Asia

La tensión entre las dos Coreas entra en una nueva fase: demoliciones de carreteras e intercambio de drones

Las relaciones entre ambas coreas se deterioran mientras la alianza de Kimg Jong-un y Putin se fortalece

Kim Jong-un durante el aniversario del Partido de los Trabajadores de Corea

PekínDemoliciones de carreteras, lanzamiento de globos con basura, drones con propaganda, y escalada de amenazas verbales están deteriorando las relaciones entre las dos Coreas hasta extremos desconocidos en la historia reciente. Pyongyang mantiene un juego de tensión con los vecinos del sur, a los que el pasado jueves declaró formalmente "estado hostil" en la Constitución norcoreana. La misma semana, el derribo de las líneas de carretera y ferrocarril que conectan con el sur ha sido toda una demostración simbólica de que Kim Jong-un no contempla ningún reencuentro entre las dos Coreas.

Hasta ahora los enfrentamientos se han reducido a pequeños incidentes y muchas declaraciones en clave de amenaza, pero muestran una voluntad del régimen de la república popular de seguir provocando para aumentar la presión. El temor es que cualquier error de cálculo podría desencadenar un enfrentamiento armado real que no interesa a ninguna de las dos partes.

La revisión constitucional para declarar Corea del Sur “estado hostil” estaba anunciada desde diciembre de 2023, cuando el líder norcoreano declaró oficialmente que renunciaba a la política de reunificación y que las relaciones entre las dos Coreas era la de "dos países hostiles y beligerantes en guerra". Pyongyang y Seúl siguen técnicamente en guerra porque en 1953 sólo firmaron un armisticio y no un tratado de paz. El cambio en su carta magna envía un mensaje claro que Kim Jong-un apuesta por la consolidación de ambos estados y no piensa negociar una reunificación futura con el Sur.

Amenaza nuclear

Desde Seúl, se han mostrado conciliadores. En un comunicado del ministerio de Reunificación, además de condenar el cambio constitucional norcoreano, se subrayó la voluntad de seguir trabajando para lograr una pacífica reunificación. El régimen de Pyongyang también ha explicado la decisión de destruir el pasado 15 de octubre una parte de las conexiones por carretera y ferrocarril con Corea del Sur como parte de una "separación completa y paulatina del territorio" del Sur. Pero sobre todo ha sido una acción simbólica, puesto que las fronteras entre ambos países ya estaban cerradas y fortificadas.

La realidad es que a lo largo del año, tanto Kim Jong-un como su hermana han ido intensificando su retórica hostil contra Seúl e incluso han amenazado con utilizar armas nucleares. También se han efectuado acciones provocadoras como el envío de globos con basura que han caído en Seúl, mientras que han acusado a Corea del Sur de hacer volar drones que esparcieron propaganda sobre su territorio. El gobierno surcoreano no reconoce estas acciones, aunque varias ONG se dedican, desde la frontera meridional, a enviar propaganda anticomunista y medicamentos al norte.

Detrás de la actitud más agresiva de Kim Jong-un está la firme alianza que ha establecido con Rusia, que se suma a la de China, hasta ahora su principal aliado. Los tres países se erigen en una especie de alianza antioccidental que rechazan el actual orden internacional.

El rol de Moscú

El acercamiento entre Pyongyang y Moscú se ha concretado en un abundante suministro de munición y misiles en Rusia para mantener la invasión de Ucrania. Incluso el presidente Zelenski ha denunciado que Corea del Norte está enviando tropas a luchar en Ucrania, y parece que decenas de técnicos ya estarían trabajando sobre el terreno ayudando con el armamento enviado, mientras que miles de soldados estarían entrenando en Rusia para ser enviados a la frente.

A cambio, Corea del Norte recibe combustible y alimentos y así, los dos países sometidos a sanciones internacionales se ayudan mutuamente. En el ámbito interior, el régimen norcoreano también utiliza el discurso del miedo a un enemigo externo, Corea del Sur, para aumentar la cohesión y el patriotismo. Acusan a Seúl de conspirar con Estados Unidos para hacer colapsar el régimen comunista. El riesgo real de un conflicto armado no es alto, según los expertos, ya que ninguno de los dos países podría asumir el coste de una guerra y Pyongyang sabe que su posición es de debilidad, pese a contar con Rusia como aliado . La escalada de la tensión ha ido aumentando a medida que se avecinan las elecciones presidenciales en Estados Unidos, que siempre ha mostrado un firme apoyo a Corea del Sur ya Japón, países aliados con los que mantiene un acuerdo militar de defensa. La llegada de Trump, que es menos beligerante con Putin, podría debilitar esa política.

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