El análisis de Antoni Bassas: 'La jugada del catalán y los presupuestos'

No solo Netflix no tiene en cuenta el catalán, sino que otras plataformas como HBO o Amazon también lo ignoran. En Disney ha habido mejoras discretas. La peor es HBO, donde solo un 0,1% de los contenidos se pueden consumir en catalán. Filmin, en cambio, es con diferencia la que tiene más obras disponibles en catalán: casi un 19% del catálogo

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El gobierno español ha frenado y, de momento, no aprueba la ley del audiovisual de la que les hablábamos ayer, una ley que haría que el catalán pudiera quedar legalmente fuera de los contenidos de las plataformas digitales de televisión. Hoy habla de ello Àlex Gutiérrez. Recuerden: por directiva europea, el 30% de los contenidos de las plataformas tienen que ser de producción europea, y después cada estado legisla su distribución. El gobierno de Pedro Sánchez pretendía que de este 30% la mitad fuera en castellano o en otras lenguas del Estado. “O” en otras lenguas, no “y” en otras lenguas. O sea que la ley no tenía en cuenta ni el catalán, ni el gallego ni el vasco. Ahora representa que el gobierno español ha comprobado que la lengua catalana es una línea roja (como decimos hoy en nuestro editorial). Total, que ayer la vicepresidenta Nadia Calviño dijo que “el gobierno central está absolutamente comprometido con la protección de las lenguas cooficiales”. La Moncloa frena porque le va en ello los presupuestos del Estado que ha empezado a negociar, especialmente con Esquerra, socio preferente, y porque alguien se ha dado cuenta de que no puede clavar esta bofetada cuando acaba de inaugurar la temporada del diálogo con el gobierno de la Generalitat. ¿Recuerdan que ayer nos preguntamos cómo podía hacer la Moncloa una ley tan monolingüe, teniendo a un ministro de Cultura como Miquel Iceta y desatendiendo el artículo 3 de la Constitución? Pues ayer el ministro Iceta, en Barcelona, se apresuró a calmar los ánimos diciendo: “Tendremos una ley audiovisual respetuosa con las competencias de las comunidades y con el artículo 3 de la Constitución, que asegura la protección de las lenguas españolas que no son el castellano”. A ver cómo acaba, porque si el final es feliz no se explicaría que el gobierno español hubiera sido tan enredador. Que no sea que todo esto no sea más que una jugada para que se vea que escuchan a Catalunya y ayudar a Esquerra (y quizás a Junts) a aprobarle los presupuestos.

En todo caso, y para que vean de qué estamos hablando, no solo Netflix no tiene en cuenta el catalán sino que otras plataformas como HBO o Amazon también lo ignoran. El porcentaje de contenidos en catalán oscilaba entre el 0,1% y el 1,3% del catálogo de las plataformas. En Disney ha habido mejoras discretas, pero el catalán sigue siendo más que residual en las plataformas de streaming. La peor es HBO: solo un 0,1% de sus contenidos se pueden consumir en catalán. En cambio, Filmin, de matriz catalana, es con diferencia la que tiene más obras disponibles en catalán: casi un 19% de su catálogo.

La presencia del catalán en las plataformas es importante. Pero ya saben que la batalla por la lengua se disputa en todos los frentes. Y en este sentido les recomiendo este artículo del educador Jaume Funes, titulado “Para ser joven no hace falta el catalán”, donde dice que, de acuerdo con su observación, la complejidad ha aumentado. Ahora, para muchos grupos de adolescentes y jóvenes el catalán ha dejado de ser una lengua amable, ya no está entre los componentes que conforman la manera de ser y convivir. No facilita un hipotético futuro mejor, no define una manera de ser joven atractiva, no garantiza la posibilidad de formar parte de la sociedad (o define sociedades que les son ajenas). A menudo no es más que un idioma académico que hay que saber (y saben) para aprobar. 

Es una visión nada complaciente, probablemente más verdad en la gran área de Barcelona que en la mayoría de comarcas del país, pero no por eso menos preocupante. Pero, como les decía, hay que trabajar en todos los frentes. Sebastià Alzamora lo tiene muy claro, hoy: “Despreciar una lengua y sus hablantes, o irles en contra, es exactamente igual de grave que despreciar a las personas por su color de piel, raza o religión. Dar por hecho que un hablante de catalán se tiene que conformar con no poder acceder a los contenidos de las plataformas digitales en su lengua, o a acceder a ellos de una manera marginal y por la puerta trasera, es equivalente a decirle a alguien que no puede cenar en un restaurante o entrar dentro de un local porque es negro. Igual de grave e igual de inaceptable”.

Un recuerdo para los exiliados y para los represaliados. Y que tengamos un buen día.

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