La UE da Orbán por perdido y renuncia a la unidad

BruselasLa piedra en el zapato, la oveja negra o el topo de Vladimir Putin en la Unión Europea. Estos son algunos de los calificativos que la prensa dedica al primer ministro húngaro, Viktor Orbán, en casi cada cumbre europea. De hecho, Orbán suele protagonizar los titulares porque es el único líder europeo que se niega de forma reiterada a incrementar el apoyo a Ucrania y siempre pone obstáculos, salvo que no consiga llevarse ninguna contrapartida por parte de Bruselas, como puede ser el desembolso de los fondos europeos que tiene congelados para vulnerar el derecho comunitario.

Las estrategias de sus homólogos para que Orbán no pueda vetar iniciativas primordiales para el futuro de Ucrania y de la seguridad del bloque europeo han sido variadas y cada vez más creativas. Una de las más sorprendentes fue en febrero del pasado año, cuando los líderes europeos aprovecharon que el primer ministro húngaro acudió al lavabo para aprobar el despliegue de un paquete de ayudas en Kiiv por un valor de 50.000 millones de euros. Por supuesto, el dirigente magiar abandonó la sala después de que la Comisión Europea le entregara parte del dinero que tenía congelado.

Sin embargo, la guerra de Ucrania se está acercando a un punto determinante y ni Orbán, que se mantiene cercano a Putin, ni los líderes europeos están dispuestos a ceder ni a perder tiempo. En este contexto, la UE ha cambiado completamente de estrategia en cuanto a Hungría y ya ha renunciado completamente a convencerla para que apoye las iniciativas de apoyo al gobierno de Volodímir Zelenski. "Lo volveremos a tramitar a veintiséis [los Veintisiete sin Hungría]", informaron fuentes comunitarias antes de que se hiciera el Consejo Europeo de este jueves en Bruselas.

De esta manera, por segunda vez consecutiva, los jefes de estado y de gobierno del bloque comunitario renuncian desde el principio a intentar incluir Hungría en los acuerdos de apoyo a Kiiv. Esto hace que las conclusiones sobre Ucrania sean mucho más ambiciosas de lo que serían si tuvieran que contar con el visto bueno de Budapest y, además, acelera los encuentros entre líderes europeos, que solían alargarse horas y horas hasta que no conseguían de una forma u otra que Orbán cediera.

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En este sentido, el club europeo está impulsando diversas iniciativas de apoyo a las tropas ucranianas de carácter voluntario. Es decir, que sólo participen los estados miembros que así lo quieran y, por tanto, Orbán no las puede vetar. La última propuesta en esta línea ha sido la que presentó este jueves la jefa de la diplomacia europea, Kaja Kallas, quien plantea que cada país aporte de forma inminente munición a Ucrania hasta que el global de la UE alcance 5.000 millones de euros con este armamento, que es lo que pide Volodímir Zelenski de forma urgente.

El precedente de Hungría

La Unión Europea teme que la actitud del gobierno húngaro establezca un precedente y que haya otros estados miembros que sigan sus huellas, lo que complicaría aún más el funcionamiento del blog. Y, de hecho, esto es uno de los principales temores de Bruselas a la hora de ampliarse hacia el este y los Balcanes. Por eso, el bloque comunitario ha visto ahora la posibilidad de agilizar la tramitación de iniciativas con esta fórmula de pacto entre veintiséis estados miembros y no por unanimidad.

El problema es, sin embargo, que hay medidas que no se pueden tomar si no es con el visto bueno de todos los estados miembros, como son las sanciones al régimen de Vladimir Putin o los próximos presupuestos de la Unión Europea, que se prevé que sean cruciales para el rearme del bloque comunitario. Por ello, existen varios socios europeos, entre ellos Alemania y Francia, que piden modificar los tratados de la UE y permitir ampliar los sectores en los que se pueden aprobar iniciativas sin unanimidad. Es decir, normalizar que se tomen cada vez más medidas sin unidad y que, como ha ocurrido en las últimas dos cumbres con Hungría, haya algunos países que queden al margen de las grandes decisiones de la Unión Europea.