El ataque ruso a Ucrania

98 mineros atrapados en Ucrania por los cortes de luz provocados por los misiles rusos

El balance de víctimas de la oleada de misiles de lunes se eleva a 19 muertos y 105 heridos

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BarcelonaLa oleada de ataques rusos del lunes contra una quincena de ciudades ucranianas, que entre otros objetivos golpearon la infraestructura eléctrica, provocaron apagones que dejaron a 854 mineros atrapados bajo tierra en la región de Kriví Rih, en el centro-este del país. La mayoría han podido ser rescatados, excepto un grupo de 98, que sigue bajo tierra, según informan los medios públicos ucranianos. Se espera que hoy puedan salir a la superficie.

Mientras tanto, se va aclarando el impacto de la oleada de ataques con misiles ordenada por el Kremlin en represalia por la explosión en el puente de Kerch, la obra estrella de Vladímir Putin que une la península de Crimea con Rusia. Moscú lanzó 84 misiles de crucero y 24 drones de fabricación iraní en territorio ucraniano, más de la mitad de los cuales fueron interceptados por las defensas antiaéreas, según Kiev. Según han informado esta mañana los servicios de emergencia ucranianos, 19 personas murieron y 105 quedaron heridas en los bombardeos rusos, que afectaron a 12 regiones, incluyendo el centro de Kiev, que no sufría ataques desde junio. Solo en la capital los misiles causaron una treintena de incendios.

Misiles, un arma escasa para el Kremlin

El Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW), con sede en Washington, asegura que los misiles de precisión que ayer consumió el Kremlin son "cada vez más escasos" y que se lanzaron sin un objetivo militar concreto. El centro alerta de que Rusia tiene problemas para abastecerse de este armamento, que necesita para hacer frente a la contraofensiva ucraniana en las regiones que Moscú pretende anexionarse: Donetsk y Jerson.

Desde el punto de vista del análisis militar, los ataques han tenido un impacto muy limitado en el campo de batalla, donde las fuerzas rusas, exhaustas y mal equipadas, están perdiendo terreno en el frente del sur y el del centro. La pérdida del puente de Kerch todavía agravará más los problemas logísticos y de abastecimiento de las tropas rusas desplegadas en el frente, que ahora solo pueden abastecerse a través de Jerson, en un territorio que está dentro del alcance de los sistemas lanzamisiles Himars que los Estados Unidos han enviado al ejército ucraniano.

¿Qué busca Putin?

El balance también deja claro que los objetivos del Kremlin no tenían un valor militar directo, sino que buscaban generar el pánico entre la población civil –un misil impactó contra una zona de juegos infantiles en un parque céntrico de la capital– y también dañar la infraestructura eléctrica, ahora que las familias ucranianas se preparan para el invierno. No parece que lo hayan conseguido, porque la reacción de la población fue bajar con calma a las estaciones de metro y refugios y esperar que pasara el bombardeo. Parece que si algún impacto han tenido los ataques en la moral de la población ucraniana es más bien en su disposición a resistir ante una invasión que tiene como objetivo su exterminio como pueblo.

Putin también necesita acallar las voces de los halcones en Rusia que reclaman más mano dura ante la sucesión de desastres que las tropas rusas están sufriendo sobre el terreno. Lo que tenía que ser un paseo para hacer caer el gobierno de Kiev en cuestión de días se está convirtiendo en un callejón sin salida y el ataque al puente de Crimea fue un golpe de efecto simbólico. Las tres últimas decisiones de Putin parecen responder a esta presión de los ultras: el decreto de anexión de las cuatro regiones ucranianas, la movilización de civiles y la oleada de ataques de lunes. Pero ninguno de ellas responde a la realidad militar sobre el terreno y además aumenta la conflictividad interna con una mayoría que hasta ahora ha sido silenciosa.

Impacto en la infraestructura eléctrica

El único hito palpable de los centenares de millones de euros que el Kremlin quemó con los misiles lanzados ayer es la destrucción de la infraestructura eléctrica, a las puertas del invierno. Esto es importante para los ucranianos pero también para los países vecinos, porque Ucrania hasta ahora exportaba electricidad a Europa oriental. Los misiles rusos golpearon centrales y otras infraestructuras eléctricas en 12 regiones y la capital.

¿Y ahora, qué?

Nadie sabe exactamente de cuántos misiles de largo alcance dispone todavía el Kremlin. Los misiles de precisión como el KH-101, Kalibr o Iskander se han usado extensamente en Ucrania desde el inicio de la guerra. En los últimos meses, sin embargo, se ha visto cómo el Kremlin recurría también a modelos más antiguos de la era soviética, de los años 80 o incluso de los 60. Por otro lado, los ucranianos han mejorado su defensa antiaérea (según Alina Frolova, analista del Centro de Estrategias de Defensa, han pasado de interceptar el 3% de los proyectiles a más de la mitad). Esto significa que Rusia tiene que usar muchos más misiles si quiere alcanzar algún objetivo. Según el Centro de Análisis de Políticas Europeas, Rusia ha presionado a sus dos grandes fábricas de misiles, pero debido a la falta de mano de obra especializada y de componentes que se tienen que importar del extranjero (vetados por las sanciones), solo ha podido incrementar la producción un 20%. Según Ksenia Kirillova, de la Jamestown Foundation, "Rusia tiene muchos misiles soviéticos para seguir haciendo ataques, pero ya no serán de precisión".

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