"Sin el '30 minutos' a TV3 le faltaría alma"
El programa de reporterismo celebra 40 años de emisión con un especial que contará con los tres directores del espacio a lo largo de su historia, Joan Salvat, Eduard Sanjuán y Carles Solà
BarcelonaEl 2024 es año de celebraciones redondas para la Corporación Catalana de Medios Audiovisuales. Si hace unos meses TV3 y Catalunya Ràdio recordaban sus 40 años de vida, ahora es el turno del 30 minutos, el programa de periodismo crítico que ya ha llegado a las cuatro décadas de historia. El espacio, uno de los únicos cinco programas de reporterismo del mundo que han llegado a los 40 años, arrancará la nueva temporada este domingo conmemorando su cumpleaños con un especial conducido por Agnès Marquès en el que participarán los tres directores que ha tenido el programa, Joan Salvat (1984-2008), Eduard Sanjuán (2008-2017) y Carles Solà, que todavía está al frente del 30 minutos. También se emitirá el reportaje Una mirada distinta, de Genís Cormand, que repasa algunos de los grandes reportajes del programa con sus autores y algunos de sus protagonistas.
Qué hace que un tema "tenga un 30"? Esta es una de las grandes preguntas a las que se enfrenta el director del programa. Sus tres responsables históricos coinciden en un concepto: las historias humanas. "Desde el comienzo se tuvo muy claro que no hacíamos informes o resúmenes del que ya se había publicado, sino historias que tuvieran alma. A partir de aquí podías explicar lo que quisieras: un conflicto, una vulneración de derechos o una realidad poco conocida por la audiencia, o podías ir a cualquier lugar de Cataluña o del mundo y explicar qué estaba pasando", remarca en el 'AHORA el actual director del 30 minutos. Salvat, que dejó el programa para crear el Sin ficción, añade que es un espacio que permite ir más allá de lo que explica el Telediario y "traspasar la piel del espectador". A lo largo de su trayectoria, el programa ha cubierto todos los conflictos posibles, tanto cercanos como lejanos, lo que le convierte en un reflejo "de la historia de Catalunya y del mundo", señala Solà.
El 30 minutos es uno de los pocos programas de reporterismo de todo el estado español que se emiten en prime time. Salvado, director y creador del 30 minutos, detalla que la singladura del espacio se inició sin tener referentes. "En ese momento el único espacio que había era Informe semanal. Éramos recién nacidos y no teníamos mucha idea de lo que íbamos a hacer", confiesa Salvat. 30 minutos arrancó con un reportaje sobre el Ku Klux Klan firmado Carles Bosch, y actualmente ya suma más de 1.000 trabajos (todos disponibles en el 3Cat). El programa de TV3 es uno de los decanos del reporterismo audiovisual junto con otros espacios de referencia, como Panorama, de la BBC; Frontline, de la PSB de Estados Unidos, y Four corners, de la australiana ABC News. Todos estos programas han resistido el viraje de las teles hacia una programación más ligera. "No somos una rara ancianos, pero nos vamos quedando solitos. Vas viendo que va cayendo uno por aquí y otro por allá y que cada vez prima más el entretenimiento que las historias que te acaban tocando de cerca", argumenta Solà.
Críticas y polémicas
El 30 minutos es uno de los sellos de TV3, pero eso no quiere decir que guste a todo el mundo o que no se le vigile de cerca. De hecho, si recibiera un beneplácito generalizado sus históricos directores aseguran que no estarían muy contentos. "La gente es hipersensible a situaciones conflictivas o problemáticas, y sólo tienes que explicarlas en un reportaje para que alguien se enfade o encuentre que no se ha explicado bien", dice Eduard Sanjuán. El periodista recuerda cómo durante su etapa tenían un mapa de Catalunya donde, irónicamente, hacían marcas de los lugares a los que ya no podía ir porque no sería bien recibido.
Solà asegura que las críticas son un buen síntoma. "Si el lunes no hay reacción al 30 minutos del domingo pienso que lo hemos hecho mal. Tiene que haber descontentos, no puede agradar a todo el mundo. Alguien no debe verse bien retratado. Explicamos cosas que, dando todos los puntos de vista, alguien no va a salir tan bien como quería. No hablas de temas fáciles, debe tener repercusión y debe tener impacto. Si ha gustado a todo el mundo, es que algo ha fallado", defiende. Para Sanjuán es básico que un director del 30 minutos se blinde ante las injerencias. "Tienes que defender lo que tú crees que es periodismo e impedir que el programa sea un plato en el que todo el mundo moja pan. Hay muchos colectivos que quisieran que los reportajes fueran desde la visión que tienen ellos", dice.
Tocar temas y cuestiones incómodas implica que muy a menudo el camino para hacer un reportaje está lleno de obstáculos y piedras en el camino. Puede ocurrir incluso que algunos se queden en un cajón por la imposibilidad de encontrar voces que quieran participar. Es el caso, por ejemplo, de un reportaje sobre la economía sumergida en la que ninguna persona implicada quiso prestar su testimonio.
