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Zelenski recibe en Londres el confort de una Europa en estado de choque

El primer ministro británico abraza al presidente ucraniano en Downing Street, donde encuentra el apoyo de cientos de personas

Volodímir Zelenski y Keir Starmer en Londres.
01/03/2025
6 min
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LondresEn un ejercicio de funambulismo diplomático digno de la mayor tradición británica o vaticana, y con una coreografía bien orquestada, el primer ministro del Reino Unido, Keir Starmer, ha recibido este sábado a media tarde a Volodímir Zelenski. Una cordialidad y un cariño por el líder ucraniano que contrasta como el blanco y el negro con la emboscada que sufrió este viernes en el Despacho Oval de la Casa Blanca, a manos de Donald Trump y JD Vance, presidente y vicepresidente de Estados Unidos.

En vez de esperarle en el umbral del número 10, Starmer le ha ido a buscar al fondo del callejón, donde había aparcado el coche en el que se desplazaba. Se han encontrado a medio camino, lo ha abrazado efusivamente y, deteniéndose, el premier señaló con la mano izquierda la avenida de Whitehall, donde un par de cientos de personas le habían dado la bienvenida entre gritos y aplausos.

Después, en el interior de la residencia oficial, Starmer ha expresado una vez más el "apoyo incondicional" del Reino Unido en Ucrania. Con las cámaras de televisión como testigo, el premier ha desafiado implícitamente el parecer de Trump en relación con el futuro del país en guerra cuando ha dicho: "Como has oído por los aplausos en la calle, tienes un apoyo total en todo el Reino Unido, y estaremos a tu lado y al lado de Ucrania durante todo el tiempo que sea necesario".

Starmer, que se arriesga así a distanciarse de Trump, le ha recordado a Zelenski: "Ambos queremos conseguir una paz duradera para Ucrania basada en la soberanía y la seguridad, tan importante para Ucrania, tan importante para Europa y tan importante para Reino Unido". En otro desafío implícito a Trump, el rey Carlos III recibirá este domingo a Zelenski, si bien ha sido a petición del propio presidente ucraniano, y con el visto bueno del gobierno británico.

El jueves, en Washington, donde Starmer viajó para arrancar a Trump garantías de paz para Ucrania tras un hipotético alto el fuego –no salió adelante–, y como lubricante, y conociendo el carácter ególatra del magnate, el premier le transmitió una invitación para una segunda visita de estado a Reino Unido, durante la cual el republicano será regado con toda la pompa y circunstancia que es capaz de desplegar la monarquía británica.

Zelenski, por su parte, ha agradecido que el rey aceptara la petición de audiencia y ha comentado: "Quiero dar las gracias a la gente del Reino Unido, por su gran apoyo desde el inicio de esta guerra. En Ucrania estamos muy contentos de tener socios estratégicos tan importantes". En los pocos minutos en los que ha habido cámaras, el elefante en la habitación era Donald Trump, que el viernes acusó a Zelenski de "estar jugando con la Tercera Guerra MundialSin embargo, en ningún caso se ha mencionado su nombre.

El encuentro entre Starmer y Zelenski se ha alargado una hora y media. Sacó un préstamo de 2.730 millones de euros para mejorar las defensas del país. Y en un gesto inusual, el premier le ha acompañado hasta el coche y le ha vuelto a abrazar efusivamente. Fuera, continuaban los gritos de apoyo al presidente ucraniano.

Zelenski insiste en las garantías de seguridad

A mediodía, tras aterrizar en territorio británico, Zelenski había publicado un comunicado a X en el que insistía tanto en los agradecimientos a "la nación americana" por el apoyo durante los tres años de guerra como en la necesidad de obtener suficientes "garantías de seguridad" que hagan posible una "paz justa y duradera". "Nuestra situación es difícil, pero no podemos parar de luchar sin garantías de que Putin no volverá mañana", recalcaba. Y añadía: "Estamos preparados para firmar el acuerdo sobre minerales, que será el primer paso hacia las garantías de seguridad". Unas salvaguardas sobre las que quiere saber "el papel estadounidense: qué tipo, qué volumen y cuándo".

Este planteamiento, que comparten los aliados europeos de Kiiv con la excepción de la Hungría de Viktor Orbán y de la Eslovaquia de Robert Fico, fue ridiculizado por Trump en el enganche a la Casa Blanca. "He aquí y nos dices: «No quiero un alto el fuego, no quiero un alto el fuego». El problema es que te he empoderado para ser duro y no creo que seas duro sin Estados Unidos", le llegó a decir.

A la luz de los históricos eventos del viernes en Washington, los esfuerzos diplomáticos del presidente francés, Emmanuel Macron, y del primer ministro británico, ambos desplazándose a Estados Unidos durante la semana para arrancar garantías de seguridad para Kiiv, parecen oportunidades derrochadas. Europa y Ucrania se preguntaban ayer si han perdido definitivamente el paraguas defensivo de Estados Unidos, que prefieren abrazar al autócrata Putin. Tanto es así que la jefa de la diplomacia comunitaria, Kaja Kallas, afirmó el viernes: "El mundo libre necesita a un nuevo líder".

