Los escándalos de Boris Johnson

Johnson se marcha poniéndose medallas y sin recordar los escándalos

El 'premier' quiere continuar en Downing Street hasta que haya un nuevo líder conservador, condiciones que discuten muchos 'tories'

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Boris Johnson anunciando su dimisión ante el número 10

LondresEn poco más de seis minutos, y sin muestra de arrepentimiento por todos los escándalos que deja a su paso, Boris Johnson acaba de anunciar este mediodía –sin mencionar explícitamente la palabra– su dimisión inmediata como líder conservador, pero también que pretende continuar como primer ministro hasta que el partido no escoja a otro. Invocando otra vez el mandato recibido en 2019, Johnson ha afirmado: "Quiero decir a las millones de personas que nos votaron el 2019, muchas de las cuales votaron conservadores por primera vez, [que] gracias por este mandato increíble, la mayoría conservadora más grande desde el 1987. El porcentaje más grande de votos desde el 1979. Y que la razón por la cual he luchado tanto en los últimos días para continuar ejerciendo este mandato en persona no ha sido porque quería hacerlo sino porque sentía que era mi trabajo, mi deber, mi obligación con vosotros continuar haciendo lo que prometimos el 2019". Con todo, ha admitido que "en política no hay nadie indispensable". Una constatación que solo ha hecho ahora, cuando se ha encontrado echado del cargo.

Antes de la intervención se había repetido la misma ceremonia de hace tres años y de hace seis. Unos operarios habían instalado un atril delante del 10 de Downing Street y habían hecho pruebas de sonido, signo inevitable de las ocasiones históricas.

Sin lágrimas ni humildad

Johnson ha ofrecido un adiós sin lágrimas, a diferencia de Theresa May, y tampoco sin una brizna de humildad, como sí que hizo David Cameron. El episodio de hoy cierra, en cierto modo, el que se abrió el 24 de junio del 2016, cuando Cameron cayó a manos de Johnson a raíz de la derrota en el referéndum del Brexit. Més tarde, el 2019, May caería también a manos de Johnson y ahora Johnson ha sido devorado por todos los que confiaron en él para sacar al país de la parálisis a la que el divorcio de la Unión Europea (UE) lo había llevado. El viaje de Johnson ha ido de la parálisis a la degradación de la vida pública y siempre pensando únicamente en él mismo.

"Por descontado –ha continuado Johnson–, me hace sentir orgulloso de los éxitos de este gobierno haber conseguido el Brexit para resolver nuestras relaciones con el continente y por haber recuperado el poder de este país para hacer sus propias leyes en el Parlamento, hacernos pasar la pandemia, ofrecer el plan de vacunación más rápido de Europa, la salida más rápida del confinamiento y, en los últimos meses, liderar Occidente para enfrentarse a Putin en su agresión en Ucrania".

Además de las reivindicaciones políticas sobre su legado, también ha querido ofrecer una particular visión de la sociedad. "Si tengo una visión de los seres humanos, es que el genio y el talento y el entusiasmo y la imaginación se distribuyen de manera uniforme por toda la población. Pero las oportunidades no, por eso tenemos que seguir equilibrando territorialmente [el país] y liberando el potencial en cada parte del Reino Unido. Y si lo podemos hacer, en este país seremos los más prósperos de Europa. En los últimos días, he intentado persuadir a mis compañeros…" Pero la sangre ya había llegado al río. Es por eso que Johnson no se ha marchado sin lanzar un dardo a todos aquellos que lo han acabado de hundir: "Como hemos visto, en Westminster el instinto del rebaño es poderoso; cuando el rebaño se mueve, se mueve". Muy propio del premier, que siempre culpabiliza a los otros de los errores que, en este caso más que nunca, han sido suyos.

Renuncia en diferido

Boris Johnson había aceptado, finalmente, la realidad y este jueves, poco antes de las 09.00 (hora local), se ha dado cuenta de que ya no contaba con el apoyo de su partido ni con la posibilidad de recuperar la iniciativa política. En un encuentro con el presidente del comité 1922, Graham Brady, que reúne a los diputados de segunda fila, ha acordado que dejará el cargo a lo sumo antes del otoño, una renuncia en diferido como hizo Theresa May hace apenas tres años. Su dimisión como líder conservador abre, de manera automática, la carrera para cogerle el relevo.