Los años de Solà al frente del programa han coincidido con momentos de gran tensión informativa. Durante su etapa se ha tratado el Proceso (una temática que ha dado buenos datos de audiencia en el espacio), el atentado del 17-A, la pandemia, la corrupción de la monarquía española y el caso Pujol. Sin embargo, el periodista asegura que a veces han sido los reportajes que creía que serían los menos polémicos los que han generado más revuelo, como los que han hecho sobre la comunidad LGBTI y el colectivo trans.
El periodista no es el protagonista
Una de las señas de identidad del 30 minutos es que el tema tratado y los implicados son la esencia del programa. Los periodistas son los transmisores y nunca los protagonistas, lo que ha hecho que el formato algunas veces fuese a contracorriente de la tendencia general de las televisiones. Sanjuán recuerda, por ejemplo, el impacto que supuso la aparición de Callejeros, el programa de reporterismo de Cuatro, que tuvo un pico de popularidad con su estreno pero que actualmente ya no genera el interés de semillas. "Varias direcciones se pusieron nerviosas porque algunos defendían que era la nueva manera de hacer periodismo televisivo. Rápido, con insertos muy cortos, con la cámara en mano y siempre en marcha. Eso te impedía contar una historia en profundidad. Tuvimos que batallar por reivindicar un periodismo que se sigue haciendo en Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia y que responde a nuestros criterios", dice Sanjuán.
Actualmente la amenaza al periodismo que defiende el 30 minutos son las redes sociales, donde prima "la espectacularidad", según Salvat. Pero para Solà, las redes sociales y el 30 minutos no son equivalentes: "El 30 minutos es contexto, que es lo que no dan las redes. Vamos a buscar todas las voces para que tú te formes tu opinión".
El programa de reporterismo es una marca indesliable de TV3. ¿Se imaginan los tres periodistas el futuro de la televisión pública sin el 30 minutos en la parrilla? La respuesta rotunda es "No". "Si en TV3 no hubiera el 30 minutos le faltaría alma, sería una demostración de pérdida de esencia", sentencia Salvat.
El '30 minutos' en cinco reportajes
24 de septiembre de 1989
El 30 minutos quiso captar cómo era la primera generación nacida en democracia. Por eso se entrevistó en profundidad a chicos y chicas de 15 años, de diferentes escuelas e institutos de Catalunya. El programa seleccionó las respuestas de los 45 jóvenes entrevistados junto a fragmentos de videoclips con música de su generación. Este reportaje fue el origen de una serie de documentales del Sin ficción de referencia, el Generación D: cada siete años, Paco Escribano, responsable del reportaje original, se reencuentra con los protagonistas de 15 años. Retrato de una generación.
18 de septiembre de 1994
La película documental que fue finalista en los Oscar comenzó siendo un 30 minutos. De hecho, se hicieron tres 30 minutos hasta que, por último, se produjo una película documental. Carles Bosch y Josep Maria Domènech se fijaban en el caso de los cubanos que intentan huir de la isla a bordo de embarcaciones precarias con rumbo a Estados Unidos, y seguían a varias personas durante los preparativos del viaje y, en algún caso, también después de haber fracasado en el intento.
20 de abril de 1997
Es uno de los reportajes más vistos del programa y con una larga vida posterior a su emisión. Carles Porta, Josep Maria Domènech y Pol Izquierdo investigaron la truculenta historia de Tor, un pequeño pueblo del Pallars Sobirà donde tuvieron lugar tres asesinatos. La incógnita sobre la autoría de la muerte de Sansa se ha alargado hasta la actualidad, con la docuserie de Carles Porta Tor, uno de los grandes logros recientes de TV3. Hay que recordar que, aparte del 30 minutos y la serie, la historia de Tor también ha protagonizado dos libros de investigación y un podcast.
20 y 27 de enero de 2002
Para Joan Salvat, éste es otro de los reportajes que han marcado un antes y un después en el 30 minutos. Realizado por Montse Armengou y Ricard Belis, el reportaje –con dos episodios– dejaba al descubierto cómo la represión franquista había afectado a miles de hijos de familias republicanas. El trabajo, ganador del Premio Nacional de periodismo de la Generalitat, ofrecía el testimonio de madres a las que les habían quitado los hijos recién nacidos, unos bebés a los que nunca volvieron a ver.
5 de abril de 2009
El 30 minutos reivindicó una parte olvidada de la historia de Barcelona, la del fenómeno del chabolismo. Sara Grimal y Alonso Carnicer sacaron a la luz la historia de miles de personas que durante años tuvieron que vivir en barrios de chabolas autoconstruidas, una situación que ponía de manifiesto la discriminación social y económica preolímpica. Meses después, el Sin ficción produjo el documental Barracas. La ciudad olvidada.
20 de octubre de 2019
Todas las veces que el 30 minutos ha tocado el Proceso ha obtenido una gran respuesta de los espectadores. En Sentenciados, uno de los grandes logros de audiencia del programa, cuatro equipos de reporteros observaron las reacciones de políticos, ciudadanos, condenados, abogados y familiares desde el momento preciso en que el Tribunal Supremo hizo pública la sentencia del 1-O.