Macron y las izquierdas impulsan un frente republicano (con fisuras) para frenar a Le Pen

Algunos macronistas quieren dejar fuera del pacto anti extrema derecha a los 'insumisos' y la derecha no se suma

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Emmanuel Macron se hacía una selfie con unas simpatizadas el domingo, después de ir a votar.

ParísTras la primera vuelta de las elecciones legislativas, con la victoria clara de la extrema derecha de Le Pen con un 33,1% de los votos, tanto la coalición del presidente Macron como la alianza de las izquierdas, el Nuevo Frente Popular (NFP), tienen un objetivo común de cara a la segunda: cerrar el pase a Marine Le Pen y Jordan Bardella. Están convencidos de que sólo construyendo un frente republicano, como cordón sanitario, es posible que el Reagrupament Nacional (RN) no logre ser la primera fuerza en la Asamblea Nacional en la segunda vuelta. "El desafío está claro: ¿queremos dar plenos poderes y el destino del país a la RN? Nosotros respondemos que no", ha asegurado este lunes el primer ministro, Gabriel Attal, para defender el frente republicano.

En la práctica, construir un frente republicano implica que los dos bloques, la coalición de Macron y las izquierdas, retiren a su candidato de cara a la segunda vuelta en aquellas circunscripciones en las que han pasado tres candidatos –las llamadas triangulares– y uno es del RN. Retirando al tercer candidato, el menos votado, la segunda vuelta se jugará sólo entre dos candidatos a la mayoría de las 577 circunscripciones: uno de la extrema derecha y el otro de un partido de la mayoría presidencial, de las izquierdas o, en menor medida, de los Republicanos.

De esta forma, el voto anti extrema derecha no se fragmenta y el rival del RN tiene más posibilidades de salir escogido. Es la única fórmula para intentar que Le Pen no gane o, al menos, que no logre la mayoría absoluta. Sin embargo, el sistema tiene una cara B. La renuncia de decenas de candidatos hará que si Le Pen no logra una mayoría sólida, no habrá ninguna mayoría alternativa y se producirá una situación de bloqueo político. El presidente de la República y las izquierdas tienen claro que es el mal menor.

Alud de renuncias

Hay tiempo hasta el martes por la tarde para anunciar las retiradas de candidatos, pero este lunes ya ha habido un alud de renuncias. Según el recuento realizado por Le Monde, ha habido 173 desistimientos. De éstos, 122 son del Nuevo Frente Popular, 50 de la mayoría presidencial y sólo uno de Els Republicans (derecha conservadora). De hecho, formalmente, Los Republicanos no se han sumado al frente republicano y, por tanto, rechazan participar en el cordón sanitario. Sólo algún diputado lo ha hecho a título personal.

La duda es si los conservadores se vendrán a pactar con Le Pen en la Asamblea para que la extrema derecha pueda gobernar en caso de no conseguir una mayoría suficientemente amplia sin necesidad de aliados.

La llamada al frente republicano ha abierto una crisis a la mayoría presidencial de Macron. Algunas figuras del gobierno, como el ministro de Economía, Bruno Le Maire, o la presidenta de la Asamblea Nacional saliente, Yaël Braun-Pivet, han discrepado públicamente de la idea. También Horitzons, el partido liderado por el ex primer ministro Édouard Philippe y socio parlamentario del presidente, ha anunciado que no retirará a sus candidatos allí donde uno de los rivales sea de LFI.

Mélenchon en un acto durante la campaña electoral.

Los disidentes consideran que uno de los partidos que forman parte de la alianza de la izquierda, La Francia Insumisa de Jean-Luc Mélenchon, es una formación de extrema izquierda alejada de los valores republicanos. Ponen en el mismo saco la extrema derecha y los insumisos. "No vamos a elegir un peligro en beneficio de otro", ha asegurado el titular de Economía. También contundente se expresó Philippe la noche del domingo: "No hay que votar ni a los candidatos del RN ni a los de LFI". Pese a las fisuras, una mayoría de diputados de la mayoría presidencial que han obtenido la tercera posición se han sumado al frente republicano y se han retirado.

Macron, durante la campaña, también había mantenido esta actitud crítica con LFI y el domingo por la noche, en su llamada al frente republicano en un breve comunicado difundido a través de la agencia France-Presse, fue ambiguo y no va dejar claro si dejaba fuera los insumisos. Attal, en cambio, también se refirió al frente republicano incluyendo a LFI.

El único enemigo, Le Pen

Este lunes al presidente tampoco se le ha visto públicamente –aún no ha dado la cara desde el descalabro de su coalición a las elecciones del domingo–, pero se ha dirigido a sus ministros cuyas palabras dan a entender que no excluye al partido de Mélenchon y que el único enemigo en vencer el domingo es Le Pen: "No nos equivocamos. Es el ' extrema derecha quien puede gobernar, nadie más", habría dicho a los miembros del gobierno, según BFMTV.

La incógnita es si el presidente de la República se dirigirá públicamente a los franceses para pedir el voto por los rivales de la extrema derecha en todas las circunscripciones y mencionará explícitamente a los insumisos. Por ahora no lo ha hecho.

Emmanuel Macron intenta digerir su fracaso mientras se aplica a fondo para intentar que Le Pen no obtenga una mayoría amplia el próximo domingo. Por el momento, su coalición ha perdido las esperanzas de obtener la mayoría: 319 de sus diputados han pasado en la segunda vuelta y al menos una cincuentena han renunciado en beneficio del frente republicano. En la primera vuelta, apenas obtuvo el 20% de los votos. "El choque es inmenso", admitía Le Monde este lunes en su editorial.

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