Los elefantes que hace un año que andan por China y nadie sabe dónde van

Son 15 y han cruzado bosques, huertos, carreteras e incluso ciudades

Las últimas imágenes que muestran los elefantes durmiendo al bosque en las afueras de Kumming
Mar Bermúdez i Jiménez
09/06/2021
3 min

BarcelonaYa están a más de 500 kilómetros al norte de su hábitat natural y hace un año que viajan. Son una manada de 15 elefantes asiáticos que migran a través de China sin que nadie sepa su objetivo. Según los expertos, es la migración más larga, y posiblemente más extraña, que se ha visto nunca. Quizás buscan mejor alimento; quizás se han perdido; quizás son un grupo intrépido, como los protagonistas de tantas películas fantásticas. Científicos de todo el mundo están fascinados por el caso –las migraciones son habituales en la especie, pero sorprende que no se establezcan en ninguna parte y, simplemente, opten por seguir andando– y las autoridades chinas han desplegado un operativo de 400 trabajadores que los siguen para protegerlos a ellos pero también a la población que van encontrándose a medida que avanzan. Las aventuras de los elefantes han generado tanta expectación que ya son estrellas televisivas: en la cadena estatal china, retransmiten sus aventuras en directo, las 24 horas del día.

La población, cautivada por esta historia, comparte imágenes en las redes sociales hasta el punto de que el fenómeno es trending topic en Weibo, la red social más popular de China. Un equipo de drones acompaña constantemente a la manada para monitorear su ruta y su comportamiento. Las últimas imágenes, de este mismo martes, muestran a los elefantes durmiendo en un bosque a las afueras de Kunming, la capital de la provincia de Yunnan.

Los animales empezaron la migración en marzo de 2020, en plena primera oleada de la pandemia. Salieron de la Reserva Nacional de Xishuangbanna, en el extremo sudeste de la frontera entre China y Laos. Al principio eran 16, pero unos cuantos dieron media vuelta. Con los meses han nacido otros, y ahora son 15. Avanzan a través de bosques, prados, campos de cultivo, pueblos e, incluso, ciudades. Se contabilizan destrozos de más de 1,1 millones de dólares de haber pasado por callejones, casas, huertos y graneros donde encuentran comida. Por las redes sociales corren vídeos de algunas de sus travesuras: desde romper ventanas y puertas hasta arrasar un concesionario de coches.

Mientras tanto, las autoridades chinas han recomendado a la población que evite dejar trigo o sal en los patios, puesto que atraen a los animales. Algunos pueblos han sido evacuados para proteger a sus habitantes y se insiste en advertir que son animales salvajes y peligrosos y que no es conveniente acercarse a ellos. China intenta mantener la manada lejos de las zonas más pobladas, como la ciudad de Kunming, donde viven unos ocho millones de personas. Pero, hasta ahora, no han tenido mucho éxito: crearon una especie de caminos recubiertos de trigo para hacer barrera e intentar desviarlos, pero los elefantes los destrozaron, se comieron el trigo y siguieron en la dirección que quisieron, hasta que acabaron entrando en la ciudad.

Refugiados huyendo de los humanos

La migración se ha convertido en todo un circo mediático y algunos críticos consideran que hay que hacer una lectura muy diferente. El elefante asiático es una especie en peligro de extinción y el gobierno chino hace tiempo que toma medidas para protegerla. Actualmente, a pesar de que ha aumentado, solo hay unos 300 ejemplares, principalmente en la provincia de Yunnan. Según algunos científicos, ahora hay más población en un mismo espacio, limitado por la acción de los humanos, cosa que dificulta la habitabilidad. Por eso consideran que la manada de 15 elefantes se refugian de los humanos, que han acabado con su hábitat natural, y que intentan encontrar un espacio donde establecerse para sobrevivir.

Por ahora, no hay indicios que hagan pensar que la aventura está a punto de acabar. Según los expertos, la conocida inteligencia de los elefantes les ha permitido ir aprendiendo durante el camino lecciones como por ejemplo que los campos de cultivo les aportan un alimento mejor, fácil de obtener y variado que el que encuentran en el bosque al que estaban habituados. Así, al menos este grupo se ha ido adaptando a la urbanización y a los humanos, haciendo todavía más difícil predecir dónde, cuándo y cómo acabará su travesía, que, al menos mediáticamente, ha cruzado fronteras.

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