El Perseverance aterriza con éxito en Marte

Los siete minutos de terror han pasado y el Perseverance ha aterrizado sobre Marte. Cuando se ha oído finalmente la ovación en la sala de control de la NASA, de hecho, ya llevaba allá 11 minutos, los que tardan en llegar a la Tierra las imágenes que envía la nave desde Marte. Paso a paso, los planes del aterrizaje se fueron cumpliendo con éxito, con pequeños aplausos que acabaron con un gran estallido. "El Perseverance ya está de forma segura en la superficie de Marte", decían desde la sala de Control.

Un nuevo éxito para la NASA. La maniobra de entrada en la atmósfera marciana –a 200 millones de kilómetros de distancia de la Tierra y con una densidad muy baja– de una nave de más de una tonelada de peso que llegaba a 20.000 kilómetros por hora, es realmente una proeza tecnológica. "Es una secuencia muy precisa de movimientos y no hay margen para el error", explicaba al ARA José Antonio Rodríguez Manfredi, del Centro de Astrobiología del CSIC, vinculado a la NASA.

La expectación generada por el aterrizaje recordaba la de los años 60 del siglo pasado. Pero la imagen del centro de control de la NASA en California era muy diferente esta vez: mascarillas en todas las caras y dos asientos de separación para mantener las distancias impuestas por el covid-19. Alguna lágrima de emoción pero ningún abrazo esta vez. Desde el CCCB, la astrofísica Mariona Badenas comentó el aterrizaje para los espectadores catalanes.

"Este es el vehículo más grande que hemos enviado nunca a otro planeta y el segundo que aterriza con este sistema", explicaba el científico el CSIC. La nave entró en la atmósfera de Marte a 125 kilómetros de distancia de la superficie del planeta y empezó a desacelerar por la fricción con la atmósfera marciana. Cuando estaba a 12 kilómetros de la superficie, se desplegó el paracaídas con éxito y después, cuando estaba a dos kilómetros, se pusieron en marcha los cohetes que lo ayudaron a aterrizar. Tenía un margen de 600 metros para llegar a su punto previsto.

El vehículo viajaba dentro de una carcasa que lo protegía de los 1.300 ºC de temperatura que experimentó la nave al entrar en la atmósfera de Marte, justo cuando empezaron los siete minutos de terror que tarda la nave en cruzar la atmósfera y ponerse sobre la tierra de Marte.