El que ha quedado claro entre Johnson y Brady es que en el momento del congreso anual del partido, a principios de octubre, ya no será el primer ministro. Desde ahora hasta entonces, como en su día hicieron David Cameron y Theresa May, en principio continuará en funciones, si bien en el caso del sistema británico esto le permite conservar todos los poderes. Pero justamente por esta razón, y por toda la deriva de las últimas 48 horas y la extrema mala marea creada, en estos momentos diferentes grupos del partido intentan que Johnson ni siquiera se mantenga como líder interino ni que esté en la rampa de salida. No confían en ello.

Desafiando todas estos pesares, sin embargo, antes de comparecer delante del número 10, Johnson ha nombrado nuevos ministros del gobierno para reemplazar las bajas (Educación, Irlanda del Norte, Gales y Vivienda y Equilibrio Territorial) que ha habido desde el martes e intentar aparentar una normalidad del todo ficticia.

Los laboristas piden elecciones

La renuncia de Johnson ha provocado todo tipo de reacciones. El líder laborista, Keir Starme, ha pedido la convocatoria de elecciones generales. En un comunicado, ha afirmado: "Es una buena noticia para el país que Boris Johnson haya dimitido [sic] como primer ministro. Pero tendría que haber pasado hace tiempo. Nunca fue apto para el cargo. Ha sido responsable de mentiras, escándalos y fraudes a escala industrial. Y todos los que han sido cómplices tendrían que avergonzarse. El Partido Conservador ha causado el caos en el país durante la peor crisis del coste de la vida en décadas. Y ahora no pueden pretender que sean ellos los que lo resuelvan... No tenemos que cambiar a los conservadores de la cúpula: necesitamos un cambio de Gobierno adecuado. Necesitamos un nuevo comienzo para Gran Bretaña". La posibilidad de que haya elecciones generales los próximos meses, sin embargo, es mínima, por no decir imposible.

La dimisión, en cualquier caso, era inevitable. La sangría dentro del Gobierno Johnson no tenía freno y la presión para que se fuera, tampoco. De hecho, poco antes de que se conociera que finalmente recogía la realidad de ser un cadáver político, el apenas nombrado ministro de Economía, Nadhim Zahawi, había hecho pública una carta en la que pedía al premier que dimitiera. Hacía solo 24 horas que Zahawi se paseaba por los estudios de radio y por los platós de televisión defendiendo la viabilidad del ejecutivo. Este jueves, sin embargo, los argumentos son muy diferentes: "Ayer le dejé claro al primer ministro, junto a mis colegas del número 10, que había solo una dirección hacia donde iba todo esto y que él [Johnson] tenía que marchar con dignidad. Por respeto, y confiando en que un amigo de desde hace más de treinta años me escucharía, mantuve este consejo en privado".

La publicación de la carta de Zahawi ha sido la gota que ha colmado el vaso. Porque si este miércoles fue un día récord de dimisiones dentro del ejecutivo, con 46 en 24 horas, entre las siete y las nueve de la mañana de este jueves ya habían dimitido dos ministros del Gobierno y seis secretarios de estado más. En total, pues, 54 altos cargos han abandonado un barco que se hundía sin remedio. Uno de los ministros dimisionarios es Brandon Lewis, responsable de la cartera de Irlanda del Norte; la otra es Michelle Donelan, la ministra de Educación que fue nombrada el martes por la noche. Los otros son los titulares de responsabilidades en Interior y Seguridad (Damian Hinds), Ciencia (George Freeman), Tesoro y Hacienda (Helen Whately), Justicia (James Cartlidge), Tecnología (Chris Philp) y Pensiones (Guy Opperman).

El también exministro para Irlanda del Norte y exjefe del grupo parlamentario conservador, Julian Smith, que fue despedido en febrero de 2020, ha calificado de trumpista la deriva del todavía jefe de gobierno. En declaraciones en el programa Today, de BBC Radio 4, el diputado Smith ha asegurado que es un "argumento absurdo" que Boris Johnson afirme que tiene un mandato personal para gobernar, una de las razones que se da desde el número 10 para justificar el atrincheramiento. Julian Smith ha afirmado también que Johnson está "aguantando al estilo Trump de una manera preocupante". "Esta mañana no tendría que estar en Downing Street". Pero Johnson se ha aferrado hasta el último momento al razonamiento de que en diciembre de 2019 consiguió un mandato popular de 14 millones de votos y su obligación es continuar adelante. Aun así, el sistema británico está claro y diáfano. El primer ministro es el líder del partido que gana las elecciones, pero, si pierde la confianza de su grupo, no puede continuar gobernando.

