BYD, el sueño chino de conquistar el mercado mundial del automóvil
La marca de Shenzhen ya factura más que Tesla pese a vender coches más baratos


PekínChina sueña con liderar el mercado del coche eléctrico, y los datos de ventas la hacen acariciar esta meta. La principal marca china, BYD, ha anunciado que en 2024 superó los ingresos por ventas del actual referente del mercado, Tesla. BYD es el acrónimo de build your dreams [construye tus sueños]. Y los sueños comienzan a cumplirse. La compañía celebra los buenos resultados del último ejercicio, que la sitúan por delante de Tesla. Mientras la empresa de Elon Musk facturó 97.700 millones de dólares, BYD la superó con unos ingresos de 107.200 millones de dólares.
Los datos están algo maquillados, ya que BYD ha incluido en sus cuentas la venta de coches híbridos, y no sólo la de vehículos eléctricos como hace su competidora. Sin embargo, no se puede negar que la china BYD roza los talones del gigante estadounidense Tesla. Ambas empresas vendieron prácticamente la misma cantidad de vehículos eléctricos en 2024 (1,76 millones BYD y 1,79 millones Tesla), pero la compañía china experimentó un incremento de ventas del 29%, impulsado por sus modelos híbridos.
No son las únicas buenas noticias, porque BYD anunció hace unas semanas una nueva tecnología que permitirá cargar las baterías de un vehículo eléctrico en cinco minutos con una autonomía de conducción de unos 400 kilómetros. Esto significa equiparar el rato que se tarda en cargar la batería en el rato que se tarda en llenar el depósito de gasolina en un coche de combustión.
En febrero, la empresa ya explicó que incorporaría de forma gratuita a todos sus modelos el sistema God's Eye de asistencia al conductor y, por si fuera poco, está a punto de comercializar un nuevo modelo para competir con el Tesla Model 3 a mitad de precio. Todo esto coloca a BYD en la posición de arrebatar definitivamente el trono a Tesla.
La principal amenaza para la expansión internacional de BYD son los aranceles, no sólo los de Trump, sino también los de la UE y otros países que cuestionan las fuertes subvenciones que recibe la industria del automóvil china. La fábrica de BYD en Hungría, el puente para entrar en el mercado europeo, está bajo investigación de Bruselas. Las fábricas en México están pendientes de los aranceles de Estados Unidos y en Brasil se investigan las condiciones laborales de la nueva factoría.
El éxito de BYD tiene un nombre: Wang Chuanfu, fundador y consejero delegado de la empresa. Nació en 1966 en la provincia de Anhui. Su biografía oficial se asemeja a la de otros triunfadores del gigante asiático que encarnan el ideal de hombre hecho a sí mismo que tanto gusta al público chino y que en cierto modo emula al Sueño Americano.
Un hombre hecho a sí mismo
Nació en una familia de campesinos y se quedó huérfano muy joven. Fue criado por sus cuatro hermanos, que consiguieron que llegara a la universidad y estudiara química, física y metalurgia. También fue su familia la que reunió el dinero para que dejara su trabajo de investigador en una empresa estatal y montara su primer negocio en 1995: BYD, una fábrica de baterías en la ciudad de Shenzhen. Se convirtió en líder de baterías para móviles y otros aparatos electrónicos. Las baterías siempre han estado en el centro del negocio de Wang Chuanfu.
En 2003 dio el paso a la automoción y compró una pequeña empresa estatal en crisis. Comenzó a fabricar coches con motor de combustión, pero la infraestructura le permitió abrir su primera fábrica de baterías para coches. El empuje definitivo llegó en el 2008, cuando logró captar la atención del inversor estadounidense Warren Buffett, que inyectó 230 millones de dólares a BYD.
El objetivo siempre ha sido crear un coche eléctrico igual de barato que los de combustión. Según los expertos, BYD ha aplicado la estrategia de integrar en la empresa todas las piezas de la cadena de suministro para abaratar costes: desde el acceso a minas de litio y el desarrollo de las baterías hasta la tecnología para mejorar la conducción asistida.
En China los sueños se cumplen con alianzas potentes con la administración: Wang es miembro del Partido Comunista Chino y se ha convertido en uno de los hombres más ricos del país. Los sueños también se hacen realidad a través de los planes quinquenales y una economía estrictamente planificada que no teme perder dinero en errores. El coche eléctrico ha sido una prioridad y política de estado. China era consciente de que no podía competir con los coches de gasolina, pero quiere liderar la tecnología del eléctrico.
Desde 2010 hay planes para desarrollar este mercado. Se ha incentivado a los gobiernos locales a invertir en la industria y se han creado tantas empresas que algunas de las marcas ni siquiera han llegado a comercializar un coche. La ventaja de China sigue siendo, por encima de la tecnología, el precio. Los bajos costes hacen que los coches sean muy competitivos. Y no hay que olvidar que el gigante asiático cuenta con su gran mercado: en el 2020 China representaba ya la mitad de las ventas mundiales de coches eléctricos.
Desde 2017 hay grandes flotas de autobuses y taxis eléctricos marca BYD circulando por su ciudad natal, Shenzhen, una metrópolis de 22 millones de habitantes. En cambio, en Pekín empezaron a verse circulando por las calles hace unos tres años; la mayoría son flotas comerciales de Didi (el Uber chino).
Actualmente el gobierno central ha pedido que empresas estatales y también sus trabajadores compren coches de marcas nacionales. Una competencia difícil de igualar.