La honestidad de reconocer los descuidos de dos siglos

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Año 1914. El Guardian escribe en su editorial: "Hay que suponer que la muerte del archiduque Francisco Fernando no tendrá ninguna consecuencia inmediata o relevante en la política europea". Cuatro semanas más tarde, empezaba la Primera Guerra Mundial, un conflicto que dejaría entre 15 y 22 millones de muertos. Es la enésima demostración de que, a pesar de todo, los periodistas somos mejores explicando el pasado que previendo el futuro. La perla es uno de los ejemplos que el diario, con motivo de sus 200 años, incluye dentro de una recopilación de errores de juicio a lo largo de dos siglos. El Guardian también muestra un editorial que comenta la insurrección en India de 1857. Se defendía el derecho de Inglaterra a mantener el poder sobre la población nativa "en virtud de una superioridad inherente". Esta visión colonial y paternalista también quedaría reflejada en 1917, con la declaración de Balfour sobre Tierra Santa: "La población existente en Palestina es pequeña y en un estadio temprano de civilización". Criticar ferozmente a Abraham Lincoln o desaconsejar la energía eólica son otras muestras de cómo incluso un gran medio, a veces, puede tener los prismáticos empañados.

Algunas de las predicciones falladas del 'Guardian'

La valentía del Guardian no pasa solo para recuperar momentos ya muy pretéritos, de aquellos que se pueden justificar –hasta cierto punto– a partir del clima político y los condicionantes culturales de la época. También admite, por ejemplo, haberse encogido con el Brexit. El diario había pedido el voto en un sentido u otro en referéndums anteriores, pero cuando tocó decidir si quedarse o marcharse de la Unión Europea, si bien su cobertura era claramente partidaria de permanecer, no hubo una petición explícita (cómo sí que hizo el Daily Mirror).

Un medio que es capaz de mirar su propia historia de manera crítica demuestra grandeza y cintura. No todas las cabeceras centenarias han hecho este ejercicio.

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