Los gobiernos de la UE recalcan que el certificado de vacunación no exime de restricciones y cuarentenas

Los embajadores de los estados aprueban el primer borrador y rechazan que sea un pasaporte

Aeroport de Palma
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BruselasLos gobiernos de la Unión Europea quieren dejar claro que el control sobre las restricciones a la movilidad y la apertura de sus fronteras es solo competencia suya. Este miércoles, los representantes de los Veintisiete en Bruselas han dado luz verde al primer borrador sobre la legislación que tiene que permitir crear un certificado europeo de vacunación, pero han remarcado que no se tratará de un pasaporte, sino de un documento oficial en el que queden recogidas las vacunas, pruebas PCR o presencia de anticuerpos, es decir, el conjunto de requisitos que países y regiones ya exigen para viajar.

Desde un inicio, la Comisión ha repetido que no se trataba de un pasaporte que dé carta blanca para viajar ahorrándose cuarentenas, por ejemplo. Aún así, los gobiernos han querido remarcarlo todavía más porque en último término se reservan la posibilidad de imponer restricciones también a las personas vacunadas. "El certificado no puede ser una precondición para ejercer los derechos en la libertad de movimiento", dice la propuesta. Por lo tanto, una persona que no tenga el certificado también podrá viajar, siempre que cumpla con las restricciones impuestas por cada país.

"Este certificado no es un documento de viaje. La evidencia científica sobre la vacunación, pruebas y recuperación del covid-19 sigue evolucionando, también a la vista de nuevas variantes del virus. Antes de viajar, comprobad las medidas de salud pública aplicables y las restricciones relacionadas aplicadas en su punto de destino". Esta es la frase que los gobiernos de la UE quieren que aparezca en el certificado, según se puede comprobar en el mandato aprobado por los embajadores. Los matices que cambian entre la propuesta de la Comisión y la de los gobiernos demuestran que se trata de una negociación polémica y complicada, porque algunos países consideran que el debate todavía es prematuro y temen que se pueda producir discriminación a las personas no vacunadas.

El paso de este miércoles supone la luz verde para empezar las negociaciones con la tercera parte implicada, el Parlamento Europeo. El objetivo de las tres partes es tenerlo listo en junio para que se llegue al inicio de la temporada de verano con una herramienta común en toda la UE que evite veintisiete certificados diferentes. Aún así, los gobiernos también piden más margen de tiempo. En su propuesta legislativa incluyen la posibilidad de que, durante seis semanas después de que entre en vigor el certificado común, los gobiernos puedan emitir y tener en funcionamiento sus propios certificados, siempre que cumplan con los requisitos necesarios.

Además, los gobiernos también le ponen fecha de caducidad y alejan la posibilidad de crear un certificado europeo de vacunación permanente. "Esta ley tiene que dejar de aplicar doce meses después de entrar en funcionamiento. Como mínimo tres meses antes de que se acabe, tomando en consideración la evolución de la situación epidemiológica, la Comisión tendrá que publicar un informe sobre las lecciones aprendidas, incluyendo su impacto para facilitar el movimiento y la protección de datos", dice el texto. Bruselas, en cambio, abogaba por ponerle fin cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) diera por acabada la pandemia.

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