Carlin i Oriol Malet: "La Revolución Sandinista es una de las grandes decepciones de mi vida"

Escritor y dibujante, publican el cómic 'Besties'

07/02/2025
7 min
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BarcelonaEn el cómic Bestias, que publica Comanegra en catalán (traducción de Gemma Sardà) y Astiberri en castellano, la historia reciente de Nicaragua, una saga familiar marcada por la traición, el incesto, el asesinato y la ambición desatada de los copresidentes Daniel Ortega y Rosario Murillo toma forma de alegoría política John Carlin y el dibujante Oriol Malet, el tándem de Mandela y el general y de El arte de la guerra, la historieta finalista del Premio ARA 2021.

Bestias, que protagonizan una serie de animales antropomórficos, recuerda tanto La rebelión de los animales de Orwell y el Macbeth de Shakespeare como los hechos políticos de las últimas décadas en Nicaragua. ¿Cómo surge la historia?

Oriol Malet: El origen es un artículo en el que John hablaba de Nicaragua, pero haciendo algo muy curioso: narrándolo en forma de guión. Venía a decir que la realidad de Nicaragua es tan bestia que si hicieras una película nadie la creería. Y yo, como narrador visual, pensé: esto es casi un guión de cómic. Fue un artículo del que se habló mucho, aunque no era el primero que hacía de Nicaragua, ya partir de ahí empezamos las preocupaciones sobre cómo podría ser un cómic con ese punto de partida.

John Carlin: A mí me fascina Nicaragua porque viví en una época feliz y esperanzadora, cuando el sandinismo era la luz de la izquierda internacional, a finales de los años 70. Yo llegué, a los 80, cuando reinaba el desengaño con el totalitarismo de la Unión Soviética y China y existía un anhelo para una izquierda y una izquierda más. Era joven y me dejé llevar por el entusiasmo de la Revolución Sandinista, y es una de las grandes decepciones de mi vida: ver cómo empezó, con esos grandes ideales, y cómo ha terminado 40 años después, reproduciendo la dictadura que habían derribado, me ha marcado como periodista y me ha hecho más escéptico, más desconco. Es una historia triste pero desgraciadamente habitual, porque también la viví en Suráfrica cuando Mandela llegó al poder. Su partido, el Congreso Nacional Africano, también empezó con grandes ideales y acabó con el apartheid y la tiranía, pero ha acabado siendo un gobierno ineficaz y absolutamente corrupto con muy poco interés por el bienestar de la gente.

Cubierta de 'Bestias', de Oriol Malet y John Carlin.

Sabido es que John conoció a Mandela personalmente cuando trabajaba en Sudáfrica como periodista. En el caso de Nicaragua, también conoció a los personajes que inspiran Bestias?

JC: No tuve trato personal con Daniel Ortega ni con Rosario Murillo, su temible mujer, que han nombrado a copresidenta del país. Pero traté el asunto a fondo y conocí a mucha gente. De hecho, me casé con una mujer que estaba considerada una heroína de la revolución, e hice muchos amigos que siguen siendo amigos míos. Es lo mejor que he sacado. Me arrepiento de haberme entusiasmado por la revolución, pero al menos elegí bien a mis amigos sandinistas, porque son todos personas que ahora están en el exilio y mantienen vivos sus ideales, ferozmente en contra de la deriva dictatorial de Daniel Ortega y Rosario Murillo.

La historia de Bestias es muy cercana a la de Murillo y Ortega, los actuales copresidentes de Nicaragua. Al mismo tiempo, no existe una sola referencia explícita en Nicaragua en el cómic. ¿Por qué?

OM: La influencia de George Orwell es básica. En La rebelión de los animales no hay ninguna referencia explícita, pero históricamente todo el mundo sabía desde el momento en que la escribió que se refería a la Unión Soviética. Sin embargo, y Orwell también era consciente de ello, se puede referir a muchas otras realidades. Y esto era lo que buscábamos, y fue un reto. De hecho, no hay ni siquiera nombres de ningún personaje, queríamos conseguir la máxima universalización para que el lector no necesitara conocer la realidad de Nicaragua para entender la historia, pero al mismo tiempo que el lector que la conoce pueda identificarla. Es un triple salto mortal algo atrevido, pero creemos que es lo que hace interesante el libro.

JC: Lo debatimos mucho. Durante todo el proceso hasta el final. De hecho, al principio pusimos los nombres y el mapa de Nicaragua, pero al final los sacamos.

OM: Algo muy positivo de John es... Yo he trabajado con periodistas de su nivel que si querías tocarles una coma prácticamente se acababa la relación. En cambio, con él ocurre lo contrario. Él me decía: "Yo estoy segurísimo, pero ¿lo estás tú? Si no, trata de convencerme, porque yo podría estar equivocado". Y esto no lo tiene todo el mundo. De hecho, siempre pienso: "¿Es posible que le esté corrigiendo algo a Carlin?" Pero si lo hago es porque somos dos personas seguras de nosotros mismas, que se respetan mucho y poco ego, o el ego necesario.

