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Carmen Claudín: "Trump es un niño con un juguete que ya no le gusta"

Investigadora senior asociada del Cidob

Carmen Claudín
13/02/2025
4 min
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BarcelonaEl presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el presidente ruso, Vladímir Putin, han acordado este miércoles iniciar negociaciones sobre Ucrania "inmediatamente". El mismo día, el secretario de Defensa de Estados Unidos, Pete Hegseth, presionaba al presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, advirtiendo de que no podía exigir volver a las fronteras del 2014 o pretender entrar en la OTAN. Todo ello abre un escenario de negociaciones muy incierto para Kiiv. Hablamos con la investigadora del espacio postsoviético del Cidob Carmen Claudín.

¿Cómo valora el anuncio de negociaciones de Trump y Putin?

— Es pronto para realizar valoraciones, porque salvo los temas de las fronteras del 2014 y la no adhesión a la OTAN, que son los dos puntos que siempre hemos sabido que estaban en juego, no tenemos más detalles. Ni siquiera sabemos quién participará en estas negociaciones. Lo que sí puede decirse ya es que, en todo caso, no serán unas negociaciones de paz, como mucho serán para un alto el fuego. Para hablar de negociaciones de paz por lo menos deben incluir a los ucranianos desde el primer momento, y también la presencia de Europa.

¿Cree que querrán resolverlo solo entre Estados Unidos y Rusia?

— Sí. Donald Trump y Vladimir Putin son dos machos alfa metidos en política, y claramente querrán ser ellos quienes decidan y repartan. Son los más fuertes y ese argumento de la fuerza es el elemento principal sobre el que se ha montado esta "dulce amistad" entre Putin y Trump. Ellos decidirán quién se sienta en la mesa de negociaciones. Lo que no sabemos es qué dirán los ucranianos y qué margen de maniobra tienen, sobre todo porque esto depende en gran medida de Europa, no sólo de la Unión Europea en su conjunto sino también de los estados miembros, algunos de ellos un terrible lastre.

Europa siempre ha estado dividida en el tema de Ucrania.

— En Europa hay países que son un terrible lastre. Como Hungría, junto a Viktor Orbán, que es el único mandatario de la UE que ha visitado Moscú y se ha reunido con Putin en una clara provocación a sus colegas europeos. Pero también están Eslovaquia, Chequia o Italia. Y también existe el lastre de fuerzas dentro de algunos estados, como la extrema derecha dentro de Francia, Alemania o España.

¿Un lastre que perjudica a Ucrania en este proceso?

— Por supuesto. Y Moscú y Washington lo saben. La falta de protagonismo europeo en las negociaciones es culpa de los propios europeos. Por un lado, la excesiva confianza que han tenido siempre en el paraguas estadounidense en la OTAN, en lugar de europeizar a la OTAN, lo que les ha dejado mal dotados para garantizar la seguridad del continente. Sería irresponsable decir que Europa no necesita ahora más defensa; está claro que es preferible la paz, pero el mundo ha cambiado y no podemos esconder la cabeza bajo el ala. Y, por otra parte, Europa siempre ha tenido una política indecisa en su apoyo armamentístico a Ucrania por miedo a la reacción rusa ya su amenaza nuclear, y las armas que ha enviado a Kiiv han sido insuficientes y han llegado siempre tarde.

Una posición que Trump y Putin consideran débil.

— Sí, ellos sólo entienden el lenguaje de la fuerza. Y si hubieran visto mayor contundencia en Europa en el envío de armas o al dejar claro que cuando acabe la guerra Ucrania debe integrarse en la OTAN, ahora Ucrania podría negociar desde una posición más fuerte. Trump es un niño con un juguete, que destroza a los Legos que ya no le gustan a patadas: la OTAN, las reglas del juego internacionales, la estructura de seguridad europea o los acuerdos comerciales.

Las palabras del secretario de Defensa estadounidense apuntan a una cesión de Crimea y quizás incluso de la parte del Donbás donde en el 2014 se rebelaron grupos pro-rusos, cuando habla de las fronteras del 2014.

— Rusia querrá quedarse todo el territorio que tiene ocupado en estos momentos. Rusia no aceptará un acuerdo que no les dé Crimea, Donetsk y Luhansk, las dos regiones del Donbás en el este, pero no sólo, también en el sur al menos hasta Mariúpolo, una ciudad que es importantísima para los rusos. Es pronto para pronósticos, pero al menos estas zonas ocupadas por Rusia actualmente son líneas rojas para Moscú. Habrá que ver cuál es la respuesta en Ucrania, porque hay mucha fatiga por la guerra y muchas ganas de una salida, pero no quieren ni oír hablar de rendición. Habrá que ver las reacciones en el país, más allá de Zelenski.

¿Ve posible que se ceda tanto a Putin?

— Las exigencias de Putin son muy altas, pero quizás los asesores de Trump le aconsejen que no ceda a un acuerdo que le haga parecer débil. La rendición de Ucrania le es indiferente, pero va a querer parecer fuerte. Lo que nos da una pista de la que querrá Rusia es el comunicado publicado por la presidencia rusa tras la llamada entre Putin y Trump. El texto remarca la necesidad de eliminar las "raíces profundas de la guerra", unas raíces que Rusia define con dos grandes mentiras: que la ciudadanía de origen ruso del Donbás estaba amenazada de destrucción física y cultural por el gobierno de Kiiv que es pronazi, y que los occidentales han engañado a Rusia y han probado a las promesas. Estas dos raíces apuntan a dos exigencias: Crimea y el Donbás hasta Mariúpolo al menos, y la neutralidad de Ucrania en el marco de la OTAN.

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