Mucho más contemplativo con Trump ha sido el secretario general de la OTAN, Mark Rutte. En declaraciones, este sábado, en la BBC, no quiso valorar el comentario de Kallas, pero sí informó de que habló con Zelenski poco después del abucheo en la Casa Blanca y le instó a "encontrar la manera de restablecer las relaciones". Rutte, que ha ignorado la actitud arrogante de Trump, ha hablado de "la necesidad de mantener la unidad entre Europa y Estados Unidos".

Starmer, puente entre Bruselas, Kiiv y Washington

Pese a la cálida bienvenida a Londres, el presidente ucraniano ha llegado a una capital británica ya un continente europeo en estado de choque, una vez las diferentes cancillerías y Bruselas han comprobado cómo el orden mundial construido desde 1945 ha saltado por los aires en las escasas cinco semanas que hace que Trump ha vuelto a la Casa Blanca.

Y el hombre que quiere ayudar a recomponerle es Starmer, que en las próximas horas intentará hacer de puente entre Kiiv, Bruselas y Washington. Antes del choque de este viernes, Starmer ya había convocado una reunión con líderes europeos para el domingo para continuar los contactos para construir una estrategia común europea con la que ofrecer seguridad en Kiiv tras un hipotético acuerdo de paz con Moscú.

Pero tras el asalto sufrido por Zelenski en Washington, el premier debe intentar, en primer lugar, recomponer los puentes entre Kiiv y Washington. De repente, la diplomacia británica vuelve a cobrar relevancia global y, paradójicamente, el propio Brexit que le ha socavado podría favorecer ahora el papel de mediador, porque Trump tiene Bruselas entre ceja y ceja. La imprevisibilidad del personaje, sumada a la agresividad ideológica y vengativa mostrada por Vance, puede hacer imposible una solución razonable para todos los actores. De momento, los únicos que disfrutan son los rusos. Según la prensa estadounidense, Estados Unidos se plantearía la retirada de toda la ayuda estadounidense para el esfuerzo de guerra. Y en Washington, este sábado, todas las voces destacadas de los republicanos han cerrado filas con el presidente.

La oficina del premier ha informado que el viernes por la noche Starmer habló con Trump y Zelenski. El británico ha sido uno de los pocos líderes europeos que no expresó públicamente su apoyo a Zelenski tras el choque del Despacho Oval. Por no enemistarse con Trump poniéndose del lado de los líderes de la Unión Europea y para así poder seguir teniendo el papel de puente al que le ha empujado las circunstancias y una historia de especial relación entre Reino Unido y Washington. También Macron ha hablado con ellos.

Keir Starmer y Donald Trump, el jueves en Washington.

¿Qué puede hacer realmente Europa?

Alastair Campbell, spin doctor de Tony Blair entre 1997 y 2003, presente en una reunión del premier con Putin, "que fue muy mal, pero ni de lejos tan mal" como la del Despacho Oval, comenta también que "Reino Unido, Francia, Alemania, Canadá, Australia y otros países deben dar un paso adelante". En este sentido, considera que la cumbre de Starmer "es muy importante". Y apunta a la posibilidad de que "alguien tendrá que negociar, Starmer o Macron, para que [Zelenski y Trump] vuelvan a sentarse en la misma sala".

Quien fue ministro de Exteriores de Rishi Sunak, Jeremy Hunt, se mostraba confiado este sábado en la BBC en que "aún hay una pequeña esperanza" de reconducir la situación. Aseguraba que "el presidente Trump quiere un acuerdo y necesita que Zelenski forme parte de él": "No quiere retirarse de Ucrania y abandonarla a los rusos al igual que Estados Unidos abandonó Afganistán a los talibanes". El razonamiento de Hunt es que las implicaciones geoestratégicas de abandonar Ucrania "serían muy negativas también para Estados Unidos". "¿Cuáles serían las consecuencias si China decidiera ocupar Taiwán? ¿Podrían provocar una crisis aún mayor en Asia", argumenta.

Ésta sería la versión más optimista. Pero también los hay pesimistas. Por ejemplo, la del analista y exdiputado conservador Rory Stewart: ni Macron ni Starmer consiguieron debilitar a Trump con las garantías antes de que fuera el viernes Zelenski y "ahora nos encontramos con el peor escenario posible y cada vez parece más probable". En resumen, implica el mantenimiento de Trump de "su posición actual y la retirada del apoyo de Estados Unidos a Ucrania y la posibilidad de que prohíba que los países europeos vendan o cedan el armamento estadounidense a Kiiv". A partir de ahí, continúa Stewart, Rusia podría expandir su territorio. "No es imposible que Putin pueda llegar hasta Kíiv e incluso a Moldavia", remacha. De todo ello hablarán en las próximas horas Starmer, Zelenski, Macron, Sánchez, Ursula von der Leyen y más líderes europeos.

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