Industria

"Catalunya estuvo lenta para tener la fábrica de baterías"

Entrevista al secretario de estado de Industria, Raül Blanco

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Raúl Blanco Díaz, secretario general de Industria  y pequeña y mediana empresa

MadridA priori, este martes acaba el plazo para que las empresas interesadas en recibir ayudas del PERTE del vehículo eléctrico presenten sus proyectos. Este es uno de los grandes retos que tiene por delante Raül Blanco (Barcelona, 1975), secretario de estado de Industria desde el año 2018. A pesar de la envergadura de los proyectos –entre ellos la gran fábrica de baterías en Sagunto, por ahora la única–, como secretario de estado también ha visto cómo algunos iconos industriales bajaban la persiana: en el caso catalán, Nissan en la Zona franca, lo cual ha hecho revivir los años de las grandes deslocalizaciones.

En su momento se dijo que la fábrica de baterías de coche eléctrico podría estar "cerca de Martorell". ¿Entiende que en Catalunya hubo decepción cuando se supo que no sería el destino, más teniendo en cuenta el peso del sector en el territorio?

— Entiendo perfectamente que hubiera expectativas de que fuera a Catalunya porque tiene un sector industrial muy potente, pero es una decisión empresarial y esta ha sido la que ha marcado el destino de la fábrica de baterías. Pero lo más importante es que con todos estos proyectos se garantiza el futuro de la automoción en Catalunya. La transición del vehículo de combustión al vehículo eléctrico garantiza la principal planta de automoción que hay en Catalunya. Esto pasará en Martorell. La fábrica de baterías estará algo más al sur y no se puede descartar que otros proyectos de baterías lleguen a Catalunya y a otros lugares en el futuro.

Más allá de la decisión empresarial, ¿la Generalitat hizo todo lo que tenía que hacer en este proceso de diálogo para atraer el proyecto?

— Seguramente al inicio se fue algo más lenta que en otros territorios, pero después la Generalitat –que es quien tendría que responder esta pregunta– se sumó para presentar una candidatura.

¿Y el Estado?

— Nos jugamos mantener el conjunto de las fábricas y las marcas que tenemos desde hace muchos años operando en España. Por eso se genera el PERTE, que es la actuación de política industrial más relevante que se ha realizado en muchos años. Por lo tanto, tenemos un papel activo para atraer y promover las inversiones y también un papel de neutralidad, eso sí que quiero dejarlo claro. Nosotros estamos apoyando todos los proyectos. Más allá de las expectativas que se puedan generar en un lugar u otro, el papel del ministerio es el de promover y garantizar la transformación del sector en el conjunto de España.

Hace unos días, el presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, decía que "estaba convencido" de que después de Sagunto vendrían otras grandes fábricas de baterías. ¿Esto pasará?

— Esperemos que sí. Todavía está abierta la convocatoria del PERTE y cuando se cierre tendremos más datos y sabremos todos los proyectos que se habrán presentado y seguramente allí habrá más de una fábrica de baterías, pero todavía es pronto para decirlo. 

Ford ha sonado como un posible candidato. ¿Hay interés de la empresa?

— Hay varios fabricantes que tienen proyectos que esperamos que vayan fructificando. Están mirando a España no solo por las fábricas que hay, sino como entrada en Europa.

En estos proyectos, ¿qué opciones tiene Catalunya?

— Estoy seguro de que en Catalunya habrá varios proyectos que se presentarán a la convocatoria del PERTE. Algunos ya son públicos y es probable que haya algún otro. Estamos seguros de que la posibilidad de que haya proyectos en el entorno de la fabricación de baterías, sea para ensamblaje o fabricación, continúa abierta. Aquí lo que es importante es hacer una propuesta seria y con el máximo consenso entro administraciones y el sector. Si esto sucede, están todos los activos para que en el futuro se pueda atraer otro proyecto. 

¿Cuándo llegara el dinero del PERTE a las empresas?

— Tan pronto como cierren las bases –estamos valorando si se da algún día más para que se acaben de introducir los proyectos– empezaremos a evaluar y antes de final de año se tiene que haber resuelto y pagado. 

Hablaba de consenso entre administraciones. ¿Existe, hoy por hoy?

— Sí, sí.

No todas las voces alrededor del coche eléctrico son optimistas. En Extremadura, parte de los vecinos han alertado del impacto ambiental de la explotación del litio en la mina de Cáceres.

— Sucede con el litio, con las renovables... Pero se tienen que introducir varios elementos. Si el lo que queremos es tener autonomía estratégica y soberanía industrial, necesitamos minería y energía en Europa. Ya no es un debate local, es un debate europeo y lo estamos viendo con la situación derivada de la guerra en Ucrania.

— Convertir Extremadura en una proveedora de litio implicaría la conexión con todas las cadenas de valor industrial a nivel nacional y europeo. Evidentemente, una explotación con todas las garantías medioambientales. Esto tendría que generar industria y puestos de trabajo estables allá donde está el litio; por lo tanto, el desarrollo industrial se tiene que hacer junto a donde está el litio, y de allí que tenga todo el sentido que en Extremadura haya refinamiento de litio, gigafactoría y elementos industriales que conecten con el resto [de territorios] y que la gente no lo vea como una extracción, sino como un proceso que revertirá sobre las personas y los territorios. 

Se quiere recuperar el músculo industrial que ha perdido España. ¿Qué lecciones se han aprendido de un pasado marcado por las deslocalizaciones y los cierres?

