¿Las galas de premios cinematográficos, en la UCI?
A pesar de la tendencia negativa en la audiencia de estas ceremonias, se observan algunos resurgimientos y excepciones
BarcelonaLas galas de premios audiovisuales llevan tiempo registrando mínimos de audiencia, sobre todo a escala mundial. Pero, dentro de la gravedad, en los últimos años se observa algún resurgimiento. La gala de los Oscar, por ejemplo, registró en el 2023 más espectadores que en los dos años anteriores, con 18,7 millones (en un país de más de 300 millones de personas). El dato supuso un respiro para la cadena ABC, aunque no dejaba de ser el tercer peor registro desde que se implantó el sistema de audímetros. El mínimo histórico se marcó en el 2021, con sólo 10,4 millones de seguidores, y al año siguiente ascendió a los 16,6 millones, un dato influido por lo que fue el momento de la década: el bofetón que Will Smith fue clavar al presentador Chris Rock por un chiste sobre su mujer. Sea como fuere, los 18,7 millones de la última ceremonia no sacian una industria que, antes del 2018, conseguía al menos 32 millones de espectadores.
El panorama para los Emmy es bastante más magro. Este año la Fox sólo logró cautivar a 4,3 millones de estadounidenses, y marcó un nuevo mínimo histórico, tras bajar la cifra ya precaria del año anterior, con 5,9 millones (en aquella ocasión en la NBC ). Sin embargo, hay que tener en cuenta que los galardones sufrían este 2024 la tormenta perfecta: la huelga de guionistas e intérpretes hizo retrasar la gala cuatro meses, lo que la colocó apenas una semana después de los Globos de Oro, con nominados similares. Y el día anterior se habían celebrado los Critics Choice Awards. Si sumamos que la NFL celebraba justo a esa hora un partido de primer nivel, y que también había cobertura de los caucus de Iowa, realmente el certamen competía en las peores condiciones posibles.
Los Globos de Oro aprovecharon la máxima según la cual quien pega primero pega dos veces. Los 9,4 millones conseguidos en enero suponen mejorar el resultado del año anterior –superó por poco los 6 millones–, aunque quedan lejos de los 17 a 20 millones que la ceremonia conseguía congregar antes de la pandemia (amenazando seriamente al liderazgo de los Oscar gracias a su planteamiento más informal). Y, en el caso de este premio, también ha tenido que superar el desprestigio que la entidad organizadora sufrió por temas de inclusión, y que supuso quedarse sin cadena televisiva donde mostrarse, en 2022.
Gaudí y Goya resisten
Pese a la crisis de los premios globales, en el caso de Gaudí y Goya los datos indican una cierta capacidad de escaparse de la tendencia. En el caso de los premios del cine catalán, por ejemplo, los 251.000 espectadores conseguidos el pasado año suponen el segundo registro más bajo desde el 2015. Pero esto es atribuible fundamentalmente al éxodo de público hacia las ventanas digitales. Si se mira la cuota de pantalla –es decir, qué porcentaje de espectadores miraron la ceremonia, de entre toda la oferta televisiva posible en ese momento–, la gala del 2023 cautivó un 15,6% del audiencia y fue la cuarta mejor anotación de la década pasada.
En el caso de los Goya se repite el esquema. En 2023 consiguieron llamar la atención de 2.684.000 espectadores televisivos, lo que supuso el segundo peor registro histórico del último decenio. Pero la cifra del share, un 23,4%, estuvo en sintonía con otras ediciones. En Cataluña, el comportamiento de los Goya es bastante errático. El mínimo histórico de cuota de pantalla se dio en el 2021, cuando sólo logró reunir el 8,6% de la audiencia. En cambio, un año después hacía un 22,1% y una cifra nada despreciable de 390.000 seguidores. Eso sí, el pasado año cayó a los 318.000 fieles y un 20,5%.
Y, en todo caso, habría que sumar a estas cifras las de consumo digital que se han ido creando últimamente (y para las que todavía no existe un estándar del sector para poderlas comparar entre diferentes eventos o como complemento de las audiencias en directo que miden los audímetros).
El productor Edmon Roch cree que, pese a este aparente desinterés por las galas, respecto años anteriores , en el caso del cine catalán y español, siguen siendo un factor de promoción importante. “La película no cambia, tenga o no premio, pero sí cambia la percepción que tiene la gente y el eco puede mejorar cómo le va a un filme en las salas”, explica al ARA el responsable de una de las películas más nominadas este año, Saben aquél. “Pero ciertamente ahora, desde un punto de vista económico, no tiene un impacto tan grande. Antes se creaba la necesidad de ver la película en los cines en el momento en que recibía el galardón. Ahora, desgraciadamente, como se sabe que a los seis meses un título estará en la plataforma de turno, no existe esa urgencia”.