Escapadas

¿Qué tiene un pueblo de 100 habitantes del Alt Urgell que atrae a artistas e intelectuales?

Una productora barcelonesa se ha instalado en Estamariu para dinamizar la cultura cinematográfica del pueblo

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Vistas del pueblo de Estamariu, en el Alt Urgell

Estamariu (Alt Urgell)Un plano secuencia nos sitúa ante una vieja portalada. Nos acercamos a ella y se va abriendo hasta que, de dentro, aparece un caballero jedi. Con el gesto de la Fuerza, el personaje nos da la bienvenida y sale con un andar tántrico. Con éste reel publicado en las redes se promueve Cal David, una casa recuperada de Estamariu en la que el cine es el leitmotiv. Y es que en esta casa han aterrizado tres forasteros, miembros de una productora audiovisual originaria de Barcelona, ​​con la intención de llevar a este pueblo de poco más de cien habitantes la cultura cinematográfica que merece.

Se establecieron en 2021 en la misma propiedad del escritor y urbanista Lluís Racionero (1940-2020), que fue director de la Biblioteca Nacional de España. Durante las mudanzas, olvidada en el fondo de una de las estancias, encontraron una copia de la escultura de David de Andrea del Verrocchio, que resultaría ser una reproducción de la Academia de Bellas Artes de San Fernando. El propio Racionero la debió dejar allí, y ahora no sólo preside la entrada de la casa de Estamariu, sino que le da el nombre. Cal David, además de un pequeño alojamiento con ambientación de cine, es el centro de operaciones de The Cast, una productora que ha trabajado durante años en el mundo de la publicidad (con nombres como Neymar Jr. o el actor Jesús Olmedo ).

Joan Gil es director y guionista y, junto a su pareja, Àngels González, son el alma mater de esta productora, que cuenta con la colaboración de Montse Rico, una locutora que está a caballo entre Blanes y Estamariu . Los tres han llenado Cal David de cine. "Nuestra intención es vivirlo", enfatiza Gil.

De izquierda a derecha, Montse Guiu, propietaria de los cines Guiu en la Seu d'Urgell; Àngels González y Joan Gil, propietarios de Cal David, y Judith Colell, presidenta de la Academia de Cine Català.

Quien pisa Cal David se traslada a un mundo aparte. Se puede encontrar una amplia gama de objetos que Joan Gil ha ido reuniendo durante años: carteles promocionales de films, una colección de cámaras, un viejo foco Fresnel, una mini tele portátil Sonic de los setenta, idéntica a la que aparece a La noche americana de François Truffaut, e incluso una baqueta original del batería de los Pink Floyd, Nick Mason, un souvenir que Gil logró durante el rodaje de la serie El Mago Pop de Discovery Channel. Lo que antes de la llegada de Racionero eran viejas cuadras, ahora es un santuario del cine.

Aparte de ser una casa temática donde los visitantes pueden disfrutar de la tranquilidad del Pirineo, en Cal David se cuece una cultura cinematográfica que quiere ser pedagógica. Por eso, donde antes Racionero tenía su biblioteca, ahora hay habilitado un hombre cine donde se proyectan sesiones domésticas y privadas para familiares y amigos. "El cine es nuestra profesión y nuestra pasión, y nos encanta compartirla", dicen los productores, que incluso han instalado una clásica máquina de palomitas y un antiguo pin ball. La sala, con capacidad para poco más de una docena de espectadores y de gruesas paredes que propician un sonido envolvente, no es un negocio, sino un proyecto para dinamizar aún más la cultura local. “Hace unos días, el hijo adolescente de un amigo descubrió al personaje de Elvis Presley gracias a nuestra pequeña filmoteca”, dicen.

Cine de sello alto-urgellense

El cine de Cal David va más allá de sus cuatro paredes. The Cast produjo su primer proyecto en Estamariu el año pasado con un mediometraje que, bajo el título Malibu Plage, explica la construcción de una piscina en una escuela de Dakar. Inspirada en hechos reales, es una coproducción con la Fundación Fluidra, que financió un proyecto destinado a frenar la dramática muerte de jóvenes senegaleses en el mar. Ahora ya está en marcha el segundo proyecto de la empresa, una comedia dramática que, junto con la Fundació Vinne, se rodará íntegramente en la comarca del Alt Urgell con doce actores amateurs y uno profesional (que se mantiene en secreto) . Habrá 300 personas implicadas en un proyecto que se empezará a rodar a principios del próximo año y que pondrá el foco, una vez más, en el amor al cine.

Un bullicio cultural

Estamariu es un pueblo que, con 134 habitantes, ha alcanzado ahora la máxima población de los últimos 25 años. La escalada de habitantes la ha experimentado de forma paulatina desde 2009 (cuando tenía 115), y el empuje final fueron los meses de la pandemia. Aparte de ser un lugar silencioso, Estamariu hierve cultura. El efecto llamada de creadores, artistas y divulgadores ha provocado un goteo constante de recién llegados ilustres: el actor, activista y director de la Escuela de Teatro de la Seu d'Urgell Joel Pla; la violinista y musicóloga Núria Llobet; la fotógrafa terrassense Gemma Pla; el periodista del ACN Albert Lijarcio, y la directora de la Fundación Planes Corts, Montse Ferrer. Esta misma fundación ha sido impulsora del desarrollo de Estamariu, que además de hacer posible una comunidad energética, un ciclo permanente de talleres de oficios antiguos, un obrador láctico compartido, un proyecto coworking y una planta de biogás, organizó el pasado septiembre la primera edición del Festimariu, un festival de dos días de charlas, exposiciones, conciertos y talleres por las calles.

Y entre todos los recién llegados, el sabio: el escritor Albert Villaró, que lleva más de treinta años vinculado a Estamariu y es impulsor de talleres de escritura. "Es un pueblo bien comunicado, muy cerca de la Seu, con vivienda disponible y gente siempre cohesionada y hospitalaria", dice el propio Villaró. "Los amigos de Barcelona me dicen que hemos sido muy valientes de venir a vivir aquí, pero yo diría que los valientes son ellos de quedarse allí", concluye Joan Gil.

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