INDUSTRIA

El impresor de etiquetas que creció con Freixenet y Codorníu

Varias Impresores celebra su centenario con un negocio mucho más diversificado respecto a sus inicios

Albert Cadanet
3 min
El impresor de etiquetas que creció con Freixenet y Codorníu

Cuatro años después de que saliera al mercado la primera botella de Freixenet nacía, en 1918, Varias Impresores, de la mano de Josep Varias Bou. Cuando la palabra emprendedor apenas se utilizaba, y ni mucho menos con tanta frecuencia como ahora, este joven de 18 años abrió un taller de impresión en los bajos de la casa familiar, en la calle Raval de Sant Sadurní d'Anoia (Alt Penedès). La empresa, entonces, ponía tinta a todo tipo de productos: tarjetas de bienvenida, esquelas y programas de cine, entre otros muchos. Situada en la población cuna del cava, era cuestión de tiempo que incorporara la impresión de etiquetas de vinos espumosos en su cartera de productos.

Precisamente el negocio empezó a tomar forma con Freixenet. “Fue algo natural; en su día, Freixenet también era una empresa pequeña como nosotros”, explica Josep Varias Ribot, que es el neto del fundador de la empresa y el actual propietario y director general de Varias Impresores.

La impresión de etiquetas dentro de la compañía creció a pasos de gigante durante la década de los 60, cuando Codorníu ofreció a Varias Impresores ser su proveedor principal en cuanto al etiquetado. Desde entonces, los dos grandes productores cavistas se convirtieron en el principal cliente del grupo de Sant Sadurní, un vínculo que se mantuvo intacto hasta el siglo XXI. “Seguimos siendo el proveedor número 1 de Codorníu y uno de los más importantes para Freixenet”, comenta Josep Varias Ribot.

Hoy en día, ambas empresas representan el 35% de la facturación de Varias Impresores, aunque este porcentaje se había llegado a situar en el 80%. Consciente del estancamiento de las ventas del cava en los últimos años, la empresa ha apostado por un plan de diversificación en otros sectores. Ahora ofrece también sus servicios en ámbitos como la cosmética y la alimentación. "Se trata de hacer crecer el negocio", comenta Josep Varias Ribot. Eso sí, "sin perder el foco en el sector del vino y el cava", añade.

Como empresa centenaria, las tres generaciones de la familia Varias han tenido que superar todo tipo de obstáculos: desde una guerra civil hasta la crisis económica más funesta de los últimos años, pasando por la adaptación a las tendencias de mercado ya los nuevos modelos de producción. Ahora el sector está en un momento estable, y el factor diferencial "pasa por la innovación", según el presidente de Varias. “Intentamos hacer cosas diferentes a los demás”, dice Varias, y explica que ahora tienen “un departamento de colorimetría” que investiga sobre la formación de los distintos colores para que los tonos de las etiquetas se acerquen cada vez más a las exigencias del cliente.

Durante los últimos años, la empresa también ha empezado a apostar por un tipo de etiquetas llamadas sleeve.

Según las cifras que ofrece la base de datos del Sabi (Sistema de Análisis de Balances Ibéricos), Varias Impresores facturó 10,2 M€ en 2017, una cifra ligeramente inferior a la del ejercicio anterior (10,5 M€). De hecho, los ingresos se han mantenido estables en los últimos años, en gran parte debido al estancamiento de las ventas del sector cavista. Pero Josep Varias no se siente preocupado. "No tengo la sensación de que todo pueda decaer", opina.

De la misma manera que el cava, sin embargo, la imprenta ya mira hacia nuevos mercados exteriores para seguir impulsando sus ventas. Actualmente la exportación representa un 7% de los ingresos, siendo Francia (también por la cultura vinícola) y Cuba sus dos mercados internacionales principales. De hecho, el salto al exterior de Varias Impresores comenzó por el país caribeño con la exportación de etiquetas para el ron Havana Club. Además, también ha aterrizado en países como Argelia y Marruecos, donde el etiquetado de zumos y salsas "va al alza", dice el presidente del grupo.

Josep Varias Ribot, que creció junto a la maquinaria instalada en su casa, también ha transmitido la cultura de la empresa a las nuevas generaciones. "Espero que todo aguante al menos 100 años más", dice. Por el momento, eso sí, con el permiso del sector del cava.

stats