Harris cambia de táctica y centra la recta final de la campaña al atacar a Trump
La demócrata vuelve a poner el foco sobre el republicano y desciende al barro para intentar desempatar unas elecciones que cada vez se auguran más reñidas
WashingtonUna de las claves de la euforia que generó Kamala Harris cuando sustituyó a Joe Biden era la capacidad de su campaña para crear relato. Tras meses con un Biden que basaba su discurso en el miedo a Donald Trump, en una actitud defensiva frente al republicano, que marcaba la agenda, Harris aportó un relato constructivo que miraba al futuro. El espacio que le dedicaba al magnate era mínimo. Ahora, en la recta final, y con unas encuestas muy ajustadas, Harris está repitiendo la táctica de Biden: atacar a Trump y ponerlo en el centro de su discurso.
En un foro con votantes indecisos organizado por la CNN, Harris ha calificado a Trump de "fascista" y ha dicho que cree que es un peligro para la democracia. La candidata demócrata citaba algunas de las declaraciones de John Kelly, ex jefe de gabinete de Trump mientras fue presidente, quien ha explicado que el expresidente elogió a Hitler mientras estaba en el cargo y dijo que necesitaba "generales como los de Hitler". Kelly lo contaba en The New York Times y The Atlantic este martes, donde aseguraba también que el magnate anteponía la lealtad personal por delante de la Constitución.
Antes de sentarse en el plató de la CNN, Harris también ha advertido que el expresidente republicano está cada vez más "desequilibrado" e "inestable", y que "es profundamente preocupante e increíblemente peligroso que invoque a Adolf Hitler". "Dijo aquello [que necesita un ejército como el de Hitler] porque no quiere un ejército leal a la Constitución, sino que le sea leal a él, personalmente. Que obedezca sus órdenes, incluso cuando les diga que violen la ley o abandonen su juramento en la Constitución", decía Harris en referencia a que si Trump gana las elecciones, también se convertirá en el comandante jefe del ejército estadounidense.
La candidata demócrata también ha recordado cómo Trump lleva semanas utilizando la etiqueta de "enemigo interno" para referirse a los ciudadanos que no le apoyan. La primera vez que hizo servir este concepto fue en el mitin de Butler (Pensilvania) el pasado 5 de octubre, donde el republicano insinuó, de forma más explícita que nunca, que sus rivales políticos podrían estar detrás de los dos intentos de asesinato que ha sufrido.
Las palabras que Harris ha utilizado en las últimas horas recuerdan cuando Biden también atacaba a Trump diciendo que era un "dictador". Sin embargo, fue el propio Trump quien dijo que sería "un dictador sólo el primer día" que asumiera la presidencia si ganaba las elecciones. El aumento de la agresividad de Harris contra Trump supone un cambio de táctica respecto al nuevo ángulo de ataque que habían establecido los demócratas en Chicago: reducir el magnate a un ególatra que solo piensa en él.
Es significativo cómo el espacio que Harris da a Trump ha ido aumentando en las últimas semanas. Durante la primera entrevista que concedió como presidenciable, se sacudió la pregunta sobre los ataques de su rival con un "Siguiente pregunta, por favor". Ahora está poniendo el foco sobre el peligro que representa el republicano para la democracia si llega al poder.
El nuevo viraje no parece ser únicamente una estrategia de la vicepresidenta, sino de todo el Partido Demócrata. La semana pasada, durante un mitin en el estado clave de Arizona, donde Trump se está haciendo fuerte, el expresidente Barack Obama centró buena parte de su intervención en el republicano y subió el tono en sus ataques: "No necesitamos ver cómo es un Donald Trump más viejo y más loco sin limitaciones".
El barro, el terreno predilecto de Trump
Uno de los problemas de Biden, más allá de los lapsus y su edad, era precisamente que su campaña se movía únicamente a partir del miedo a un posible regreso de Trump. Los demócratas corrigieron esto con Harris, poniendo en el centro la alegría y la esperanza, dos emociones constructivas y que tienden a movilizar más el voto, según explicaba al ARA el profesor de psicología de la Universidad de Delaware, David Redlawsk. La decisión de bajar al barro e incrementar los ataques personales contra Trump es un intento de los demócratas por intentar acabar de apurar los votos indecisos –si es que todavía los hay– que no han conseguido convencer con la promesa de un nuevo capítulo para la sociedad estadounidense que ponga fin a la polarización.
Hasta ahora, entrar en el terreno de los ataques personales y las recriminaciones ha acabado favoreciendo de una forma u otra a Trump, sobre todo porque supone seguirle el juego de aumentar la crispación. Aunque es cierto que Harris entra en el cuerpo a cuerpo con el magnate desde una posición muy diferente a la que lo hacía Biden: la demócrata asegura que tiene un programa para ejecutar si llega a la presidencia, más allá de frenar el expresidente republicano.
Mientras, en las últimas semanas el magnate no ha hecho más que preparar el terreno para poder declarar un nuevo supuesto caso de fraude electoral cara al 5 de noviembre. En Butler, los republicanos recuperaron los llamamientos a "proteger el voto" y desde entonces figuras cercanas al magnate, como el multimillonario Elon Musk, no han hecho más que dar voz a las teorías conspiranoicas sobre migrantes ilegales que se están registrando para votar y otros.
En Arizona, aunque están aplicando una política de transparencia radical para evitar que se repitan los altercados del 2020, este miércoles la policía detenía a un hombre para disparar tres disparos en una oficina de campaña del Partido Demócrata en Phoenix. No hubo heridos ni muertos y el hombre ya fue arrestado con los cargos de terrorismo. En su casa encontraron 120 armas y las autoridades creen que el individuo se estaba "preparando para cometer un ataque masivo".