El presidente de Afganistán sale del país mientras los talibanes entran en Kabul prometiendo una transición pacífica

Los insurgentes y el gobierno aseguran que quieren una "transición pacífica" y se permite que quien quiera abandone la ciudad

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Combatientes talibanes este domingo en la ciudad de Jalalabad, al este del Afganistán.

BarcelonaEl presidente de Afganistán, Ashraf Ghani, ha abandonado este domingo el país acompañado de colaboradores, según la cadena afgana Tolo News poco después de la entrada de los talibanes a la capital, Kabul. Reuters dice que va hacia Tayikistán. Los talibanes tratan de confirmar si se ha marchado y han dado visto bueno a la entrada total a Kabul "para evitar saqueos", según informó Reuters, ya que los policías han desertado sus trabajos. El asalto final de los talibanes para el control total de Afganistán ya se está produciendo en Kabul, con la promesa de un portavoz de los radicales que será "una transición pacífica".

Los soldados insurrectos han cercado por la mañana la capital, garantizándose la opción de acceder a su centro desde todos los lados posibles. Los insurgentes, que han conquistado hasta 26 capitales de provincia tras una fulgurante ofensiva final en poco más de una semana mientras las tropas estadounidenses abandonaban el país, aseguraron que no tienen intención de tomar el poder por la fuerza y los líderes han ordenado a los soldados mantenerse a las puertas de la ciudad, informa Al Jazeera, mientras permitían la evacuación pacífica de quien quisiera irse de la ciudad. Así lo reconocían desde Doha, donde hace meses que ambos bandos tienen conversaciones que no han frenado el conflicto. Lo permitirán creando un corredor de salida de la ciudad, según Reuters.

Por ahora, quien ya ha evacuado sus embajadas por vía aérea son Estados Unidos y Reino Unido. Sábado por la noche, el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, amenazaba a los talibanes que si ponían en peligro su misión de evacuación recibirían "una respuesta militar rápida y fuerte" y mantenía su convicción de irse de Afganistán 20 años después de su entrada en 2001 para derribar el régimen que protegía al terrorista Bin Laden, responsable de los atentados del 11 de septiembre de 2001, de los que se cumplirán dos décadas el próximo mes seguramente con los talibanes de nuevo en el poder.

Desde que el pasado 14 de abril Biden anunció la retirada de las tropas de Afganistán, defendió que los afganos tenían que defenderse "per si mismos" y aseguró que era "poco probable" la caída de un ejército que lleva años siendo entrenado y armado por Estados Unidos. La realidad del terror talibán ha aniquilado su optimismo: las fuerzas gubernamentales afganas han opuesto una casi nula resistencia a los puntos conquistados por los talibanes y Biden se conformaba sábado por la noche con que Estados Unidos mantengan "la capacidad de enfrentarse a futuras amenazas terroristas en Afganistán", consciente del riesgo de exportación del terror más allá de las fronteras de Oriente Medio, como pasó con Irak cuando el Estado Islámico controlaba gran parte. El acuerdo con los talibanes para la retirada de tropas que ya firmó en 2020 el presidente Trump, aun así, incluía que Afganistán no sirviera de plataforma y refugio para el terrorismo internacional.

Lejos del confort de los despachos de Doha y Washington, miles de afganos, sobre todo mujeres y niños, se han refugiado los últimos días en Kabul a medida que sus regiones eran conquistadas. "No tienen ningún lugar más donde ir si la violencia estalla en Kabul", concluía en Twitter Sharif Hassan, reportero de The New York Times. Por su parte, el gobierno de Pakistán ha cerrado el paso fronterizo de Torkham cuando el lado afgano de la frontera ha sido ocupado por los talibanes. Como consecuencia de la caótica situación, se espera una crisis de refugiados sin precedentes proveniente de un país que tiene 38 millones de habitantes. La Unión Europea todavía se debatía durante los últimos días entre la deportación y la aceptación de las demandas de asilo, y en Turquía crecía un discurso xenófobo por la llegada de afganos, después de haber sido el país que más refugiados sirios acogió durante la guerra.

El retrógrado, machista, violento y autoritario régimen de los talibanes amenaza la libertad de los ciudadanos y sobre todo los derechos fundamentales de las mujeres, a quienes no permiten tener trabajo, estudiar o salir solas a la calle y a las que a menudo someten a bodas forzosas, violaciones, lapidaciones y asesinatos.

La conquista, el pasado viernes, de la segunda mayor ciudad del país, Kandahar, aceleraba un asedio al país que ha sido mucho más rápido de lo que se esperaba. Hace solo seis días, impactaba que hubieran conseguido el poder en ocho capitales en menos de una semana. Hoy, con Kabul rodeada y a punto de caer, ya son 26 y la inmensa mayoría de los territorios urbanos y rurales. Las últimas conquistas antes de Kabul también han sido claves: Jalalabad, Gardiz y Nili, poco después de que cayera con facilidad Mazar-y-Sharif, al norte del país y tradicionalmente lugar de resistencia a los talibanes por la fortaleza de la alianza norteña.

El presidente afgano Ashraf Ghani todavía se mostraba optimista sábado asegurando que su prioridad era "remobilizar las tropas" y que había tenido "importantes consultas" que tendrían rápida respuesta. Pero ahora mismo, con Kabul a punto de caer más por rendición de un gobierno debilitado y unas fuerzas militares desmotivadas que no por K.O, las preguntas sobre qué ha pasado y qué pasará no incluyen la posibilidad de unas mínimas libertades en el país. Lo que queda por saber es hasta dónde llegará el terror talibán y cómo podrán justificar los Estados Unidos una salida que los afganos y sobre todo las afganas viven como un abandono, y no porque estuvieran contentos con una presencia norteamericana que no ha tenido una estrategia clara y ha fracasado en el entrenamiento del ejército local.

Mirando atrás, queda mucho para saber qué ha pasado con estas fuerzas afganas que han recibido miles de dólares en armas y entrenamiento, cómo se han rearmado los talibanes, cómo han preparado esta ofensiva y qué papel han tenido otros países.

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