París demuestra que otros Juegos Olímpicos son posibles

Enviado especial a ParísParís vuelve a la realidad. Después de unos días en los que casi todo ha salido redondo, la capital francesa regresa a las intrigas y debates políticos. "Creíamos que éramos una nación de cascarrabias enfrentados y ahora estamos todos en el mismo equipo", dijo el domingo, optimista, el presidente del comité organizador de los Juegos, Tony Estanguet. Emmanuel Macron intentó sacar provecho del éxito y afirmó que "Francia, cuando está unida, sabe hacer grandes cosas". "Hay un perdedor, el espíritu de derrota. Todos los que nos contaban desde hace siete años que era una locura acoger a los Juegos Olímpicos", añadió. En la estación de tren de Lyon, miles de personas cogen el tren para dejar la ciudad. Jacques, un hombre de Narbona que compró entradas para ver el atletismo y el baloncesto, también vuelve a casa. "Tengo la sensación de que estos días no he estado en Francia –dice risueño–. Todo estaba limpio, la policía era simpática, todo el mundo sonreía", añade.

Thomas Bach, presidente del Comité Olímpico Internacional, evitó hablar de "mejores Juegos de la historia", pero definió la cita francesa como "los Juegos de la nueva era". Tras el desastre de Tokio por culpa de la pandemia y los graves problemas para encontrar suyos para los Juegos de Invierno, el COI necesitaba una cita así siguiendo unos ejes claros: presupuestos inferiores que otros años, paridad hombre-mujer, menos contaminación y alejar cese del modelo de hacer muchas obras gigantes, caras y, en muchos casos, nada necesarias. Los Juegos de París han revalorizado el olimpismo creando una extraña ola de optimismo en estos tiempos crispados. Han surgido nuevos ídolos deportivos, se han cuidado los deportes clásicos haciendo espacio a nuevas disciplinas y, en especial, han creado una iconografía propia con París siendo el mejor escenario posible. "Los Angeles se equivocarían, si en el 2028 imitan a París. Debe hacer suyo el espíritu de unos Juegos nuevos, pero a su manera", decía Bach.

Los Juegos de París han acabado con un récord de 9,5 millones de entradas vendidas que contribuirán a que el presupuesto, que ha sido financiado en un 95% por dinero privado, quede equilibrado. Un éxito, puesto que los Juegos suelen cambiar las ciudades, pero generando pérdidas. Que el estado no haya perdido dinero es todo un éxito y Macron saca pecho. La alcaldesa socialista de París, Anne Hidalgo, también. La ciudad queda mejorada con espacios remodelados, más carriles bici y, en un futuro próximo, el Sena más limpio. Parte del legado de los Juegos son las grandes obras hechas para conectar todos los estadios a la red eléctrica del país, para evitar utilizar los generadores diésel altamente contaminantes que suelen existir en los estadios. El gobierno, de hecho, se ha comprometido a ayudar a financiar trabajos similares para otros 300 estadios en todo el país. Se han creado casi 100 kilómetros de carriles bici, la villa olímpica se convertirá en el hogar de unas 6.000 personas, una cuarta parte será vivienda social, y se han realizado puentes y estaciones de metro para conectar mejor zonas marginales que quedaban aisladas .

Según Estanguet, se ha superado con creces el anterior récord de entradas vendidas en unos Juegos, que se dio en 1996 en Atlanta, con 8,3 millones. "A nivel de audiencias ha pasado lo mismo. Hemos pasado años luchando contra los pesimistas que decían que sería un desastre. Y la elección de espacios históricos ha permitido que todo el mundo quisiera ver los Juegos", añadía Estanguet, que explicaba que va recibir un mensaje de la cadena norteamericana NBC, el gran difusor de los Juegos en Estados Unidos, en el que le decían que nunca habían visto nada parecido.

El olimpismo sale reforzado, habiendo evitado la mayor parte de polémicas políticas. Se han vivido momentos tensos, como las críticas a una supuesta befa religiosa en la ceremonia inaugural, la indignación de ciertos países al ver besos entre personas del mismo sexo, el riesgo de querer hacer nadar a los atletas en el Sena cuando aún no estaba limpio o las acusaciones de los estadounidenses a los chinos por supuesto dopaje. Curiosamente, la Agencia Mundial contra el Dopaje sólo ha encontrado pruebas de irregularidades precisamente en Estados Unidos. La pugna entre los dos gigantes por dominar al medallero ha sido apasionante, con otros estados brillante, como Japón, Australia, Nueva Zelanda o Italia, mientras que naciones como Alemania han hecho sus peores Juegos en décadas, Finlandia ha vivido los peores juegos de su historia y España no ha cumplido con las expectativas. Alejandro Blanco, el presidente del Comité Olímpico Español que esperaba acercarse a las 30 medallas, se quejaba de carencia de dinero público.

Ahora el olimpismo entra en un ciclo de cuatro años durante el que en medio se vivirán los Juegos de Invierno de Milán - Cortina de Ampezo. Los Angeles ya trabajan en una cita que se espera bien distinta. En el estilo, algo de Hollywood, como ya se vio el domingo. La ciudad californiana, siguiendo las nuevas consignas del COI de no hacer obras faraónicas, no hará ni una instalación nueva y las reaprovechará todas, incluyendo un gran estadio de fútbol americano que pasará a ser por unos días la mayor piscina del mundo. Será una cita en la que el 100% del dinero será inversiones privadas, y que llegará después del Mundial de fútbol del 2026, que se hará especialmente en Estados Unidos, pero también en México y Canadá. Pero unos Juegos son distintos, en una sola ciudad y con aficionados menos violentos. Los Ángeles copiarán el modelo de financiación privada que funcionó en 1996 en Atlanta, aunque esos Juegos fueron un éxito económico y un desastre organizativo, con caos de movilidades y un atentado de extrema derecha que dejó a dos muertos. La idea es un presupuesto de casi 7.000 millones de dólares gracias a acuerdos de patrocinio, venta de licencias, entradas y la contribución del COI, que rondará los 1.800 millones de dólares.

En Los Ángeles se hará una nueva revolución del programa con deportes como el béisbol, el softbol, ​​el cricket, el fútbol americano (en su versión fútbol flag), el lacrosse y el squash, todos ellos a propuesta de los organizadores y sólo para esta edición. El breaking, novedad en París, ha quedado descartado. Además, dos deportes tan clásicos como el remo y el pentatlón moderno se actualizarán en Los Angeles. El primero añadirá al calendario de pruebas el sprint de playa; el segundo sustituirá a la parte tradicional de hípica por una carrera de obstáculos. Los Ángeles han anunciado que intentarán potenciar el transporte público en una ciudad que no tiene una red eficiente como la de París creando carriles de bus provisionales o pidiendo aquellos días a las empresas que hagan teletrabajo, para no colapsar las carreteras.

Una de las dudas será ver si entra el boxeo. En estos momentos el COI no lo hará efectivo, salvo si se funda una nueva Federación Internacional saneada, ya que la actual ha sido acusada de corrupción administrativa y deportiva. De hecho, detrás de las acusaciones de tener genes masculinos a dos boxeadoras durante los Juegos de París estaría esta Federación proscrita. Será una de las carpetas que quedan abiertos en los despachos del COI, donde en pocos meses se ha pasado del miedo a la euforia. Casi todo ha ido bien, al final, de la seguridad en el deporte. Incluso la mascota Phryge, criticada cuando la presentaron, se ha agotado en las tiendas. Como le ocurrió a Cobi en 1992, ha pasado de no ser comprendida a ser querida.