El análisis de Antoni Bassas: 'ERC y Junts, no tenéis remedio'

Esquerra y Junts gobiernan y, en cambio, siempre parece que lo más importante para ellos sean los partidos y que el hecho de estar en el Govern sea subsidiario. Y esto es un error. Porque ¿cómo explica su posición en el mundo el gobierno de la Generalitat?

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Habían tenido desde julio para hablar, Esquerra y Junts, Pere Aragonès y Jordi Sànchez, sobre quién iría a la mesa de diálogo. Y todo acabó ayer, deprisa y corriendo, 24 horas antes de la reunión con el gobierno español y una hora antes de que empezara la reunión del consejo ejecutivo.

La semana pasada, que el president Aragonès preguntaba con un deje de urgencia y desconfianza al secretario general de Junts, Jordi Sànchez, quién iría a la mesa de diálogo por parte de Junts, la respuesta fue que si no venía el presidente español a Barcelona la mesa se convertiría en una especie de comisión bilateral de traspasos ampliada (yo lo llamaba una bilateral “de lujo”) y que Junts no quería contribuir a ello. Pero al final, el presidente español anuncia que vendrá.

Y ahora que resulta que viene Pedro Sánchez, parece que Junts ha tenido que buscarse otra excusa para que la gente vea que no cree en la mesa, y marcar distancias con Esquerra. Pero si no crees en ella (y tienes motivos) deja que se estrelle ella sola. Es decir, si oyes a Pedro Sánchez diciendo que si la parte catalana quiere hablar de referéndum el diálogo durará poco, ve a la mesa y constátalo. 

Y si hablamos de Esquerra, el partido de Junqueras ha fiado su estrategia al diálogo con el gobierno español. Cuando ve que si Sánchez no viene a Barcelona la mesa ya no tendrá ninguna credibilidad (y ya no tenía mucha), hace lo imposible para que Sánchez venga y acepta que se reúna con Aragonès los dos solos y entre a saludar a la mesa y a hacerse la foto. 

Esquerra y Junts quieren salvar la esencia de sus posiciones, no quieren ser confundidos con el otro. Pero Esquerra y Junts gobiernan y, en cambio, siempre parece que lo más importante para ellos sean los partidos y que el hecho de estar en el Govern sea subsidiario. Y esto es un error. Porque ¿cómo explica su posición en el mundo el gobierno de la Generalitat? El relato de la Generalitat es que el conflicto entre Catalunya y España es un conflicto político, que necesita ser resuelto políticamente, no con policías, jueces y guerra sucia. Pero a la hora de sentarse y hablar, los dos miembros del Govern se pelean y no se ponen de acuerdo por la composición de la mesa. Un diálogo entre gobiernos no tendrá a uno de los dos partidos del Govern. No es serio. Así nadie se te puede tomar seriamente.

Porque lo que tenemos hoy es que Aragonès deja a Junts fuera de la mesa y Junts no estará en una mesa con el gobierno español. ¿Quién sale ganando? Madrid, como siempre, pero con autogol independentista.

Cómo debe de reírse Pedro Sánchez. Ya veníamos del gol que marcó la semana pasada, cuando consiguió que el titular fuera “Catalunya no quiere una inversión de 1.700 millones” porque el president Aragonès empezó a dudar y a virar hacia el no a la ampliación después de un acuerdo de su gobierno con Aena. Pedro Sánchez consiguió tapar, incluso, que una vicepresidenta suya, Yolanda Díaz, viniera a Barcelona a hacerse la foto en la Ricarda y a mostrar a todo el mundo la división dentro del gobierno español. Pedro Sánchez surfeó esta ola. Los últimos días se ha hecho rogar, consiguiendo que en vez de hablar de los contenidos de la mesa se hablara de si él venía o no venía y de qué día sería la reunión. Concedió los indultos y ahora viene a Barcelona, se hará la foto y el mundo verá que él dialoga. Es que ayer se permitió decir: “¿No eran ustedes los de sit and talk?” ¡Qué ironía, el estado español dialoga! Cuando resulta que el juez procesa a 13 miembros de los CDR por terrorismo, cuando Roger Torrent irá esta mañana a declarar al tribunal por haber permitido la aprobación de una moción parlamentaria a favor del derecho de autodeterminación y otra de reprobación de la monarquía, cuando la Fiscalía quiere volver a abrir el caso de Tamara Carrasco, a quien la jueza absolvió con una sentencia en la que criticaba la inconsistencia de los informes de la Guardia Civil y de acusación de la propia Fiscalía.

La crisis de estas últimas horas pone en riesgo la estabilidad del Govern. Que ya no era muy estable. En febrero, 700.000 votantes independentistas se quedaron en casa. Y aún así, la gente que fue a votar independencia dio una victoria del 52%, dio la mayoría absoluta en votos que los partidos habían pedido. Y a pesar de todo, estuvieron tres meses para formar gobierno, y lo salvaron por los pelos. Este Govern solo tiene cuatro meses de vida, uno de los cuales ha sido agosto. Y ya vuelve a estar en crisis. ¿Siempre tenemos que estar igual? ¿Todo tiene que ser siempre agónico y pesado? 

Un recuerdo para los exiliados y para los represaliados. Y que tengamos un buen día.

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