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Ali Aslan: "Alemania es como un teléfono Nokia en una Apple store"

Presentador de televisión internacional y antiguo asesor del gobierno alemán

Ali Aslan, periodista alemán
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BarcelonaTodo apunta a que las elecciones de este domingo serán el escenario de la consolidación de AfD en Alemania. ¿Pero de dónde nace la frustración de los alemanes para abalanzarse en esta ola conservadora? Hablamos con Ali Aslan, presentador de televisión internacional y antiguo asesor del gobierno alemán, que la semana pasada estuvo en Barcelona para asistir a una conferencia del CIDOB sobre estos comicios.

¿Cómo ha cambiado la sociedad alemana en la última década?

— La respuesta corta sería que ha cambiado en términos de perspectiva política y rendimiento económico.

¿Y la larga?

— Alemania hace 10 años era percibida como modelo político y económico mundial. Pero en los últimos 10 años su reputación ha quedado dañada por una serie de razones: ha pasado de tener un gran superávit comercial a ser la economía con el mayor crecimiento del G-7 y con recesiones consecutivas. La razón es que es un país analógico en un mundo digital. Ha sido incapaz de adaptarse al siglo XXI. Es como un teléfono Nokia en una Apple Store. Dice mucho que de las 50 empresas más valiosas del mundo sólo haya una alemana: SAP. Es impactante y decepcionante, porque hace 10, 20 o 30 años esta cifra habría sido de al menos dos dígitos.

¿A qué se debe este bajón?

— Uno de los aspectos principales del éxito alemán de las últimas décadas era lo que yo llamo el triángulo del éxito: la seguridad la proporcionaba Estados Unidos, la energía barata, los rusos, y teníamos un gran excedente comercial porque los chinos querían tener productos alemanes. Ese triángulo que ha sostenido el éxito político y económico ha desaparecido: el gas de Rusia, desaparecido por las sanciones, ha hecho encarecer las exportaciones a China, que a su vez ha aprendido a desarrollar sus propios productos y ya no nos necesita. Y en cuanto a la seguridad, es muy incierto que EEUU siga garantizando la seguridad alemana bajo el paraguas de la OTAN. Por su parte, la industria del automóvil, la columna vertebral de la economía alemana, ha evidenciado que sus coches eléctricos no pueden competir con el resto del mundo. Tesla hace 4 veces el tamaño de la industria alemana. Esta desventaja competitiva lleva a una rápida desindustrialización, unas infraestructuras precarias, salarios reales en declive, despidos y carencia de trabajadores cualificados.

¿Qué impacto ha tenido esto a nivel político?

— La disminución del poder adquisitivo, los despidos... esto tiene ramificaciones políticas. Existe un debilitamiento de la confianza en las instituciones y en los principales partidos políticos tradicionales. Y cuando la confianza pública se erosiona, la ciudadanía busca partidos alternativos. Uno de ellos es AfD, cuyas encuestas prevén que sea segunda fuerza con el 20% de los votos. Ahora están capitalizando el hecho de que la inmigración es percibida como un problema importante. Entre 2021 y ahora, el número de solicitudes de asilo de migrantes se ha duplicado. Y muchos de los migrantes a los que se deniega la solicitud no están siendo deportados. Cuando algunos individuos cometen actos de terror, la ciudadanía se siente frustrada.

Alemania no está tan bien como antes, pero sigue siendo la tercera economía mundial.

— Sin embargo, ciertamente todo lo que decíamos –la caída de los salarios reales, el paro, la inflación, la guerra en Ucrania...– tiene muchos efectos concretos en la incapacidad de la gente para, por ejemplo, calentar su casa. La crisis de la vivienda está perjudicando a la gente, que no puede permitirse un alquiler adecuado. Tenemos una sociedad envejecida, bajo índice de natalidad. Alemania necesita migrantes, pero sobre todo mano de obra calificada. A primera vista el bajón puede no parecer tan drástica, pero por la rápida desindustrialización, la incapacidad de digitalizar la industria y por los problemas demográficos no hay soluciones a corto plazo. Sea cual sea la coalición que venga, existen dudas razonables de que el nuevo gobierno será capaz de arreglar estos problemas.

¿Qué está en juego para la Unión Europea en estas elecciones?

— Mucho. Alemania débil significa Unión Europea débil. Alemania sigue siendo la nación más poblada y próspera de la UE y su motor político y económico. Si Alemania está debilitada y demasiado ocupada consigo misma, no podrá liderar Europa. Y la UE necesita liderazgo en ese mundo multilateral. EEUU ya ha mostrado que no les interesa garantizar el bienestar de Europa. Tenemos a China decidida a convertirse en una potencia mundial, tenemos a Brasil, India, Arabia Saudí... que intentan afirmarse en el escenario global. ¿Dónde está Europa en esta ecuación? Debe ser lo suficientemente fuerte para defender sus intereses y para que se la tome en serio. La pregunta es si Europa puede confiar en sí misma cuando su mayor y más rico país está demasiado distraído y atropellado por sus propias carencias y problemas. No es descabellado imaginar un escenario donde Marine Le Pen lidere Francia, Nigel Farage el Reino Unido, AfD Alemania y Donald Trump en Estados Unidos.

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