Los Estados Unidos esperan a China en la superficie de Marte
El rover Perseverance aterriza en el Planeta Rojo para buscar restos de vida, y en mayo lo hará un vehículo chino
Después de siete meses de viaje por el espacio, el Perseverance ha aterrizado sobre Marte esta noche a las 21.55 h en Catalunya (mediodía en los Estados Unidos), en una nueva jornada de infarto en la sala de control de la NASA en el Jet Propulsion Laboratory (JPL) de California, retransmitida en directo en todo el mundo. Pero el Perseverance es solo la primera de las dos naves humanas que este año tienen previsto visitar el Planeta Rojo. La misión Tianwen-1 de la China pretende hacer aterrizar por primera vez a un rover chino en Marte (eso sí, mucho más pequeño). Todo un desafío al monopolio norteamericano de la exploración de Marte.ç
El Perseverance es el robot más grande, más pesado y más complejo que ha pisado nunca el planeta. Todos los que lo han hecho hasta ahora han sido naves de los Estados Unidos. La antigua Unión Soviética fue la primera que intentó hacer aterrizar una nave en Marte en 1971 pero perdió el contacto con ella pocos segundos después de que aterrizara. Misiones más recientes de la Agencia Espacial Europea (ESA) y Rusia también han acabado en fracaso, a pesar de que años después de que el Beagle europeo se diera por perdido en 2003 se supo que no se había estrellado sino que simplemente no desplegó sus placas solares y no se pudo comunicar.
Y es que el aterrizaje en una atmósfera tan poco densa como la marciana es una tarea tecnológicamente muy complicada, en la cual de momento solo la NASA ha tenido éxito. Fue la primera en conseguirlo en 1976 con la nave Vikinga , y después han venido todavía siete más. Si en mayo China tiene éxito, se convertirá en el segundo país del mundo que consigue explorar la superficie marciana con un robot.
La misión china sería la primera de una incipiente (y meteórica) industria espacial en el gigante asiático. Pero el aterrizaje de ayer del Perseverance es, en cambio, la culminación de los últimos veinte años de exploración de la NASA en Marte, centrados en la estrategia de seguir "el agua". Es la misión tecnológicamente más avanzada de todas, que aterriza en la zona de Marte más prometedora para encontrar restos de vida. El cráter Jezero, donde tiene que ponerse el Perseverance, está situado donde hace más de 3.000 millones de años estaba el delta de un río que desembocaba en un cuerpo de agua tan grande como el lago Tahoe . El objetivo del Perseverance es encontrar restos de microorganismos que pueden haber vivido en el pasado.
Otro objetivo de la misión es preparar el terreno para enviar astronautas a Marte, para lo cual el Perseverance incorpora un aparato que intentará sacar oxígeno del CO2 que compone mayoritariamente la atmósfera del planeta. Y todavía un lucimiento tecnológico más: el Ingenuity, el primer helicóptero que volará sobre la superficie de Marte, si todo va bien.
Atentos a China
Si China tiene éxito en mayo, su nave aterrizará sobre la planicie Utopía, a medio camino entre la zona de aterrizaje del Perseverance y el polo norte de Marte. No es seguro que lo consiga: un tercio de los intentos de aterrizar en Marte que se han hecho hasta ahora han acabado en fracaso. Pero si lo hace, China exhibirá una capacidad tecnológica potente capaz de competir con la norteamericana: su primera misión en Marte habrá conseguido no solo orbitar el planeta sino también aterrizar en él, todo de golpe. Su nave espacial Tianwen-1 ya está orbitando sobre Marte desde el miércoles de la semana pasada, 10 de febrero. Dos días después de llegar, el viernes, Pekín hizo públicas las imágenes de esa entrada en la órbita marciana, un retraso comunicativo que contrasta con el despliegue de medios que la NASA pone siempre en marcha para retransmitir, en directo y al detalle, cada uno de sus movimientos en el espacio.
Dos potencias muy diferentes que compiten ahora también en el espacio, a pesar de que los años de ventaja ofrecen todavía a los Estados Unidos una situación totalmente preeminente. Pero el gobierno de Xi Jinping pisa el acelerador en la carrera espacial y ha conseguido muchos hitos históricos en los últimos años, como por ejemplo ser el primer país que aterriza en la cara oculta de la Luna o que hace nacer ahí una semilla. "China tiene el potencial para establecer instalaciones en la Luna y quizás incluso para enviar humanos a Marte. Si será o no China el primero en hacer alguna de las dos cosas es más una cuestión de la prioridad que los Estados Unidos y la China otorguen a estos proyectos", explica al ARA Bruce McClintock, el jefe de RAND Space Enterprise Initiative, el centro de investigación sobre el espacio del think tank norteamericano RAND.
El nuevo gobierno de Joe Biden ha confirmado la continuidad del programa Artemis impulsado por Donald Trump, que pretende hacer llegar por primera vez una mujer a la Luna en 2024. Aún así, el nuevo presidente ha advertido que priorizará la investigación climática de la NASA, especialmente importante en el combate contra la emergencia climática que la nueva Casa Blanca ha puesto en el centro de sus prioridades –convirtiéndola incluso en prioridad de seguridad nacional–. "Todavía no está claro si la administración Biden pondrá el mismo nivel de énfasis en la exploración de Marte", añade McClintock. Una cuestión de prestigio político, en caso de que China protagonice muchas primeras veces más en la carrera espacial, podría mover a Biden hacia Marte, pero en el espacio también hay "base razonable para la extracción de recursos de la Luna, asteroides o Marte, aunque todavía queda mucho camino para hacer que los costes y la tecnología sustenten esta motivación económica", dice el experto.
Con todo, McClintock no cree que se pueda hablar de una nueva carrera espacial como la de la Guerra Fría entre los EE.UU. y la URSS, sino que estamos ante una "nueva era espacial caracterizada por una actividad espacial que es global, diversa y se extiende rápidamente como resultado de unas barreras de entrada sustantivamente más bajas". La prueba de esto, dice, es precisamente también la llegada de los Emiratos Árabes Unidos a Marte: la semana pasada la nave Al Amal (esperanza) entró en la órbita marciana y se convirtió así en la primera nave interplanetaria de un país árabe.
Para el científico del CSIC José Antonio Rodríguez Manfredi, en cambio, sí “vivimos una segunda carrera espacial”, una que ya no tiene dos únicos competidores –ni siquiera los EE.UU. y China–, sino que también entran la India, Japón, los EAU e, incluso, las empresas privadas, como SpaceX o Boeing. Para el investigador, es una nueva era apasionante que “abre una ventana de oportunidades tremenda”.