Política y media de parvulitos

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Portada de El Mundo.

Entre los insultos a la inteligencia de la parroquia en narrativas políticas, la primera plaza la ocupan, en mi ranking particular, las narrativas del tipo "hay que dejar gobernar la lista más votada, que es la que ha ganado las elecciones" . Pues mire, no: las elecciones se las lleva quien obtiene capacidad para crear una mayoría de gobierno, o una mayoría simple en segunda instancia. La diputada del PSC Beatriz Silva reclamaba hace pocos días la inhibición de los partidos independentistas para que dejen así gobernar a Isla. No recordaría que Sánchez está en la Moncloa sin pertenecer a la lista más votada. O que fue su partido el que impidió que Xavier Trias, con mayor apoyo que Collboni, accediera a la alcaldía. O que Maragall presidió Catalunya porque con ERC e ICV pactaron para bloquear la opción de un Artur Mas que superaba a los socialistas en diputados. Todos los partidos lanzan este lamentable boomerang cuando les conviene, y reciben el golpe en la nuca cuando no.

La segunda posición en este top 10 de la miseria intelectual le ocupa el hecho de señalar un partido porque vota al igual que sus supuestos antagonistas. Titular de este sábado en El Mundo: “Vox se une al PSOE y Podemos para reprobar al alcalde de Sevilla”. La formulación sugiere una alta traición entre comparas. Como si ahora se nos hubieran hecho unos rojillos, la buena gente de Abascal. Es un marco mental de segundo de primaria, que obvia la posibilidad de votar en contra de algo desde posiciones diametralmente dispares. Vox podría votar con la CUP si el PSOE quisiera imponer un 50% de catalán en la escuela: unos, porque quisieran el 100%, y otros, porque quisieran el 0%. Así deBarrio Sésamodebemos ponernos. La desafección política tiene mucho que ver con la distancia que existe entre los problemas y retos de la sociedad y la aburrida escenificación de unos políticos y medios cada vez más ensimismados.

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