El análisis de Antoni Bassas: 'Todavía faltan días para tener gobierno'

Jordi Sànchez es un negociador tenaz y no soltará tan fácilmente la posición de fortaleza que significa negociar con una Esquerra que ve muy cerca la posibilidad, largamente esperada, de volver a investir 'president' a uno de los suyos

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Hoy es 27 de abril (la Mare de Déu de Montserrat), y por lo tanto ya falta menos de un mes para el 26 de mayo, la fecha en la que si no hay un president de la Generalitat investido, Catalunya irá a elecciones repetidas. Sobre el hecho de que las elecciones fueron el 14 de febrero y que dos meses y trece días después Esquerra y Junts todavía no hayan cerrado el acuerdo no insistiré mucho porque la lentitud del ritmo es bastante elocuente.

Pero hoy hay que hablar de ello, porque hoy se celebra una reunión en la prisión de Lledoners entre Junqueras, Aragonès y Jové, por un lado, y Sànchez, Artadi y Rius, por el otro. Y ya les avanzo ahora que será una reunión más significativa que definitiva. Significativa porque se celebrará en la prisión, donde ya hace tres años y medio que viven el presidente de Esquerra y el secretario general de Junts, y porque uno de los integrantes de la mesa será Pere Aragonès, el candidato a la investidura. 

¿Por qué digo que no será definitiva? Pues porque aunque estará lleno de cámaras a la entrada y a la salida (ya verán a la oposición preguntando si Lledoners es un coworking), Junts sigue marcando el ritmo de la negociación y solo falta que Esquerra ponga plazos para que a los negociadores de Junts les vengan ganas de descubrir que, oh, en la fecha que le proponen todavía habrá unos detalles para cerrar. De hecho, hoy Núria Orriols y Quim Bartomeu explican que por más que Aragonès dijera el pasado domingo al ARA que si el 1 de mayo no hay un acuerdo con JxCat los dos partidos tendrían que buscar “vías alternativas” para desencallar la legislatura, el plan A sigue siendo el pacto con Junts: “Los republicanos saben que un Govern monocolor con solo consellers de ERC sería un Govern debilitado a la hora de enfrentarse al Parlament, porque solo tendría 33 diputados de los 135 de la cámara. Cada votación se podría convertir en un Vietnam parlamentario”. 

A Esquerra les molesta que en Junts jueguen a lo que ellos interpretan como una especie de guerra de nervios y estén llevando el reloj de la negociación hasta el límite, y a Junts no les gusta que uno de los negociadores republicanos sea Salvador Sabrià, porque creen que no ayuda a crear el clima de confianza que hace falta, con sus comentarios.  

O sea que faltan días, porque todavía no han cerrado ni cómo se repartirán las conselleries (de esto hablarán hoy) ni tampoco el papel del Consell per la República, es decir, del president Puigdemont, o si habrá una estrategia conjunta en Madrid. Un comentario final: el acuerdo no podrá cerrarse justo antes del 26 de mayo porque seguro que el acuerdo con Junts pedirá retocar el acuerdo con la CUP, y esto a Esquerra le llevará unos días, pocos o muchos. Y hace falta el acuerdo de la CUP, al menos en forma de abstención, para investir a Aragonès. Creo que nadie sabe cuándo se cerrará el acuerdo, pero seguro que faltan más de quince días. Jordi Sànchez es un negociador tenaz, meticuloso, difícil, que sabe crear tiempos, espacios, y no soltará tan fácilmente la posición de fortaleza que significa negociar con una Esquerra que ve muy cerca la posibilidad, largamente esperada, de volver a investir president a uno de los suyos, por primera vez desde Tarradellas en el exilio, hace casi 70 años.

Nuestro reconocimiento para los que trabajan en primera línea del covid-19, un recuerdo para los que sufren, para los presos políticos, para los exiliados, y que tengamos un buen día.

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