La alocada fuga hacia adelante de Johnson ha puesto contra las cuerdas a algunos de sus ministros hasta ahora más fieles. En la carta de renuncia del ministro para Irlanda del Norte, que ha hecho pública esta mañana a través de las redes sociales, Lewis asegura: "Un Gobierno decente y responsable depende de la honestidad, la integridad y el respeto mutuo. Es una cuestión de profundo lamento personal que tenga que dejar el Gobierno porque ya no creo que se mantengan estos valores".

Lo que estos dos últimos días se ha revelado como una de las crisis políticas más sorpresivas de la política británica reciente, que se añade a todas las provocadas por el Brexit desde 2016, es consecuencia, en último término, del pacto con el diablo que los conservadores hicieron con Johnson, visto como el solucionador que permitiría superar la parálisis a la que se había llegado en el momento del divorcio con la Unión Europea. Nadie dentro de los tories puede afirmar que la actitud de Johnson lo sorprende. No en balde, Michael Gove, hasta este miércoles por la noche ministro de Vivienda y de Equilibrio Territorial, le retiró su apoyo en la carrera por el liderazgo de 2016 porque se había dado cuenta de "que no es la persona ideal para hacer un equipo". Y ayer, en el Parlamento, las repitió Sajid Javid, en su discurso para justificar la dimisión que había presentado martes al atardecer. Aquellas palabras se han demostrado proféticas.

Posibles candidatos a suceder a Johnson
  • Liz Truss La ministra de Exteriores, Liz Truss, designada por Boris Johnson el año pasado, es una figura emergente del partido conservador británico por su defensa de las sanciones contra oligarcas rusos establecidos en el Reino Unido en respuesta a la invasión rusa de Ucrania. Hay que ver, sin embargo, qué precio le costará haber defendido a Johnson después de la dimisión de los primeros miembros del gobierno, el martes.
  • Nadhim Zahawi El hombre elegido por Johnson como ministro de Economía para sustituir a Rishi Sunak, cuando abandonó el cargo y desencadenó la oleada de dimisiones, se sumó en solo 24 horas al coro de voces que le exigían que marchara. Nadhim Zahawi ha escalado posiciones en el partido 'tory' durante la última década y, a pesar de haber apoyado a Johnson, ha demostrado ahora que su prioridad es el servicio público. Nacido en Irak el 1967, emigró con sus padres al Reino Unido después de la llegada al poder de Saddam Hussein y siempre ha dicho que se siente en deuda con el país.
  • Jeremy Hunt El exministro de Exteriors Jeremy Hunt desafió a Johnson en la última elección del liderazgo conservador el 2019 y, a pesar de que perdió, mantuvo un fuerte peso dentro del partido. Exministro de Sanidad, preside el Comité de Salud y Servicios Sociales y ha sido muy crítico con la gestión del gobierno de la pandemia. En el referéndum del 2016 se posicionó contra el Brexit, pero después ha apoyado a la ruptura.
  • Rishi Sunak El exministro de Economía que desencadenó la crisis con su dimisión el martes es visto desde hace tiempo como un líder potencial de los 'tories', y ahora podría capitalizar su iniciativa. Tendrá que superar algunas manchas en el expediente, como el escándalo de evasión de impuestos de su mujer, y el hecho de que mantuvo la carta verde para poder trabajar en Estados Unidos durante meses después de haber asumido el cargo. También ha sido multado por participar en las polémicas fiestas en Downing Street que vulneraban las reglas del confinamiento, pero a la vez las subvenciones a individuos y empresas durante la pandemia le han dado popularidad dentro y fuera del partido.
  • Sajid Javid Otro de los nombres que destacan es Sajid Javid, ministro de Sanidad, que ha pasado por casi todos los ministerios del gobierno británico. Hijo de un migrante pakistaní, el 2020 dimitió como ministro de Finanzas después de que Johnson intentara imponerle su equipo de asesores. También fue, junto con Sunak, el primero en tener el coraje de abandonar el barco del gobierno después del último escándalo por las mentiras del 'premier'.
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