La policía encuentra restos de cocaína en los baños del Parlamento británico

El presidente de los Comunes estudia el uso de perros rastreadores para detectar sustancias ilegales

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El parlamento británico

LondresHasta ahora, al menos hasta el estallido de la pandemia, se tenía constancia del uso y abuso del alcohol en las dependencias del Parlamento británico como parte de los asuntos diarios: fiestas, recepciones oficiales, etcétera. El alcohol era y es parte de la cultura de Westminster. Pero desde este fin de semana, también se tiene constancia del uso y abuso de la cocaína, una droga de las denominadas de clase A, ilegal a todos los efectos en el Reino Unido. Así lo ha puesto de manifiesto una investigación policial que ha revelado este fin de semana el diario The Sunday Times. La posesión de cocaína está penalizada con hasta siete años de prisión y con multas económicas que pueden llegar a ser muy elevadas.

En los lavabos que hay a tocar de la oficina privada que el primer ministro, Boris Johnson, tiene en el Palacio de Westminster, y en los del despacho de la ministra del Interior, Priti Patel, se han encontrado evidencias de restos de cocaína. También se han descubierto en los baños accesibles situados al pasillo donde hay las dependencias que utilizan los miembros del gobierno a la sombra. De hecho, se han encontrado restos en 11 de las 12 áreas de lavabos inspeccionadas. También, por ejemplo, en el edificio anexo de servicios de Potcullis House, al otro lado del Puente de Westminster.

Igual que en las discotecas

¿Esnifan algunas de sus señorías, pues? Como mínimo, las pruebas así lo indicarían. La detección se produjo un atardecer usando toallitas especiales de detección de droga que la policía utiliza en discotecas y bares para identificar y minimizar el consumo in situ. Son de color blanco y, en contacto con la cocaína, se vuelven azules.

El presidente del Parlamento, Lindsay Hoyle, hace tiempo que teme que en el Parlamento hay un problema de drogas. En otoño de 2019, en plena carrera para sustituir a John Bercow, aseguró: "No solo tenemos que acabar con la bebida, también hay un problema de drogas" en Westminster.

Para ayudar a combatir la adicción, se podrían desplegar perros rastreadores por las dependencias del Parlamento , según el plan que el presidente de la Casa de los Comunes quiere debatir con la policía.

El relato que ha hecho el Sunday Times así lo indica: "Decenas de parlamentarios, compañeros, asesores especiales, investigadores y personal [de los diputados] han compartido sus historias sobre el abuso de drogas en los pasillos de poder británicos bajo condición del anonimato. «He visto un diputado esnifando cocaína abiertamente en una fiesta -dijo una fuente-. había periodistas y les advertí que lo que estaban haciendo era extremadamente peligroso y que podían quedar expuestos, pero parecía que habían decidido hacer un viaje» con el uso de la droga".

Otra fuente citada por el mismo diario aseguró: "Los parlamentarios suelen tener más cuidado que el personal, y se encierran en su oficina para esnifar en vez de hacerlo en cualquiera de los espacios públicos, pero he oído hablar de un miembro del personal que entró en el despacho de su diputado mientras se estaba haciendo una raya encima de su escritorio".

Un camello en el 'staff'

El diario también informa de que un diputado habría fichado a su camello para su equipo como una forma de pagar el abastecimiento de droga. Un ayudante de un parlamentario fue despedido el año pasado por su adicción, mientras que a otro se le advirtió que buscara ayuda para tratarse o que sería despedido.

La información sobre el consumo de cocaína en los Comunes ha coincidido prácticamente en el tiempo con el anuncio, que el gobierno hará hoy lunes, de un nuevo programa para combatir el consumo de drogas en el país. El debate habitual es cómo se tiene que abordar el problema: como una cuestión de salud pública o como una cuestión de aplicación de la ley y la orden. O se ponen los focos y los recursos en los adictos, y se los ofrece tratamiento, o se pone el foco en los traficantes.

El exministro de Sanidad británico Matt Hancock tuvo que dimitir el junio pasado por haber roto las reglas de distanciamiento social después de que una cámara de seguridad de su departamento lo grabara un par de meses antes besando a una amante y colaboradora, que no formaba parte de la burbuja de convivencia. En el caso de Westminster, y aunque el Palacio está lleno de cámaras de seguridad, de momento no se ha difundido ninguna grabación de algún parlamentario esnifando cocaína. Desde este punto de vista, los lavabos son los lugares más seguros para mantener una mínima discreción –no hay cámaras por razones evidentes–, y es lógico que sea donde se han detectado más rastros de cocaína.

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