Los campesinos catalanes volverán a cortar carreteras: "No queremos vivir de migajas y caridad"

Revolta Pagesa convoca para el lunes 10 de febrero nuevas movilizaciones al considerar que la Generalitat no ha cumplido las promesas acordadas hace un año

Los campesinos plantaron un pino en medio de la calzada de la AP-7 en Pontós.
04/02/2025
6 min
Regala este articulo

GeronaDurante febrero del 2024, hace un año, miles de agricultores y ganaderos de toda Catalunya salieron en masa a las carreteras para protestar y reclamar mejoras inmediatas para el sector. Dejaron por unos días el trabajo de los cultivos y el ganado para desplegar cientos de tractores, barricadas y campamentos que bloquearon distintos puntos de conexión del país, como la autopista AP-7 a la altura de Pontós, cerca de Figueres, donde cortaron el tráfico durante más de 24 horas, organizando barbacoas, arroces y conciertos. Incluso llegaron a la capital catalana, en una jornada histórica que acabó frente al Palau de la Generalitat. De estas movilizaciones, convocadas en un primer momento de forma casi espontánea, reuniendo a trabajadores del campo a través de grupos de WhatsApp, surgió el movimiento Revolta Pagesa, que se encargó de la gestión de las asambleas durante los cortes y las reuniones con la Generalidad. En septiembre Revolta Pagesa se constituyó como Gremio de la Pagesia Catalana, consolidándose así como un nuevo interlocutor del sector, que se suma a Unió de Pagesos, hasta la fecha el sindicato mayoritario, que también estuvo presente en las manifestaciones.

Ahora bien, pese a las promesas ya los acuerdos pactados con el gobierno catalán, un año después los ánimos de los campesinos siguen muy encendidos: consideran que los compromisos acordados con el anterior conseller, David Mascort, no se han cumplido en los primeros meses de mandato de Salvador Illa. Por eso anuncian nuevas movilizaciones inminentes e igual de masivas que la última vez. Desde hace días los agremiados de Revolta Pagesa han empezado a caldear el ambiente intercambiando o girando al revés los carteles de entrada y salida de varios municipios de Cataluña, como Cassà de la Selva, Ripoll y Sant Dalmai. Las primeras manifestaciones se prevé que se inicien este mismo jueves 6 de febrero, con alguna concentración de tractores en el centro de Girona, seguidas de diversas acciones durante el fin de semana, ya partir del lunes 10 empezarán los cortes más contundentes en las carreteras.

El cartel de Vallbona de les Monges, del revés.
San Esteban de Guialbes (Pla de l'Estany), con un rótulo de la Roca del Vallès.

"Estamos igual o peor que hace un año, no notamos diferencia y no vemos buena voluntad en el nuevo gobierno, empezamos a sospechar que el eslogan del PSC "Hechos y no palabras" es justo lo contrario", critica Jordi Ginabreda, portavoz de Revuelta Payesa en las comarcas gerundenses. Y continúa: "Nos hemos constituido como gremio tal y como nos pedían, hemos participado en reuniones periódicas y tablas sectoriales, pero sólo hemos conseguido palabras y más palabras, así que nos hemos cargado de razones para salir de nuevo". El nuevo gremio del campesinado catalán ha elaborado un decálogo de 19 medidas para mejorar las condiciones del sector, y su intención es no levantar los cortes hasta que los manifestantes estén "suficientemente contentos" con la contrapropuesta del departamento de Agricultura, Ganadería y Pesca.

El recuerdo del corte del año pasado: "Plos de punta y lagrimita"

Son muchos los campesinos con nombres y apellidos que, cansados ​​de las dificultades para salir adelante día a día, hace un año decidieron movilizarse y siguen con muchas ganas de volver a sentirse con fuerza. Uno de ellos es Simó Coll, que lleva el negocio familiar de viñedo y rebaños de corderos en Pau, en el Alt Empordà. En febrero del 2024 estuvo en Pontós, Medinyà y Barcelona y guarda un gran recuerdo: "Viví con mucha emoción, pelos de punta y lagrimita, porque parecía que de una vez por todas el sector iba a la par y teníamos mucha fuerza", recuerda. Ahora, aunque la ilusión de ese momento todavía no se ha concretado en ninguna mejora sustancial, lejos de decaer, reconoce que tiene aún más energía para manifestarse: "Vemos que el cambio de gobierno y los 100 días de gracia les han servido de excusa para no hacer nada, pero eso justamente nos da fuerza para unirnos y salir adelante, porque no queremos vivir de migajas y caridad", defiende.

