El acuerdo de Trump con los talibanes precipitó la caída de Afganistán, según el ejército de los EE.UU.

El máximo responsable militar cuando Trump firmó la salida del país, Mark Milley, define la retirada de tropas como un "fracaso estratégico"

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La cabeza del mando central del Ejército  de los Estados Unidos, Frank McKenzie, declara en el Congreso  sobre la retirada de la Afganistán.

BarcelonaLos principales responsables militares de los Estados Unidos coinciden en señalar el acuerdo de Doha, firmado por la administración de Donald Trump y los líderes talibanes en febrero del 2020, sin ninguna participación del gobierno afgano, como el desencadenante de la rápida caída del país en manos de los talibanes, que vuelven a gobernar a golpe de sharía desde el pasado mes de agosto. El Congreso de los EE.UU. debate estos días el desastre de la retirada de las tropas norteamericanas, que desembocó en el control total de los talibanes en cuestión de una semana, con las comparecencias de los máximos responsables militares del país.

"Creo que la firma del acuerdo de Doha tuvo un efecto realmente pernicioso para el gobierno y el ejército de Afganistán, psicológicamente más que ninguna otra cosa. El problema es que pusimos una fecha al día que saldríamos del país y que [los afganos] dejarían de recibir nuestra asistencia", ha explicado este miércoles por la noche el general Frank McKenzie, jefe del mando central del ejército de los Estados Unidos. McKenzie destacó también un segundo "clavo en el ataúd" del estado afgano, que es cuando las tropas norteamericanas desplegadas en el país se redujeron "per debajo de los 2.500 soldados" con la decisión del presidente Joe Biden aprobada en abril de este 2021. Asegura que él mismo había advertido varias veces de que cuando los efectivos norteamericanos bajaran de 2.500 efectivos "el gobierno afgano probablemente caería y el ejército iría detrás".

También el secretario de Defensa, Lloyd Austin, ha apuntado a la responsabilidad del acuerdo firmado por Trump y los talibanes, que también supuso el fin de los ataques aéreos norteamericanos contra los talibanes: "Esto fortaleció a los talibanes, que incrementaron sus operaciones ofensivas contra las fuerzas de seguridad afganas, que perdían muchos efectivos cada semana".

El día antes, el martes, había comparecido también el jefe del ejército, Mark Milley, que asumió este cargo, de hecho, en 2019 durante el gobierno de Trump. Milley calificó la retirada de Afganistán como "un éxito logístico pero un fracaso estratégico", y confirmó también que los jefes militares ya preveían un colapso del gobierno afgano en el momento en el que las tropas norteamericanas bajaran por debajo de los 2.500 soldados. Según los jefes militares, su recomendación fue siempre mantener en el país un contingente de 2.500 soldados, pero el propio presidente Biden insiste en que nunca nadie le hizo esta propuesta.

En su comparecencia en el Congreso, Milley se ha tenido también que defender de los ataques de la bancada republicana, que lo acusa de intentar desautorizar al presidente Trump en sus últimos meses de mandato y de actuar de manera politizada, unas acusaciones que él insiste en considerar infundadas. Milley, sin embargo, ha admitido –bajo juramento en el Congreso– que ha sido una de las fuentes de varios libros publicados en las últimas semanas que retratan un final caótico de la administración de Donald Trump. También ha admitido que hizo llamadas a sus homólogos en China para tranquilizarlos, porque pensaban que Trump quería llevar a cabo un ataque militar contra ese país, y ha asegurado que no lo hizo en ningún momento para desautorizar al presidente sino por responsabilidad militar.

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