Barça

La tormenta perfecta que amenaza a Ronald Araujo

Vender al central uruguayo es el camino más corto del Barça para aspirar a reforzar la plantilla

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Xavi consolando a Araujo tras la expulsión del central.

BarcelonaFaltan tres jornadas para que acabe la Liga y el Barça depende de sí mismo para ser segundo ante el Girona. Como el objetivo es modesto para las expectativas depositadas sobre el conjunto azulgrana, la actualidad se centra estos días en la planificación del próximo curso. Ya lo dijo Deco en la previa del partido contra la Real Sociedad del lunes. Molesto por la publicación de los planes que él y Xavi tienen con Vitor Roque, el director deportivo respondió con un tópico evasivo: "Cuando no hay fútbol, ​​hay noticias. Es normal que salgan cosas cuando hay 10 días sin partidos. El debate sobre qué jugadores deben salir, el fair play y todo ello debe ser interno, no en los diarios". La voluntad de discreción es respetable, pero la información circula y el periodismo hace su trabajo.

Mientras el Real Madrid cuenta los días para jugar otra final de Liga de Campeones y prepara el aterrizaje de Kylian Mbappé, el barcelonismo se pregunta cómo podrá hacerlo el club para mejorar las prestaciones de la plantilla para no tener que lamentar más años en blanco. Al final de esta prenda explicamos qué es lo que debe hacer el Barça para volver a operar con normalidad y poder plantearse el fichaje de futbolistas top. Espóiler: tanto para un objetivo como para otro la venta de activos es perentoria. Y cuando estos activos llevan nombre de jugador, hay uno que sobresale sobre los demás: Ronald Araujo. Atención a sus gestos este domingo en Montjuïc ante el Rayo Vallecano. Según cómo, podría ser su último partido de azulgrana en casa.

Un contrato de clase media

Ante todo hay que decir que, en su lucha por generar margen salarial, el Barça preferiría desprenderse de otros jugadores antes que del marcador uruguayo. Hace dos veranos que lo intenta con Frenkie de Jong, pero la voluntad del neerlandés siempre ha sido continuar en Barcelona porque le encanta la ciudad –aparte de que si se marchara dejaría de beneficiarse del contrato sobredimensionado que firmó en el 2019–. Más elevados todavía son los emolumentos de Robert Lewandowski, que este verano cumplirá 36 años, el próximo curso se embolsará 32 millones y, claro, de ahí no se moverá aunque se lo pidan.

Como De Jong y Lewandowski tienen sueldos de crack, son reacios a salir. A Araujo también le gustaría continuar. Es culé, capitán y está muy comprometido con el proyecto, pero no tiene un contrato blindado a la altura del de otros compañeros ni tampoco a los ojos de otros equipos. Aunque hace dos años renovó hasta el 2026, lo hizo con unas condiciones más bajas que las que le ofrecían fuera. A cambio, obtuvo el compromiso de revisar el pasado contrato un tiempo prudencial. "Cuando la situación del club mejore", le prometieron.

Dos años después de la firma, el Barça sigue en pérdidas operativas y el defensa sigue teniendo propuestas más jugosas fuera de Barcelona. La más seria es la del Bayern de Múnic, que está dispuesto a pagar muchos millones por llevárselo. Sus agentes tienen bastante cuello abajo que mucho debe cambiar la película para que este verano no haya movimientos. De hecho, ya empiezan a notar que existe un relato favorable al traspaso, sobre todo desde el fallo fatal contra el PSG. Hay síntomas evidentes de tormenta perfecta.

Amortización cero, eje superpoblado

El Barça no tiene estabilidad financiera y en estos momentos no está en disposición de igualar la apuesta de otros clubs más saneados por Araujo. Por eso, ante una necesidad (volver a una normalidad económica) que va más allá de este caso concreto, la solución más segura es hacer caja precisamente con el uruguayo, que podría dejar una ganancia neta de más de 70 millones de euros. Dado que su amortización venció el pasado verano, cualquier entrada de dinero asociada a un traspaso equivale a un beneficio en la cuenta de resultados, lo que supone una ventaja con relación a otros jugadores con cartel y con un salario no disparado que también podrían dejar un buen pellizco en las arcas, como Jules Kounde o Raphinha Dias.

Otro condicionante favorable a la venta de Araujo es la abundancia de efectivos en el eje defensivo. Si hace unos años costaba encontrar centrales que pudieran jugar en el Barça, ahora Xavi va sobrado de recursos en ese sentido. Además del charrúa, tiene a disposición Jules Kounde, Andreas Christensen, Iñigo Martínez y el prometedor Pau Cubarsí. La nómina crece con Eric Garcia, que volverá de su cesión al Girona; Clément Lenglet, que volverá del Aston Villa, y Mikayil Faye, que ha progresado deprisa al filial. Esta superpoblación haría menos traumática la salida de Araujo, un jugador que combina una gran superioridad como marcador con profundas carencias en la construcción de juego.

La regla del 1/1 no es la panacea

Ahora bien, antes de todo el Barça necesita saber qué parte de lo que venda o ahorre en jugadores podrá utilizar para incorporar nuevos. Ahora mismo la fotografía es tan o más preocupante que la del pasado verano: fair play excedido. Para volver a la norma 1/1 (inscribirse por el mismo valor que se libera) debe poner al día la palanca de Barça Vision con 100 millones de euros procedentes de nuevos inversores en una línea de negocio que provoca bastantes dudas.

También debe cerrar el ejercicio 23-24 sin pérdidas operativas, una posibilidad que prácticamente sólo ocurre porque Nike avance dinero (unos 100 millones) de su nuevo contrato para vestir al club. Sin esa doble condición, la salida de Araujo, por onerosa que fuera, sólo impactaría parcialmente en el límite salarial, lo que sería insuficiente para pensar en fichajes ilusionantes como Joshua Kimmich o Nico Williams, dos jugadores muy del agrado de Xavi .

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