— Sin industria, independientemente del problema que tengamos, no podremos tener respuesta. Esto es lo que nos garantizará más estabilidad. La tendencia de autonomía estratégica y el refuerzo industrial en Europa es básico y esto se está acelerando.

¿Qué papel tiene que tener el Estado en todo esto?

— Tiene que ser un Estado muy activo a nivel de política industrial. Hemos aprovechado el plan de recuperación porque, detrás las políticas sociales, sea una de las principales partidas presupuestarías. Hay que ir a grandes proyectos como el de la automoción: baterías, fabricación de vehículos o componentes, ir a proyectos grandes que no habíamos podido hacer. Por lo tanto, garantizar cadenas de valor y después su conexión a nivel europeo. Entre enero y junio del 2022 se convocarán 4.000 millones de euros para la inversión industrial.

Pero, ¿qué margen de maniobra tiene el Estado para evitar deslocalizaciones o cierres?

— Un elemento que será actualidad pronto es la ley de industria. Para evitar deslocalizaciones [la normativa] nos tiene que dar un marco de reindustrialización que evite situaciones como la de Pirelli en Manresa, Prysmian en Manlleu y ahora Male en Vilanova y que permita unas reindustrializaciones activas. Que las administraciones públicas tengan herramientas para evitar que estas deslocalizaciones acaben como siempre acaban y contar con el apoyo y la participación de los agentes sociales.

— El proceso de Nissan es un ejemplo, pero esto funciona de una manera que no está regulada; funciona porque todos hemos puesto de nuestra parte: el ministerio, la Generalitat y los agentes sociales. Así tenemos que llegar a un marco de reindustrialización que nos evite el impacto trágico que tiene la deslocalización sobre el territorio. 

¿Cuando estará terminada esta norma?

— Antes del 31 de diciembre tiene que estar aprobada.

El otro gran PERTE anunciado es el de microchips, con 11.000 millones públicos de inversión. ¿Catalunya qué puede esperar?

— Catalunya tiene activos muy importantes en el ámbito de los semiconductores, de la microelectrónica y de la supercomputación y muchos de los proyectos que pueden ser referentes están situados en Catalunya, como el principal centro de investigación. Pero no solo hablamos de investigación, sino también del desarrollo más cercano a la industria, y lógicamente tendrían que salir proyectos en Catalunya.

¿Es decir, de fabricación de semiconductores?

— Hay que situar las diferentes fases para evitar generar un debate similar al de la gigafactoría [de baterías]. Puede haber una foundry [planta de semiconductores] como las de Asia o Estados Unidos a nivel europeo. ¿Donde se situará? No lo sabemos. Haremos lo que podamos para que se sitúe en España. Pero después, para todo lo que es el diseño de nuevos semiconductores y todo lo que es la producción o fabricación de semiconductores cercanos a la demanda, como los que necesitan los coches, los televisores o los electrodomésticos, puede haber varias plantas y mucho más cercanas al territorio, por lo tanto aquí hay mucho más juego.

Nissan ha sido uno de los últimos casos de gran cierre industrial. ¿Cómo lo ha vivido desde Madrid?

— Lo he vivido de muy cerca. Llevamos 20 mesas de reindustrialización y he asistido a las 20 reuniones de la mesa. Es el corazón industrial de Catalunya y es la peor crisis industrial en volumen de trabajadores. Son 2.500 trabajadores afectados de manera directa y más de 10.000 de manera indirecta. Es una crisis industrial de primera magnitud. Nos hemos implicado tanto desde el primer día para que se llegara a un buen plan social, que creemos que se consiguió garantizando que haya proyectos para reindustrializar las plantas.

La reindustrialización está resultando más larga de lo que se esperaba. ¿Cuándo se prevé que esté todo terminado?

— Antes del verano tiene que estar todo resuelto. La crítica que se hace es que ha sido más larga, pero realmente hay pocos procesos que se hayan hecho con tanto consenso. Quizás la negociación ha tardado algo más, pero el resultado tendría que ser mejor y creo que esto es positivo para todo el mundo. Principalmente para los trabajadores.

¿Cuál ha sido el motivo concreto de este retraso?

— No veo que haya habido un retraso. Es decir, se ha trabajado con consenso, se ha trabajado de una manera transparente y después de cada mesa se ha informado a los medios de comunicación lo que se ha hablado y los adelantos que ha habido y se ha ido trabajando con posibles proyectos que tenían interés. Finalmente, después de un proceso largo, no lento, sino largo, y de varios proyectos que por un motivo u otro no han sido posibles, pues se ha llegado a este esquema final donde ya empieza a haber resultado, como es el caso de Silence.

En cuanto a las empresas logísticas. ¿Hay alguna mejor posicionada?

— Es un concurso público. La idea es que se puedan maximizar los metros cuadrados y los puestos de trabajo dedicados a industria dentro de la Zona franca de Barcelona.

¿En qué periodo prevén que el millar de trabajadores en el paro estén trabajando?

— Algunos, en el caso del proyecto de Silence, antes de final de año. Pero el resultado final dejará cubierta toda la plantilla de Nissan, veremos con qué combinación o qué proyectos.

¿Y nuevos puestos de trabajo?

— Depende. Se trata de maximizar los puestos de trabajo industriales, pero si añadimos el factor logístico, la suma seguramente será superior a los 2.000 puestos de trabajo que había de inicio. Se irá concretando en las próximas semanas. 

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