Simó Coll con otros dos compañeros en las manifestaciones de los campesinos en Barcelona.

"Toda la sociedad debería ser consciente de la gravedad de la situación"

Otra campesina muy movilizada es Alba Falgàs, que tiene una parada de fruta y verdura ecológica en la rotonda de Viladamat. El negocio le va bien, porque hace venta directa, pero por solidaridad con el resto de compañeros que "luchan por sobrevivir" no quiere perderse ninguna movilización: "Yo soy de las que el año pasado en Pontós no querían levantar los cortes porque no aceptaba lo que nos prometía el Gobierno", defiende. Y añade: "Yo trabajo mucho en Francia y las ayudas que tenemos en Catalunya y España son ridículas en comparación con las suyas, y sin embargo ellos también se quejan", sentencia indignada. Falgàs valora muy positivamente el gremio constituido a partir de Revolta Pagesa, pero lamenta que el apoyo al campesinado debería ser mucho más multitudinario: "Hemos hecho un clan, un grupo con mucha unión, pero nos gustaría que se acogiera a las nuestras demandas al resto de la sociedad, no sólo al gremio, porque que todo el mundo debería ser consciente de la gravedad de la situación", concluye.

Alba Falgàs, en el corte de Pontós con el primo de su padre, en febrero de 2024.

Regular los productos de importación

Los 19 puntos que reclama Revolta Pagesa giran sobre los mismos problemas y agravios que les llevaron a cortar carreteras hace un año. En primer lugar, los agricultores y ganaderos catalanes piden una regulación mucho más estricta de los productos de importación, producidos en condiciones económicas más favorables, sin tantos controles, que según denuncian representan una competencia desleal. Por eso exigen a la Generalitat, y también al gobierno de Madrid ya la Unión Europea, que la fruta, la verdura y la carne extranjeras que no cumplen los mismos estándares de calidad que los productores locales no pueda entrar en el mercado con tanta facilidad : "No vale engañar a la ciudadanía colgándonos la medalla que somos la región mundial que mejor trabajamos, con menos fitosanitarios y más controles alimentarios, y entonces, para favorecer costes y políticas de consumo globalizado, importamos productos que no siguen estas normativas", argumenta Ginabreda.

La rueda infinita de la burocracia

El otro gran caballo de batalla de los campesinos catalanes es la enorme cantidad de papeles y burocracia que deben llenar para sacar adelante los negocios, pidiendo decenas de permisos y formularios por cada trámite o ayuda, que les resta muchas horas para trabajar en campo. "Han creado una pelota tan grande que no saben cómo desmontarla, es criminal, pedimos que, al menos, después de realizar un trámite, cuando obtenemos el visto bueno, podamos empezar a trabajar con lo que hemos conseguido y no haya que esperar a acabar todo el proceso para ponernos con el trabajo", concluye el portavoz gerundense de Revolta Pagesa.

Más seguridad

Y, finalmente, el otro gran bloque de medidas del gremio agricultor catalán responde a la "seguridad": piden más vigilancia para acabar con los robos en el campo, más ayudas para compensar los perjuicios derivados de las restricciones por la sequía y más control por disminuir los ataques de fauna salvaje o cinegética como los jabalíes, los corzos y el lobo. Así lo sintetiza Jordi Ginabreda: "Necesitamos una administración que sea próxima. El nuevo gobierno nos dice que sólo debemos hablar con nuestro consejero, pero también necesitamos coordinarnos con Medio Ambiente, con la Agencia Catalana del Agua, con Salud y con Interior, y que todas estas conselleries también se coordinen entre sí", resume.

De momento Unió de Pagesos, que justo este fin de semana celebra su XIV congreso nacional, todavía no ha decidido si se suma oficialmente a la convocatoria del lunes 10, si bien de entrada comparte el diagnóstico de las problemáticas y se muestra favorable a cualquier acción en favor del campesinado. El departamento, por su parte, con el nuevo conseller Òscar Ordeig al frente, tampoco quiere realizar valoraciones hasta que no se sucedan las protestas. Quien sí se ha pronunciado es la Asociación de Transportistas de Girona, que representa a unas 400 empresas: aunque da apoyo a las reivindicaciones campesinas, lamenta que afecten siempre al tráfico en las carreteras y hace responsable a la administración de las pérdidas (entre 300 y 700 euros por vehículo al día, según detallan) que las movilizaciones puedan ocasionarles.

stats