JC: Se trata de subordinarlo todo a que el resultado sea lo mejor posible y no dejar que collonadas personales o la vanidad obstaculicen el objetivo.

John Carlin y Oriol Malet.

Es curioso que tanto Daniel Ortega como Mandela son líderes que habían pasado por prisión por haberse enfrentado al establishment de su país. Y quizás una de las grandes diferencias entre ambos es que Mandela sale de la cárcel con ganas de perdonar y recosir al país, y Ortega con rencor y ganas de venganza.

JC: Mandela salió de prisión y en la primera rueda de prensa dijo que estar prisionero le había ido muy bien porque le había ayudado a reflexionar sobre la vida y aprender los límites de lo posible, una lección muy importante para un político. Lamentaba, claro, el sufrimiento que había supuesto para su familia, pero decía que personalmente había tenido sus puntos positivos. Ortega, en cambio, sí sentía rencor por la experiencia de la cárcel. Pero su problema no fue éste, sino el más clásico: después de un tiempo en el poder, el ser humano se corrompe. Da igual que sea de Junts, de ERC, del PSOE... Es absolutamente humano, y no importa de dónde seas.

Cuando hablamos de su cómic anterior, Mandela y el general, ya decís que, en el fondo, el general de extrema derecha era un personaje más interesante y complejo que Mandela. Aquí ocurre lo mismo con Rosario Murillo, un personaje increíble, más que Ortega y todo, porque acaba apoyando al abusador de su propia hija.

JC: Sí, ella es el personaje verdaderamente fascinante, que hace un pacto con el diablo y traiciona a su hija a cambio del poder y el dinero. Es una historia muy bestia, como una tragedia griega.

OM: Gente de mi entorno que sabe que hay hipérbolas y exageraciones en el cómic me preguntaban si lo de la hija pasó de verdad. Y así es: en YouTube puedes encontrar la rueda de prensa en la que explica en el país que su padrastro, Daniel Ortega, había abusado de ella durante mucho tiempo.

JC: Rosario Murillo es un caso extremo. Una vez cometido una traición tan grande contra tu hija, pierdes la piedad hacia los demás y tienes vía libre para matar. En 2018 se produjo un levantamiento estudiantil contra el gobierno y la policía asesinó a cerca de 400 personas, la mayoría jóvenes. Un grado de represión que nunca se había visto con el dictador Somoza. Y todo el mundo coincide en que fue Rosario, la esposa del presidente, que lo ordenó. Hablamos de una Lady Macbeth, que es una de las mujeres más malvadas de la literatura universal, aunque esto es injusto con Lady Macbeth, porque Rosario es mucho peor.

Página interior de 'Bestias'.

Sería posible publicar hoy en día Bestias en Nicaragua?

JC: Si hacemos un libro similar sobre Corea del Norte, ¿se publicaría en Corea del Norte? No, rotundamente no. Es un libro que quizá circulará de forma clandestina, y es posible que si pillan a alguien con este libro vaya a la cárcel. En Nicaragua no existe libertad de prensa. Un buen amigo mío, un gran periodista, era director del diario de la Revolución Sandinista, Barricada, y ahora está exiliado en Costa Rica, ya no puede ejercer en Nicaragua, donde ya no existe el periodismo libre.

John, después de haber visto fracasar tantos procesos revolucionarios, ¿ha perdido la confianza en la revolución como proceso de cambio?

JC: Sin duda, soy más escéptico y descreído que cuando era joven y vivía en Nicaragua, pero todavía creo que la gente debe mantener sus ideales y luchar por ellos, incluso cuando están condenados al fracaso. Es una cuestión de dignidad humana, de mantener viva la llama de la moral, la nobleza y la decencia. El objetivo de tener mayor igualdad y justicia social siempre lo compartiré. Hay que mantener la esperanza de que no todo el mundo se corrompe. Y aunque no conseguimos hacer un mundo mejor, poco a poco avanzamos. El mundo es ahora mejor que cuando yo nací, tanto política como económicamente. Se ha avanzado en temas como el racismo en los últimos 50 años.

La última gran revolución de la izquierda es la feminista. ¿También la ve susceptible de corrupción?

JC: No, porque es mucho más profunda y no se ha trasladado al poder ya la toma de decisiones. De hecho, la revolución feminista es la gran revolución de los últimos 50 años, la que más lo cambia todo desde la Revolución Industrial, como mínimo, porque afecta al tejido más elemental de la sociedad. Desde las relaciones personales a la ética de la sociedad. Pero aunque servirá para que las mujeres en su conjunto ganen más dinero que hace 50 años, no sirve como mecanismo para enriquecerse y ganar dinero.

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